Dos mundos paralelos

Mariano Rajoy y Artur Mas en un encuentro en La Moncloa

Ocho meses de campaña electoral para dirimir en las urnas si hay una mayoría soberanista en el Parlament de Catalunya comportarán abrir la puerta a las lógicas divisiones entre los ocho partidos que las encuestas colocan en la nueva cámara. El debate será largo, repetitivo y cansino. Se van a solapar, además, las campañas de las municipales que por ser las primeras que medirán la importancia de fuerzas como Podemos y sus aliados circunstanciales en algunos ayuntamientos catalanes. Tendremos otra campaña que sobrevolará todas las demás en la que Rajoy tendrá que demostrar si la bonanza económica que exhibe con un triunfalismo desacomplejado es percibida de igual manera por la mayoría de españoles.

Dos mundos paralelos circulan por el imaginario colectivo de los catalanes. Por una parte, tenemos el discurso oficial que ahora se centra en aquella idea que puso en marcha el conseller Mascarell, cuando militaba en el socialismo y las exponía en las páginas de este diario, de construir estructuras de Estado. Y en esto estamos. En sus fantasiosas ruedas de prensa el conseller Homs habla de ellas pero sin concretar gran cosa. El president Mas insiste en en lo mismo mientras el conseller Mas-Colell solicita 9.460 millones al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) para cubrir gastos como si fuera un préstamo del Banco Central Europeo o del FMI. El Govern Mas ha presentado también un Plan Económico-Financiero al ministro Montoro que no incluye 2.183 millones de euros que el Estado debería a la Generalitat de Catalunya. Es una partida que está pendiente de negociación.

Se dedicarán asignaciones importantes para la creación de la agencia tributaria catalana, para la política exterior y para la preparación de nuevas estructuras de Estado. No se sabe muy bien de dónde saldrá el dinero. El president Mas dijo ayer en sede parlamentaria que «el actual Govern de transición nacional es el más potente de la historia de Catalunya». Habría que precisar que es el primero y único, hasta donde alcanza mi memoria.

Al lado de este mundo de política de gestos hay otra realidad paralela que se refleja en el paro, en que se dote la mitad de presupuesto que en el 2014 para la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual. La parte de la dotación de las becas Erasmus que correspondería a la Generalitat es la más baja de todas las comunidades autónomas. Las inversiones extranjeras descendieron un 45% en los primeros seis meses del año pasado. Es cierto que hay síntomas de recuperación económica pero también es una realidad que las cuestiones sociales son engullidas por el gran tema nacional. Que nadie se sorprenda si al abrirse las sucesivas urnas este año va saliendo esta otra realidad. Las relaciones con España no pueden seguir igual. Pero no se arreglarán si nos dejamos arrastrar por las fantasías de políticos voluntaristas.

Publicado en La Vanguardia el 22 de enero de 2015

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