Hoy hace un año que los británicos decidían abandonar la Unión Europea después de más de 40 años de haber formado parte del club que ha tenido como objetivo fundamental el borrar las huellas de la confrontación y del odio que han sembrado Europa durante siglos. El general De Gaulle les puso el veto cuando Harold Macmillan pidió entrar en 1960. El general pensaba que no eran europeos y tenía en cuenta además la desconsideración de que fue objeto durante su estancia en Londres para iniciar la resistencia francesa contra Hitler.
Los británicos no han sido socios cómodos ni tampoco generosos. Entraron en 1973 y confirmaron su ingreso en un referéndum en 1975. Se ha ido también por un referéndum ganado con un 51.9 por ciento de votos. El Brexit fue un hachazo político para Gran Bretaña y también para Europa.
Pero la vida sigue. David Cameron convocó dos referéndums. El de Escocia lo ganó y el de Europa lo perdió. Tenía mayoría absoluta y al conocerse los resultados anunció que dimitiría para el mes de octubre. En pocos días precipitó su decisión y fue sustituido por Theresa May. En un país de tradición parlamentaria y de democracia representativa los referéndums se desvían de las prácticas habituales.
May no estaba legitimada y convocó elecciones para el 8 de junio pensando que barrería a un partido laborista que estaba deprimido y envuelto en luchas internas sobre la personalidad de Jeremy Corbin. Pensó que se trataba de reforzar su mayoría. Y la perdió. Desde entonces la libra se ha hundido, Europa no ha caído en el juego de fragmentación que se esperaba, los partidos extremos han perdido las elecciones, Francia y Alemania han vuelto a hacer causa común europea y a estas alturas la mayoría de británicos piensan que se equivocaron con el Brexit. Corbyn, por cierto, es más popular hoy que May. Era impensable hace tres meses.
Desde Bruselas se insiste en que no todo está perdido y tienden la mano a Londres para que se lo piense de nuevo y se encuentren fórmulas para evitar la escisión total y definitiva. Pero ya es tarde. Los británicos siguen divididos, Europa puede rehacer el proyecto sin Gran Bretaña y las alianzas europeas siguen más robustas que antes del no del Reino Unido.
El populismo y el nacionalismo se ha instalado en el arco anglosajón. La victoria de Donald Trump en Estados Unidos rompe con la tradición aliancista norteamericana desde la última guerra mundial. Trump es una incógnita y May es un cadáver político que actúa como si estuviera viva. Se pasea por Europa pensando que todavía estamos en los tiempos victorianos y tiene que mendigar una cierta clemencia administrativa porque salir de la UE tiene unas complicaciones que los propagandistas del Brexit no supieron y no quisieron explicar.
El desenlace británico será tenso pero civilizado. Los intereses en juego son muchos y no son habituales tensiones conflictivas entre países democráticos. Pero el mundo entra en una nueva dimensión respecto a las relaciones entre Estados. Los que optan por poner a su país primero, sin tener en cuenta las ventajas de la interdependencia, pueden quedar fuera del gran “game”.
Gran Bretaña suplicó la entrada a Europa para dividir a Francia de Alemania. No lo consiguió. Así se cuenta en aquella célebre serie de Sí, ministro. Al comprobar que ellos no tenían la última palabra salió el nacionalismo rancio, el imperial, y consiguió abandonar Europa. Con la ayuda de periódicos y periodistas, de políticos mentirosos y conservadores euroescépticos.
Theresa May ha empezado a hacer cesiones respecto a los que querían un Brexit duro, ella la primera, y provocar una crisis en Bruselas. De momento, esto no ha ocurrido. Es más, la necesidad de una mayor cohesión europea ha crecido. La idea de Europa, aquella cierta idea de Europa de la que habla George Steiner, sigue viva. Con las dificultades que se quieran. Pero sigue muy
viva.
Sr.Foix: parece que el Brexit ha provocado una mayor unión europea…
No se puede volver al pasado en un mundo muy diferente al que fue. El gran reto de Europa, con su diversidad y riqueza cultural, es la desaparición del nacionalismo y la integración en un proyecto humano más allá de las emociones. Esto se aplica tanto a los Estados como a las naciones.
Por cierto una ventaja de las elecciones respecto de los referéndums es que en el primer caso si nos equivocamos se puede cambiar en las siguientes, en los referéndums no.
El sistema económico actual promueve al individuo y justifica la pobreza aunque no lo parezca. Si no te vales por ti mismo, tienes un problema. Un ejemplo es la sanidad de los EEUU, que además es la más cara del mundo; claro que allí un médico gana mucho más que en España, y los seguros hacen su agosto.
la ventaja de los referéndums sobre las elecciones, es que se pueden convocar cada dia, si fuera necesario, las elecciones , no.
Los referéndums son el mejor y mas ágil instrumento para saber lo que piensa la mayoría de la población sobre temas concretos y permiten legislar con mucha mas agilidad y eficacia, puesto que la voz es la del pueblo, no la de los partidos políticos sujetos a ideologías de partido.
Gran ejemplo: Suiza.
Sr. Foix, es veu que els que han promogut el Brexit, no han patit mai els bombardejos i els desastres de la 2ª guerra mundial, que va causar uns 60 mil-lions de morts imil.lions de ferits de guerra, ect.ect.
Pero l’egoisme huma i ansias de poder i riquesa no te humanitat ni vergonya en la ment d’alguns essers humans.
I els humans britànics son com tots els humans, pero a mes a mes conduiexen per l’esquerra.
Britain is different as Spain is also different.
Pero no oblidem pas que, el esser huma es igual i es comporta igual a totes parts i nacions ó estats del mon.
» El poder corrompe » i d’aqui ve el Brexit.
Per el bon entenedor ó la bona entenedora…
La Unió Europea hauria de fer seu el lema de París: «Fluctuat, nec mergitur». Cada dos per tres sembla ensorrar-se, però sempre troba la sortida. Segur que sense la Gran Bretanya li va anirà millor.
Parece que olvidamos que Gran Bretaña nunca ha tenido socios, sólo intereses.
Jamás integró la Libra con el €. Nunca han sido unos socios conscientes de que la Unión es algo más que la suma de intereses.
Francamente no me molesta que se vayan y sigan siendo el portaaviones de los EEUU.
Pero los tratados de libre comercio entre la UE y EEUU van para largo.
Es possible que hi hagi britànics que pateixin per tenir un complexe de superioritat? La Reina… Cap de l’Esglèsia. La moneda… pròpia. La conducció per l’esquerra. L’idioma anglès dominant Europa. La informació del poders, com hem vist, controlada sense escrúpols.
Els turistes britànics que omplen hotels i hotelets a les Illes, sobretot a Mallorca i a Eivissa, van, molt d’ells, gairebé despullats pels carrers i molts descalços. O en moto per les voreres. Ningú els hi diu res. Si en un pas zebra atures el cotxe i deixes que passin, et saluden agraïts. No són pas males persones. La calor, el sol que crema, l’alcohol barat i sense mesura que se’ls hi ven, pizzes i gelats, música fins al matí següent… Molts habitants de le Illes que es queixen, pero molts en viuen, d’aquest turisme jove i alegre. Quina és la causa de la causa de la mala fama del turisme britànic?