Es posiblemente peor negar la evidencia de la corrupción que los mismos actos corruptos que se producen en todas las sociedades y en todos los tiempos. Cuando no se aceptan las consecuencias de haber cometido delitos que vulneran los intereses comunes, una sociedad se acostumbra a vivir en el engaño. La diferencia entre las democracias y las dictaduras es que en las primeras se practica la rendición de cuentas, la accountability como denominan en inglés a la responsabilidad que cada uno asume de sus actos, mientras que en los sistemas sin libertades una capa de silencio cubre las conductas reprobables de las clases dirigentes y sus respectivas ramificaciones.
Se ha criticado siempre la lentitud de la justicia. Montesquieu dejó escrito que “justicia retrasada es justicia denegada”. Pero la experiencia reciente demuestra que la justicia en España respecto a los casos de corrupción ha podido ser lenta, pero no se ha detenido. Y llega un día en que se dictan las sentencias después de que la opinión pública conozca casi todos los pormenores de los casos por haber sido publicados y filtrados a los medios de todas las maneras posibles.
No tuvo un buen día Felipe González cuando dijo que se enteraba de los escándalos por la prensa y, sobre todo, cuando afirmó que hasta que se pronunciaran los tribunales no había que extraer consecuencias políticas.
La sentencia del caso Palau ha tardado mucho tiempo en llegar. Pero al final la juez ha dado por probados los hechos y ha condenado a CDC por cobrar comisiones y a devolver 6,6 millones de euros. Fèlix Millet y Jordi Montull han recibido penas de prisión de nueve y siete años respectivamente. La sentencia es recurrible, pero sorprende que nadie del partido condenado se haya hecho responsable.
Ya sea porque las siglas de la antigua CDC han desaparecido o porque los herederos del partido fundado por Jordi Pujol se cobijen en el PDECat que, a su vez, está coaligado con Junts per Catalunya, cuyo líder es Carles Puigdemont, que tiene el propósito de ser investido president de la Generalitat aunque sea por vía telemática desde Bruselas o cualquier otra sorpresa que nos puede deparar, da la impresión de que aquí no ha pasado nada porque el partido ha cambiado varias veces de nombre y de compañeros de viaje.
El Partido Popular de Mariano Rajoy ha empezado el año con la reanudación de viejos casos de corrupción que, como las tormentas tropicales, reciben un nombre para distinguirlos de los demás.
El Partido Popular no ha podido librarse de los casos Bárcenas, Gürtel, Púnica, Lezo, Canal de Isabel II, como los más emblemáticos de corrupción de grandes proporciones. En la operación Púnica, por ejemplo, la Guardia Civil detuvo en octubre del 2014 a 51 políticos, concejales, funcionarios y empresarios por estar supuestamente implicados en una trama de corrupción que adjudicó servicios públicos por valor de 250 millones de euros en dos años a cambio de comisiones ilegales. Escándalo tras escándalo persigue al PP en los juzgados.
El caso ERE ha sentado en el banquillo a dos expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, así como seis exconsejeros socialistas y otros altos cargos por haber diseñado y distribuido irregularmente un fondo de 855 millones para empresas en crisis desdel 2001 hasta el 2010.
La justicia ha operado tarde, pero ha actuado. Con las imperfecciones que puede cometer cualquier funcionario de la magistratura o cualquier otro ciudadano. Y es muy bueno que así sea. Pero me temo que los casos que están transitando por los tribunales erradiquen o disminuyan las prácticas corruptas.
Un país que quiera progresar tiene que combatir la corrupción como la peor de las plagas que minan la convivencia cívica. La democracia no es una ideología sino un mecanismo para formar gobiernos y para echarlos según su comportamiento. Es un método para tomar decisiones políticas y para reconciliar a través del debate y la conciliación los conflictos de intereses que se plantean en toda sociedad.
Las crisis son propias de las democracias, ese mecanismo que es sujeto de constante rediseño y cambio. Ninguna acción humana es inocua. Los casos de corrupción no pueden saldarse con la indiferencia del irresponsable.
Publicado en La Vanguardia el 17 de enero de 2018
La corrupción es un tema grave, no solo porque frena el desarrollo, por el tiempo que hace perder, por desviarnos de otros problemas:
CHINA crea una Catalunya,cada MES y Medio ………..
. ‘He visto Cosas que Vosotros NO creeríais en la politica» adaptado de Blad Runner….TANTOS años de Engaños por parte de Todos y VUELVEN a caer en los Mismos engaños
La corrución ha creado un sistema que nos come día a dia todo nuestro trabajo y esfuerzos Ramón… o acabamos con ella o ella acabará con nosotros…
Sr.Foix: la corrupción es un fin en si misma, muchos consiguen el poder para dejarse corromper…es cuestión de precio…
No entiendo como han quedado absueltos los cómplices de Ferrovial. La excusa de que su delito había quedado prescrito, no me sirve.
Hay otras figuras que penan la complicidad, cooperación necesaria que dudo hayan prescrito pues son vinculantes al propio delito juzgado.
Francamente no lo entiendo y tampoco que un transportista quede imputado y condenado y no sus jefes.
En fin, de haber algún abogado en el foro, por favor aclare.
Pero hoy en dia hay cientos de medios para evitar la corrupcion, hay herramientas, hay la suficiente informatización, para evitar los casos.
Pero no vamos al fondo, que es el sistema de financiación de los partidos.
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Así esta el tema en Cat…Posicionamiento de Podemos/en comu..VS Independentistas VS – Ciudadanos, Partido Popular y PSC- a quien les ha faltado un voto para que C’s fuese presidente de la Cámara….¿esto es importante? que mas da !!!… Al final, el tema importante es precisamente el que NO se valora: Es tener un pgm económico-financiero-social viable. Pues nada a seguir aguantando mentiras de unos y de otros.
La cosa es que ya no es «Lex dura, sed lex», sino una impresentable «Lex tarda, sed lex». Nueve años de demoras judiciales sirven para que, por ejemplo, los corruptores se vayan de rositas porque han prescrito sus delitos. Recuerdo lo que se decía sobre la moral del putiferio: «¿Quien es más de culpar: la que peca por la paga o el que paga por pecar?»
La indignidad de todo el asunto sólo lo supera en magnitud el contento que tuvieron en Madrid cuando Pujol destapó sus líos y con el escándalo del Palau: ya no eran sólo ellos sino que en todas partes cuecen habas (menos en Cieza que las comen crudas, de aperitivo) y que eso de la corrupción era en todas partes.
Que no se depuren responsabilidades políticas es evidencia de que lo corrupto es el sistema. Y eso tiene mal remedio. A estas alturas de la película nadie nos va a convencer de una independencia judicial acrisolada porque, entre otras cosas, la justicia no es independiente del poder judicial. Si el poder corrompe, ese tercer poder también está entreverado de corrupciones.
No comparto la idea de que todos los funcionarios, los servidores públicos, estén sujetos a «imperfecciones». No son imperfecciones sino vulgares chapuzas, cuando no maniobras conspiratorias que retuercen el derecho procesal a la conveniencia de los poderosos.
El poder es el poder. Si Montesquieu lo quiso uno y trino debía ser por influencias tridentinas que gustan de los misterios trinitarios. pero eso no nos vale a los que no creemos en los misterios como no sea los de la ciencia. El poder no tiene nada de misterios. Tiene substantivos, de substancia: codicia, ansia de lucro, soberbia, desprecio al otro, fobias, discriminación, y media docena más. Lacras de hombres (o mujeres) que olvidan que en los cementerios se acaba el poder…
(Perdón por el rollo…)
«Sed de Mal» de Orson Welles
Ayer volví a ver «Los intocables» de Brian de Palma, sin ley seca y cadáveres por las calles el resto es lo mismo.
Nadie ha hecho autocritica despues de la sentencia del Palau.
Ferrovial podra seguir licitando en concursos de obra publica aun y despues de haberse fallado en jucio que es una empresa corruptora.
Nadie da cuentas de nada.
Faltaba un nuevo circo y Tabarnia llega para cubrir un poco el hueco.
No tenemos remedio.
unas reflexiones interesantes sobre precedentes de secesiones recursivas (p.e. vall d’aran, tabarnia):
http://www.elperiodico.com/es/opinion/20180117/tabarnia-en-serio-articulo-albert-branchadell-secesion-6559157
Sr. Foix: Estoy de acuerdo en todo lo que Vd. dice y por ello añado, el problema de España y de Cataluña, no es ni mucho menos Cataluña ni tampoco España, sino que siempre es el mismo…» El poder corrompe » y además ejerce el poder a su favor y conveniencia.
Este es el problema….
» El poder corrompe » … aun aplicando el art. 155, ….» El poder corrompe » y seguirá corrompiendo.
Por cierto ¿ Sabeis si han hecho alguna oferta a Cataluña, parecida al concierto vasco, para contrarestar esta marcha hacia adelante de media Cataluña ? … pero claro …» El poder corrompe » y eso es imposible. Y la única solución es el aplicar el art. 155 a rajatabla y sin concierto. Pues los catalanes son ó somos unos quejicas.
Muy bueno,
Saludos