La estabilidad ha dominado la política en las cancillerías de Bonn y Berlín desde que Konrad Adenauer se convirtió en el primer canciller en una Alemania federal tutelada política y militarmente por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Era el año 1949 y seguiría en el cargo hasta 1963. Helmut Schmidt duró seis años, Helmut Kohl, dieciséis, y Angela Merkel lleva ya doce. La estabilidad en Alemania era elemental para rehacer aquella Europa dividida y destrozada por la guerra.
Los pueblos son a veces víctimas de los caprichos de la historia y de los cambios en el tapete internacional. Churchill, el más obsesionado enemigo de la Alemania de los años treinta, se convirtió en el más firme abogado de la reconciliación con Alemania en los años cuarenta. ¿Qué había pasado en sólo diez años? La guerra perdida por los nazis la había ganado también Stalin, que ocupaba los estados de Europa central, las repúblicas bálticas y la mitad de Alemania.
La república con capital en Bonn creció bajo la protección norteamericana hasta convertirse en la primera potencia europea después de la caída del muro de Berlín. Es un hecho incuestionable que hasta la unificación de 1990 había en Alemania más de un millón de soldados norteamericanos.
Fue a partir de la unificación cuando Alemania no pudo disimular su hegemonía política y económica en Europa. Necesitaba a Francia y no podía desvincularse de Estados Unidos. Pero volaba por su cuenta y desde los tiempos de Helmut Kohl hasta las elecciones del domingo en las que Merkel ganaba por cuarta vez consecutiva, Alemania ha sido la pieza imprescindible para la estabilidad europea. Es cierto, como se quejaba Goethe, que los alemanes lo hacen todo muy difícil, tanto para ellos mismos como para todos los demás.
Con todas las controversias internas propias de cualquier sociedad democrática, Alemania ha mostrado ser una comunidad equilibrada y responsable a la hora de superar sus crisis internas y ayudar al proyecto europeo. Es tal el vértigo que les produce mandar en Europa que necesitan las muletas de Francia para no caer en la tentación de querer germanizar a los europeos.
Las elecciones del domingo han cambiado los vectores por los que se ha movido Alemania desde la guerra. Un partido de extrema derecha, Alternativa para Alemania (AfD), ha entrado por primera vez en el Bundestag. Empezó en el año 2013 entre un grupo de profesores contrarios al euro y ha acabado como una organización que tiene fuertes tintes xenófobos y no es europeísta. No es un grupo homogéneo como lo prueba la dimisión el mismo lunes de la copresidenta del partido, Frauke Petry, que señaló las diferencias abiertas en el seno del partido, que se ha convertido en una “organización anárquica”.
El hecho es que la gran coalición que mantenía a conservadores y socialdemócratas en el poder ha perdido. Merkel se ha dejado nueve puntos por el camino y Martin Schulz ha obtenido el peor resultado de la socialdemocracia en su historia. La misma noche del domingo anunció que se pasaba a la oposición, seguramente para no otorgar esta función a la AfD, que, aun como tercera fuerza política, se convertirá en la pesadilla del gobierno que pueda formar Angela Merkel.
La formación de la AfD, liderada ahora por Alexander Gauland, romperá el equilibrio que había hecho de Alemania un país que acababa siempre resolviendo sus problemas y contradicciones. El éxito de la extrema derecha en muchas partes de Europa es que no tiene ningún reparo en expresar lo que piensa sobre inmigración, sobre los países europeos que consideran que se aprovechan de Alemania, sobre lo que consideran el falso prestigio de Francia y sobre otras tantas cuestiones que chirrían en los oídos de los líderes conservadores y socialdemócratas europeos.
Merkel experimentó el domingo que los liderazgos tienen fecha de caducidad. Intentará formar gobierno con los liberales del FDP, equidistantes pero business friendly, y con los Verdes que chocarán con sus hipotéticos compañeros de gabinete.
Lo más probable será la formación de la coalición Jamaica, así conocida por el negro de los conservadores, el amarillo de los liberales y el verde de los Verdes, los tres colores de la bandera de Jamaica. Las primeras reacciones de Merkel se han centrado en dos objetivos: volver a los temas internos, seguramente cambiando su política inmigratoria, y seguir liderando con la Francia de Macron el presente y el futuro de Europa.
La misma idea de la Unión Europea es combatida por Rusia, no es del agrado de Trump y no cuenta con Gran Bretaña. Tiempos difíciles.
Publicado en La Vanguardia el 27 de septiembre de 2017
Sr. Foix y compañeros/as del blog :
Todos sabemos ó intuimos, que lo que vivimos actualmente en Europa, está relacionado con todo lo que ocurre en el mundo entero, que en realidad viene provocado por la ludopatía de la corruptosis que ya es endémica.
El ser humano afectado por la corruptosis, se comporta con un afan desmesurado de adquirir riqueza y poder, que no tiene límites, humanidad, ni sentimientos, por lo que permite y tolera que millones y millones de personas esten en la misería mas absoluta, sin trabajo, sin ingresos, sin comida, sin techo y sin esperanzas.
De ellos muchos huyen de sus paises por temor a la muerte, por terrorismo ó por bombardeos tipo terremoto. Mientras nuestra sociedad humana convive con futbolistas de élite que ganan millones de euros, por meter algún gol.
Idem. ganan directivos de élite en las gobernanzas, en las grandes empresas, multinacionales, ect. ect.
Pero todo ello esta engendrando que los que sufren las consecuencias de la falta de medios, trabajo,salarios bajisimos quieran cambiar con razón, el orden social establecido, como la CUP, para citar un ejemplo.
Pero al mismo tiempo viene la réplica de los que aún viven en los beneficios del ejercició del poder y de la riqueza y que se oponen a que se altere el orden social.
Resumen : Cambiar el orden social establecido y tolerado en plena corruptosis es lo más dificil, porque trae sangre, sudor y lágrimas.
Solo es posible evitarlo con talento, creatividad, dialogo y negociación económica que comporte beneficio para todos y que respetela dignidad y las necesidades para la convivencia y modus vivendi de todos los ciudadanos.
Lo de coalicion Jamaica suena bien, como a cocktail, a Usain Bolt, a Bob Marley y a cafe del bueno.
Sr.Foix: muchos cambios a la vista…esperemos que Europa sea capaz de asimilarlos…