El Barça de Luis Enrique marcha como un reloj que actúa también como cronómetro. Los días de partido se pone en marcha la sincronización para ganar y luego continúa el recuento monótono de las horas y los días. Otros entrenadores metían el miedo en el cuerpo antes de cada partido. Era una táctica que dio grandes resultados.
Luis Enrique, astur, tiene el aire de los que luchan desde las montañas, a lo don Pelayo, con aquella idea popularizada desde las cuevas de Covadonga, de que Asturias es España y lo demás es tierra conquistada. Es el montañero que sabe que las montañas, las de los Picos de Europa, hay que subirlas una a una. Ciertamente, sería irresponsable proclamarse campeones de nada en noviembre. Los títulos llegan con el buen tiempo.
Pero sin las lluvias otoñales y de invierno las cosechas son inciertas. El realismo impera en el Barça de la probable mejor delantera de su historia, con Neymar, Messi y Suárez marcando machaconamente goles con una rutina que marea a Florentino, Ronaldo, Benítez y a todos los campos hispánicos. Pero es muy pronto para proclamar nada.
Estos instantes de felicidad se repiten asombrosamente en los últimos años. Pero no son eternos. La Junta Directiva decide no gastar ni un euro en el mercado de invierno. No sólo porque considera que puede llegar a final de temporada con títulos sino por razones presupuestarias. No hay suficientes euros y la abultada deuda hay que pagarla. Los auditores y la Agencia Tributaria no hacen vacaciones.
Turan y Vidal estarán disponibles en enero. Pero no son suficientes. La Junta debe actuar con más determinación y medios para resucitar el cadáver futbolístico del Barça B que está en puestos de volver a descender de categoría. Es cuestión de cuidar más y mejor un plantel que ha hecho del Barça un club que fabrica grandes estrellas. Bartomeu, piense en el futuro.
Publicado en Mundo Deportivo el primero de diciembre de 2015
Sr. Foix: Acostumbramos a conceder todo el mérito a los goleadores, pero muchas veces olvidamos que es el equipo entero, que tiene el mérito de hacer que la pelota vaya a los pies del goleador. Y que sin el apoyo del equipo el goleador no es nadie. De aqui la necesidad de cultivar la cantera.
BartoloméC, siempre tan perspicaz y tan claro, en pocas palabras ya lo dices todo.
Tú si que vales Albert…
Sr.Foix: cuando se olvida una cantera, que tan buenos resultados ha dado, es que lo que primará es la compra de jugadores foraneos, inflados de precio…y con las consiguientes comisiones…
Sobre la felicidad sólo le diré que siempre que uno se plantea si es feliz, es que no lo es…