Los riesgos de un estancamiento de la idea de Europa no se encuentran en las rivalidades de la globalización, sino que se están incubando peligrosamente en su interior. Aquel espacio de convivencia y de protección de minorías que se contiene en todos los pronunciamientos fundacionales desde la declaración Schuman, el 9 de mayo de 1950, se va transformando en una afirmación de las soberanías de los estados que levantan fronteras emocionales basadas en miedos personales y colectivos.
Unos cientos de miles de refugiados, inmigrantes económicos empujados por la miseria, perseguidos por sus creencias o por la etnia a la que pertenecen, están desbaratando el equilibrio interno europeo. El lunes dimitió el canciller federal austriaco, Werner Faymann, aduciendo los malos resultados de la socialdemocracia que él presidía y el avance del partido de extrema derecha que salió victorioso en la primera vuelta de las elecciones a la presidencia del país.
La crisis de los refugiados, dijo el canciller dimisionario, fue un factor clave de la subida del partido xenófobo y la pérdida de votos de los dos partidos de la centralidad política austriaca. El panorama se repite en toda Europa. En este sentido, es relevante la victoria del laborista Sadiq Khan, musulmán e hijo de un inmigrante pakistaní conductor de autobuses, como nuevo alcalde de Londres. “Me llamo Sadiq Khan y soy el nuevo alcalde de Londres”, dijo el jueves por la noche al conocerse los resultados. La ceremonia de su toma de posesión –los británicos son muy rápidos tras conocerse el veredicto de las urnas– tuvo lugar en una antigua iglesia anglicana al lado del Támesis.
Europa no puede vivir al margen de los más de cuarenta millones de musulmanes que residen en la Unión en calidad de ciudadanos o sin los papeles en regla. La integración total es improbable por no decir imposible. Pero la convivencia y la observancia de los derechos y deberes es imprescindible para que todos podamos vivir civilizadamente en sociedades cada vez más porosas desde el punto de vista humano y cultural.
La victoria de Khan se ha producido en plena campaña del referéndum del día 23 de junio sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. David Cameron ha cumplido con una promesa electoral y ha planteado la pregunta a sus conciudadanos en el plazo más breve posible. En su campaña a favor de la permanencia ha dicho que no vale la pena correr el riesgo de amenazar la paz y la estabilidad de Europa. Son palabras grandilocuentes que se suelen pronunciar en toda campaña electoral. Europa necesita al Reino Unido, pero son los británicos los que más necesitan de Europa. Se lo recordó Barack Obama en su reciente visita a Londres, lo proclama la City y lo piensan muchos ingleses que tienen presente el referéndum de 1975, en el que un 67,2 por ciento se proclamó a favor de seguir en aquella Europa dividida que vivía en la confrontación de la guerra fría. El Reino Unido no ha perdido identidad en sus más de cuarenta años en el seno de la Unión.
Europa es la patria de la memoria, de una perturbadora memoria, que debería hacer reflexionar a cuantos quieren desvirtuar las ideas de convivencia, progreso y paz social que hemos disfrutado hasta hace bien poco. Europa no ha llegado hasta aquí con la fuerza de ejércitos ni con la agitación de populismos y nacionalismos excluyentes. Lo ha hecho con la construcción de un Estado de bienestar y con el intento de integrar a cuantos han llegado formando un conjunto humano de más de 500 millones de personas.
En su último libro, Orden mundial, Henry Kissinger formula dos preguntas interesantes: ¿cuánta unidad necesita Europa, y cuánta diversidad puede soportar? Pero, a la larga, es probable que la pregunta inversa sea incluso más fundamental: dada su historia, ¿cuánta diversidad debe preservar Europa para alcanzar una unidad significativa? En otras palabras, ¿hasta dónde y cuándo estamos dispuestos a ceder sin perder la identidad? La experiencia demuestra que se puede entregar casi todo sin renunciar a lo fundamental.
Debatiendo sobre nuestras diferencias hemos olvidado que hay 90.000 jóvenes menores de dieciocho años que el año pasado llegaron a Europa desde zonas de guerras y persecuciones que malviven en campos escuálidos de Italia y Grecia y también en el caos inhumano de Calais. Diez mil niños abandonados, extraeuropeos, se han perdido en Europa en los dos últimos años. ¿Dónde están?
El papa Francisco decía al recibir el premio Carlomagno: “Sueño una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía”. El futuro de Europa no se va a librar en el campo de la intransigencia, sino en el del respeto al otro.
Publicado en La Vanguardia el 11 de mayo de 2016
Sr. Foix: Sus artículos siempre nos hacen meditar, porque los temas están expuestos y relatados con lógica, realidad y clarividencia.
Pienso que las cosas y todo el sufrimiento de la humanidad no se entienden y se arreglan hasta que se viven y padecen en carne propia.
Por ejemplo: la generación que vivió y padeció los estragos, los sufrimientos, el dolor, el hambre y las muertes debido a la 2ª guerra mundial…es la que después…ideo y creo la pasada convivencia social y humana de estos últimos 60 años.
Pero en cambio, y es solo mi opinión, la siguiente generación y incluso la 3º generación que ha vivido en la sociedad del bienestar, sobretod esta última generación, no sabe interpretar la solución y aparentemente, no quiere sacrificarse ó perder ó renunciar a privilegios que le hacen enriquecerse millonariamente en euros.
En resumen y a mi parecer estamos empantanados y en un cul de sac sin solución aparente debido a que la generación actual de políticos que pretenden gobernarnos vive comodamente y no ha vivido aun en sus carnes y en su vida la que se avecina.
No ven necesario… el ceder algo a cambio de algo para hallar la solución que satisfaga a todos y para todos.
Solo expreso mi opinión y no quiere decir que tenga la razón.
LES ARRELS D’EUROPA
ARTORELL BARBERAJOAN M 09/05/2016
CCO: Riera josepmaria, la vanguardia cartescat, Nuria caretes, CARTES@ARA.CAT
Les arrels D’Europa
El 29 d’abril va ser Santa Catalina de Siena, patrona D’Europa, una noia de Siena , tant experta comnicadora que va lograr el retorn dels Papes, des d’Avignó a Roma.Roma, el Vaticà, la pàtria del món. Catalina arrel D’Europa.
Sant Benet, patró també d’Europa, civilitzador D’Europa, salvador de la cultura que ens ve de Grècia i de Roma. Benet, arrel d’Europa.
De Gasperi, Adenauer, Shuman, fundadors de l’Unió Europea, catòlics practicants… arrels D’Europa.
Europa té aquestes arrels.
JOAN MARTORELL I BARBERÀ
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El Sr. Foix escribe que la integracion total (de los inmigrantes) es casi imposible. Estoy de acuerdo, como lo va a ser si hasta una gran parte de los ciudadanos europeos de estados que forman la UE tampoco estan integrados al ideal de una Europa inclusiva, compasiva, acogedora y justa?.
Les pedimos lo que nosotros no damos y la verguenza de la xenofobia se reinstala. No me gusta.
Sr.Foix: por desgracia tenemos mucha memoria para lo que nos interesa y muy poca para aquello que no nos interesa lo más mínimo…
BartoloméC, en pocas palabras, pero bien aplicadas, expresas la realidad humana y de paso la de Europa y del mundo… del comportamiento de la sociedad humana de todos los tiempos.