La ficción lo invade todo. La realidad importa poco. Quizás sea mejor el relato literario o periodística que la tozudez de los hechos. La paradoja de la célebre proposición de Aristóteles de que la ficción es más verdadera que la historia no puede menospreciarse. El que domina el relato, el que lo transmite a las masas, el que escribe desde la victoria ideológica, política o militar, siempre es el que gana.Pero, cuidado, porque luego viene la historia y lo modifica todo.
Pero hay una victoria que es incuestionable y que los políticos de nuestros días la practican como lo han hecho todos sus antecesores hasta ahora. George Steiner advertía que “son las historias de Shakespeare las que en buena medida determinan el sentido de Gran Bretaña y la interpretación de su propio pasado. No hay historia formal que iguale la veracidad de Guerra y Paz de Tolstoi”.
Un buen relato puede ahogar una historia real. Siempre ha sido así. Pero hay que tener en cuenta que, finalmente, la ficción es revisada, cambiada, y surgen los hechos con una fuerza irresistible.
Los grandes estadistas escriben libros de memorias en los que exhiben sus proezas y esconden sus miserias. Napoleón dejó escrito que no pasó nada en Bailén, la batalla que perdió en la guerra hispánica. Francesc Cambó escribió sus memorias desde Buenos Aires, poco antes de morir. Había muchos silencios y muchas ausencias. De lo que él no habló todavía escriben hoy los historiadores.
En los tres volúmenes de las memorias autorizadas de Jordi Pujol hay sonadas ausencias, nombres que no existen, que no han hecho nada. Todos sus silencios saldrán oportunamente en los libros de historia. La ficción o, lo que es lo mismo, silenciar la realidad no sale a cuento. El historiador siempre está presto a estudiar el personaje y su tiempo. Salen nuevas fuentes, documentos desconocidos y cambia el sentido de todo. La ficción sirve para el presente o para la interpretación inmediata de la realidad. Luego viene la historia y repasa los platos. Pone las cosas en su sitio. De cuanto ocurre en España y en Catalunya en estos tiempos se puede tener una idea aproximada.
Pero los entusiasmos o las críticas de nada sirven. Ya vendrán luego los hechos, la historia, que pondrá las cosas en su sitio. Saldrán personajes como Zapatero, Rajoy, Mas, Pujol, Felipe González y tantos otros que serán puestos en su sitio. Sólo se puede construir un relato de ficción si eres Shakespeare, Goethe, Pérez Galdós o Josep Pla. El resto es paisaje dibujado por aficionados.
La historia relata los hechos acontecidos, la predicción de los cuales es otra cosa más compleja.
Gracias a Dios, la historia, acaba poniendo las cosas y/o acontecimientos en el lugar que les corresponde.
Es evidente, que en los tiempos actuales, con tanta velocidad de información en todos los campos, se hace muy difícil tomar referencias sólidas donde apoyarse para llegar a predecir la dirección de los posibles futuros acontecimientos.
El retorno de los chamanes…http://articulosclaves.blogspot.com.es/2016/05/el-retorno-de-los-chamanesseleccion-de.html
Mi padre siempre me dijo que nunca me fiase de la historia puesto que esta siempre la escribe el vencedor.
Tenía toda la razón hoy en día no reconozco la grandeza histórica que se pregona, yo no la viví .
Sr.Foix: estamos en manos de guionistas,es más… yo diría que estamos en manos de muy malos guionistas…
Alguna Creu de St.Jordi devuelta,alguna estatua derruida, alguna calle con nombre cambiado… algun doctorado devuelto…pues si a veces el tiempo poner a cada uno en su sitio
La historia relata el resultado de las acciones y de la toma de decisiones que las provocaron. Lo que es más complejo es la explicación de las causas en detalle y si los datos disponibles permiten una explicación de los motivos que condujeron a ese resultados, y ya, más difícil, los engaños o manipulaciones del poder para conseguir que los pueblos sigan a sus líderes, de buen grado o obligados. Es cierto lo que dice el Sr. Foix, al final se llega a situar, en mayor o menor grado, a cada cual en su sitio. Pero los historiadores tiene ideología, y no siempre son lo objetivos que deberían ser.
Creo que es imposible explicar la realidad sin perspectiva y puede que incluso desde la distancia sea imposible explicarla. Para vivir en el ahora es preciso no buscar demasiados significados ni relatos a lo que sucede, cualquier intento de explicar muy bien lo que pasa ahora tiene que utilizar la ficción para llenar huecos. Los griegos llamaban catarsis a la capacidad de los relatos (tragedias) para emocionar de tal manera a la audiencia que resultaba influida por los mensajes ocultos en la trama.