Las guerras del futuro pasarán necesariamente por Internet. Serán conflictos de datos, de informaciones, de opiniones, de verdades y de mentiras. Julian Assange y Edward Snowden han puesto patas al aire la seguridad de la gran potencia norteamericana. Los dos han filtrado cientos de miles de documentos secretos del ejército y la diplomacia de Estados Unidos. Han puesto a la CIA al descubierto.
Julian Assange lleva cinco años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres y Edward Snowden huyó a Hong Kong en 2013 y después parece que fue acogido por la Rusia de Putin. Assange era requerido por la justicia sueca por haber violado supuestamente a dos jóvenes. Hoy, las autoridades suecas en cerrado parcialmente el caso con lo que la situación de Assange es menos incierta judicialmente.
Pero la cuestión de fondo es la vulnerabilidad que Internet ha sometido a los estados, los gobiernos y las personas. Ha penetrado hasta los más recónditos espacios de la privacidad. Ha facilitado tanta información que todos estamos expuestos a que nuestra intimidad pueda ser expuesta por la nube digital que todo lo almacena. Bill Clinton decía a finales del siglo pasado que la aportación más importante de Estados Unidos a la ciencia había sido Internet.
No es cuestionable el avance que ha supuesto Internet para la socialización del conocimiento y las comunicaciones. Ha sido un fenómeno que ha irrumpido en la sociedad sin garantías jurídicas de ningún tipo. El ensayista americano Timothy Snyder cuenta en su breve libro Sobre la Tiranía que tengamos presente que una parte de lo que circula por Internet es para perjudicarnos. Sabemos más de todo pero también todos saben más de cada uno. La fina línea entre lo público y lo privado ha desaparecido.
Estamos cazados por la información que voluntariamente hemos entregado a todo tipo de instituciones públicas y privadas. Lo saben todo y lo diseñan todo. También cómo debemos pensar y cómo debemos actuar ante determinadas corrientes de pensamiento o de políticas. Hay más libertad pero somos menos libres.
Tanto Assange como Snowden son bombas de relojería que andan sueltas. Wikileaks sólo ha divulgado un uno por ciento de la información militar y diplomática que ha conseguido arañar de los ordenadores del Pentágono y del Departamento de Estado. El mundo, paradójicamente, quedaría paralizado si se supiera todo lo que se ha hecho en nombre de la democracia americana. Si se supiera lo que han hecho las dictaduras de todo pelaje se nos helaría el aliento.
Internet facilita información pero también da curso a mentiras y agravios anónimos. Somos víctimas de los avances tecnológicos que, por otra parte, nos son imprescindibles. ¿Qué se puede hacer? Leer más, tener criterio propio y no caer en el pensamiento único de ninguna clase. Internet, con sus piratas y sus hackers, consigue alterar los resultados electorales de otro país. También puede ocurrir en cualquier sociedad democrática.La libertad siempre ha corrido muchos riesgos. Ahora también.
Sólo hay dos sustantivos que se usan sin artículo: «Dios» e «Internet»…
Sr.Foix: hay un factor que estamos olvidando, un factor simple pero imprescindible, que no es otro que la educación… hay que educar para fomentar el razonamiento no para adocenar ni para adoctrinar…
Bartolomé,siempre habia creido en la importancia de una buena educación pero empiezo a desanimarme cuando veo tanta gente que ha recibido una buenísima educación y son unos grandes sinvergüenzas….
la educación, la cultura y la inteligencia sin bondad no sirven de nada.
Sin duda Àfrica, pero yo me refiero a aquella educación que incluye la educación moral y ética…
Coincido con ambos,amigos!
Jo coincido con los tres.
Gracies Sr. Foix pel canvi de tamany de la lletra. No sé si és un error, però a mi, aquest tamany mes gran de lletra, em va de fàbula… !!!