La sacudida en las elecciones del 24 de mayo se va aposentando con negociaciones, promesas y pactos en un escenario en el que las mayorías han sido prácticamente barridas en los principales enclaves de los territorios hispánicos. Pactar es ceder aquí y recuperar allá, perder y ganar, saber encontrar el equilibrio político, social y económico que permita gobernar sin perjudicar a las minorías que cualquier sistema libre debe proteger.
No me apunto al deporte de descalificar a quien piensa de otra manera o al de negar la evidencia de una mayoría de votos aunque sean muy escasos. Las teorías sobre si tiene que gobernar la lista más votada o el cómputo de las fuerzas que sumen una mayoría son muy discutibles pero igualmente legítimas. El repertorio de las conveniencias y trapicheos de partidos y políticos que se están zurciendo estos días es inagotable. El caso es que en todos los municipios y comunidades autónomas deberá haber un gobierno en las próximas semanas. Susana Díaz en Andalucía no puede permanecer en la interinidad mucho más tiempo.
Los pactos más emblemáticos y de mayor calado político se están elaborando en los ayuntamientos de Barcelona y Madrid. Ada Colau y Manuela Carmena tienen trayectorias muy diversas. Pero las dos proponen un cambio radical en los municipios de las dos principales capitales. El inconveniente que sabrán superar es que no disponen de mayoría absoluta. Colau necesita varios apoyos para ser proclamada alcaldesa. Ha obtenido 11 concejales y necesita 21. No se sabe el precio que pondrán sus futuros socios. Manuela Carmena está a un solo concejal de la inefable Esperanza Aguirre.
La alcaldable madrileña es señora que parece estar de vuelta de muchas cosas y con desplazar al Partido Popular de la alcaldía ya tendría suficiente. A ver qué pasa. Ada Colau es un perfil más combativo, sindical, ideológico, radical. El mundo jurídico está inquieto por las declaraciones que soltó el lunes diciendo: «Desobecederemos las leyes que nos parezcan injustas». Y lo dice con la fuerza de los once concejales de su formación, que ha cosechado un éxito inesperado y meritorio.
Siempre volvemos a Antígona, que diría Steiner, siempre se está a punto de invocar las leyes no escritas de los dioses, esos absolutos reales o imaginarios que no pueden ser violados bajo ningún precio y que sólo pueden ignorarse cuando se trata de cuestiones de extrema gravedad.
Una cosa es ventilar la tupida red de leyes que acaban por ser un obstáculo por sí mismas y otra cosa es sustraer al control de la ley cuestiones que puedan perjudicar la existencia o la vida ordinaria de las personas. Un viejo profesor de Derecho Romano decía en la facultad que la ley es la forma más idónea para proteger al más frágil.
Claudio Magris, desde su Trieste vetusto, afirma que siempre habrá quien diga que la política no se hace con la moral o con moralismos. Es verdad, pero tampoco se hace con la inmoralidad. Cuanto se pueda decir de las intenciones de Ada Colau respecto a las leyes que le parezcan injustas puede atribuirse a los políticos de los partidos que han hecho de su capa un sayo y han convertido una profesión de servicio en un espacio de corrupción sistematizada, estructural, indecente y vergonzosa.
No le voy a discutir a Ada Colau la legitimidad para ser alcaldesa de Barcelona. Ni tampoco voy a desautorizarla antes de que sea proclamada y adopte sus primeras decisiones de calado. Pero es aconsejable que sea consciente de que la política es el arte del compromiso, mucho más cuando su formación representa sólo una cuarta parte del Consistorio barcelonés.
Es hora de responsabilidades en unos tiempos en los que la complejidad de la vida pública puede llevar a cometer errores irreparables.
La victoria de Colau representa también que hay más de un eje en la política catalana. A quienes hemos hecho siempre la distinción entre el eje nacional y el eje social se nos ha echado en cara el no entender las pulsiones independentistas que laten en la sociedad catalana. Es evidente que las hay y son importantes. Pero no son las únicas. Es probable que Artur Mas tenga que irse porque la fuerza de las desigualdades sociales sea más poderosa que el soberanismo.
No quiero provocar a nadie. Pero voy a traer a colación un pasaje de Jaume Vicens Vives en su Notícia de Catalunya. Cada tiempo comporta sus exigencias y sus reglas políticas y sociales. «Pero sí hay que meditar sobre la vertiente pactista de nuestra mentalidad, que en esencia no es otra cosa que huir de cualquier abstracción, ir a la realidad de la vida humana y establecer la más estrecha responsabilidad colectiva e individual en el trato de la cosa pública».
Una de las variantes introducidas por la Revolución Gloriosa en Inglaterra (1688) fue precisamente la de huir de lo abstracto y simbólico para ceñirse a la realidad más próxima e inquietante.
Publicado en La Vanguardia el 3 de junio de 2015
Antich se va de La Vanguardia. No lo leí al hermano si. Una redacción de un periodico tiene pinta de un sitio con puñaladas por todos lados. Supongo que el que puede manda los artículos por Internet.
Sr. Foix: Me vale la respuesta que nos hace Rosamaría…el día de hoy a las 12:57. Por su lógica, su sentido común y su realismo.
Asi también me vale la respuesta de BartoloméC, hoy a las 12:35, que hace a dogbert.
No tengo nada más que decir,… excepto recordar a la persona que dice:
» Si Ministro «…que ésta si que sigue y seguirá en su puesto…
…al buen entendedor…
Gracies Albert !!…
el teu particular…» a buen entendedor «…esdevindrà «lema» d’aquest blog….
¡ No hi ha de que, Rosamaría !…com pots suposar… dic…» al buen entendedor…ó el bon entenedor » …perque penso que es la persona que pot sobreentendre… psicologicament… el missatge…
És just atorgar-li els 100 dies de rigor com a marge per saber cap a on va….però la veig inmadura, o massa hiperventilada ( com diu en dogbert)….una cosa es ser activista en la lluita contra una injustica en particular…i l’ altra molt diferent , és gobernar una ciutat com Barcelona.
Nos tenemos que acostumbrar, el Sr. Foix tambien, a nuevos exotismos incluso a la hora de gobernar.
Una ciudad mestiza que acoge con generosidad a todo el mundo merece una alcaldesa como Ada Colau, que en la antesala de ser proclamada alcaldesa y megafono en mano secunda una huelga a pie de encierro y que nos anuncia que si una ley no la ve clara pues que no la cumplira. Bien, no todo lo legal es justo.
No cunda el panico, aun tiene que empezar lo nuevo. Nuevos exotismos en el cap i casal, no les apasiona?
Creo que antes de incumplir una ley en un estado democrático existe la posibilidad de derogarla y hacer una ley nueva Dogbert…la ley es una norma dictada por una autoridad pública que a todos ordena, prohíbe o permite, y a la cual todos debemos obediencia…
El problema de incumplir las leyes es quien lo hace, la fuerza que tiene detrás, al final la coacción es más fuerte que la ley. Putin y Obama pueden incumplir cosas que no puede incumplir Cola o Mas. Leí la entrevista a Cola y ella ha de saber que en ese diario tampoco la quieren, se podían sacar muchos titulares y sacaron una de las frases que le perjudican más.
Estoy de acuerdo, en un sistema democrático las leyes se cambian en el Parlamento. Si el criterio es no cumplir leyes según el punto de vista de un partido o de una parte de la población sin un proceso consensuado, ocurre lo que tanto hemos criticado a las mayorías absolutas. De este modo, de facto justificaríamos que los criterios de parte se conviertan en imposiciones, excepto que se voten y obtengan una mayoría cualificada. Es peligroso erigirse en referencia moral o ética… ¿Qué humano es infalible y justo? Podemos aspirar a mejorar y a ser mejores, y eso es mucho ya. Suerte a los nuevos políticos por nuestro bien, pero que tengan humildad y «seny».
«Desobedeceré cualquier ley que considere injusta».
Perque Catalunya hauria d’acatar la Constitució i les Lleis españoles…?? el nostre Parlament perque no hauria de dir el mateix ??….i actuar en conseqüència ??…..si una Alcaldessa ho pot fer….i es queda tan ample…..
Sr.Foix: la realidad es lo que hay que afrontar y además de forma urgente, hay que elaborar planes de actuación de futuro y establecer pactos para que estos planes no sean papel mojado…
El problema más importante que hay en la política es que el hecho de que uno sean malos no convierte a los otros en buenos y hay que elegir. Vivir en sociedad es el mal menor pero no deja de ser un mal, pero fuera no hay nada, así que mucha tranquilidad y paciencia.
https://www.youtube.com/watch?v=7dScTHYK5PY