No sé si es la persona con más poder de decisión en el ámbito de comunicaciones en la sede neoyorquina de la ONU. Lo que sí puedo revelar es que Cristina Gallach es una de las periodistas más y mejor enteradas sobre los hilos de la información que mueven el poder en el mundo. Estuvo en Barcelona y habló ante un auditorio de varios centenares de personas convocadas por la Societat Econòmica Barcelonesa d’Amics del País. El título de “Una ONU para el siglo XXI” fue el pretexto para dibujar los grandes retos, incomprensibles e inesperados, que traducen las seguridades en miedos y las certezas en dudas.
Cristina Gallach es posiblemente la catalana que tiene más elaborado en su cabeza el relato cambiante de la situación en el mundo que se observa desde la Secretaría General de Información de la ONU. Es una periodista que maneja información y conoce a los que la generan. No habla de oídas. Y lo viene haciendo en los últimos treinta años como periodista de calle, de agencia, corresponsal, jefa de gabinete y persona de la máxima confianza de Javier Solana en los años en que el exministro de Asuntos Exteriores era secretario general de la OTAN y más tarde encargado de la política exterior de la Unión Europea, un cargo que lo llenó mucho más por su personalidad y trabajo que por el contenido que se le asignó.
Una característica de Cristina Gallach es el optimismo que respira. Habla seis idiomas, ha trabajado largas temporadas en Moscú, Nueva York y Bruselas y ahora tiene a más de seiscientas personas que trabajan a sus órdenes en muchas dependencias de la ONU repartidas por el ancho mundo.
La he conocido siempre como periodista pegada al terreno y a la geopolítica, trotando por los Balcanes, por las cumbres más diversas, con informes sobre lo que ocurre en una república asiática o en África.
Analiza tendencias, cambios y contrastes en el progreso socioeconómico en el mundo. En los últimos quince años la pobreza se ha reducido a la mitad pero hay más de 800 millones de personas que se acuestan con hambre. Se puede decir que la ONU ha muerto por sus éxitos, por los intereses contrapuestos de los 193 estados que la componen y por la existencia del veto de los más poderosos en el Consejo de Seguridad.
Pero a diferencia de la Sociedad de Naciones, que tuvo una vida breve y lánguida en el periodo de entreguerras, la ONU ha cumplido ya 70 años intentando amortiguar el sufrimiento de millones de personas. Gallach habla de reducir las desigualdades dentro y entre los países, de la urgencia del cambio climático, de la igualdad de género, del odio, de los refugiados y de la defensa de los derechos humanos universales.
Esta catalana de Sant Quirze de Besora va a hacer muchas cosas porque tiene gran confianza en las personas.
Publicado en La Vanguardia el 16 de junio de 2016
Sr. Foix, pienso que hacen falta personas como Cristina Gallach, que como ella, vivan y trabajen para mejorar y hacer desaparecer… las desigualdades, el desamparo y el hambre en nuestro mundo.
Pues en realidad son verdaderas armas de destrucción masiva, provocada por los grandes codiciosos, corruptores, corruptos y tolerantes y frescales panzacontentos,… para alcanzar y obtener el poder y la riqueza sin límites ni humanidad alguna. Incluso provocan guerras artificialmente, ect….
Sr.Foix: es imprescindible trabajar por eliminar la pobreza y las desigualdades en el mundo, a veces vemos con sorpresa como las ayudas que se recojen no llegan a su destino o llegan muy mermadas y tarde , tal y como sucedió en el terremoto de Haití…es preciso saber cuántos de los más de 800 millones de personas que se acuestan con hambre, siguen con vida al día siguiente…