Alemania lleva cuatro meses intentando formar gobierno después de las elecciones del 24 de septiembre. La CDU de Angela Merkel ganó las elecciones con la alianza de la CSU bávara pero dejaron muchos votos por el camino. Los dos partidos coaligados obtuvieron un ocho por ciento menos de votos que en el 2013. Los socialdemócratas del SPD alcanzaron el peor resultado de la historia desde la guerra.
Merkel intentó un pacto con liberales y verdes pero no prosperó. Vuelta a empezar. Martin Schulz prefería quedarse en la oposición para reparar las grandes fugas de votos socialdemócratas. Muchos de sus militantes pensaban lo mismo. Pero la opinión pública y un cierto sentido de responsabilidad obligaron a los dos grandes partidos a probar una nueva gran coalición. Llevan ya dos intentos. Ahora anuncian un avance para unas nuevas conversaciones preliminares.
Martin Schulz, un antiguo librero y europeísta que presidió el Parlamento Europeo, sometió la decisión al congreso extraordinario celebrado en Bonn el pasado fin de semana. Ganó por escaso margen la propuesta de intentarlo de nuevo. Al final del proceso habrá que someter el pacto a votación de toda la militancia socialista, lo que permite pensar que no habrá gobierno hasta el mes de abril, si es que lo hay.
Estos encuentros no son sobre personalidades ni cargos sino sobre programas a los que acuden docenas de expertos en inmigración, política laboral, relaciones exteriores y los demás temas de política interna.
Pero Europa, afortunadamente, es el telón de fondo de la política alemana. Ninguno de los líderes alemanes desde Adenauer ha podido prescindir de Europa. En los primeros años porque la necesitaban para borrar los horrores del pasado y, después, porque no se fían de un liderazgo hegemónico en el continente a juzgar por las catástrofes bélicas del siglo pasado.
La República Federal, dijo Schulz, nos mira y me consta que hay gente en toda Europa que hoy está mirando al SPD. Participar en un futuro gobierno con Merkel supondría una oportunidad para Alemania y para Europa. Tras la unificación alemana de Bismarck, a partir de 1871, Europa ha sido siempre, de una forma o de otra, una cuestión alemana.
Una de las causas del retroceso de Merkel ha sido su generosa política inmigratoria en el 2015 y el 2016, que ha suscitado sentimientos xenófobos entre los alemanes dando paso al Bundestag al partido Alternativa para Alemania, xenófobo y populista, que ha conseguido más de cinco millones de votos y 94 caños en el Parlamento. El populismo en Alemania tiene una especial significación por razones históricas y por ser la primera potencia europea. Por eso es tan importante la responsabilidad de los políticos alemanes para no apartarse de las pautas europeas y siguiendo aquella advertencia de Thomas Mann que es mejor una Alemania europeizada que una Europa germanizada. Los fantasmas que recorren Europa no son sólo la crisis económica sino el resurgimiento de viejos populismos con la careta de la xenofobia, el odio al otro y un sentimiento de superioridad que provoca movimientos de rupturas o cierre de fronteras a los extranjeros, como es el caso de Polonia y Hungría.
Es cierto que muchas fronteras europeas se trazaron arbitrariamente en la Conferencia de París (1919) después de la Gran Guerra. En los Balcanes se libraron sangrientas guerras en los años noventa del siglo pasado por cuestión de fronteras. Polonia, como decía Helmut Schmidt, es un país sobre ruedas que va modificando sus fronteras según sean los rusos o los alemanes quienes ganen las guerras.
¿Es usted un populista?, le preguntaron a Carles Puigdemont en la Universidad de Copenhague el lunes. ¿Qué es para usted la democracia, sólo votar o también respetar la ley el Estado de derecho y la Constitución?, inquirió Marlene Wind, directora del Centro de Estudios Políticos de la misma universidad. Puigdemont se salió como pudo de estas incómodas preguntas. No tenía respuestas.
Lo que más me inquieta del discurso de Carles Puigdemont no son sus casi diarios ataques a Mariano Rajoy aduciendo que España no es un país democrático, sino sus críticas a la Unión Europea por no defender la causa del independentismo catalán. No me importa repetirlo una vez más: la independencia de Catalunya no prosperará si va contra España y si no cuenta con Europa.
Puigdemont es parte de un fenómeno extendido en toda Europa que comenzó con la dramática decisión del Brexit en junio del 2016 y se repite con los movimientos antieuropeos desde la extrema derecha y la extrema izquierda. Las próximas elecciones italianas ofrecerán una nueva muestra de las corrientes desgarradoras que recorren el continente y que pueden malograr los grandes avances del último medio siglo. Por ello es tan importante que Alemania y Francia lideren la Unión Europea, que es la más eficaz institución para defender derechos y exigir deberes.
Publicado en La Vanguardia el 24 de enero de 2018
Irresponsabilidad….
Para querer ser la Dinamarca del Sur, primero hay que tener a unos politicos bien preparados, mejor seria que para ser político se valorase como en Francia pasar por la universidad para ser funcionario, la ENA, Escuela nacional de administracion
Aqui necesitan 20.000 asesores…
Aqui tenemos 10.000 aforados…
mientras sigue la inseguridad juridica y la perdida de inversiones ….http://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20180125/44265354819/marcha-atras-del-proyecto-en-sant-pere-de-ribes.html
Es necesario un minimo de conocimientos para saber como funciona la economia internacional
Economia Internacional -Economia mundial, manual basico Paul R.Krugman-M.Obstefeld
http://webdelprofesor.ula.ve/economia/oscared/materias/E_E_Mundial/Economia_Internacional_Krugman_Obstfeld.pdf
Sr.Foix: la Señora Merkel no es amiga de perder el tiempo…
Cuando el Sr. Foix habla de politicos responsables (en Alemania) se me saltan las lagrimas.
Aqui tenemos todo un pais y un estado parados en manos de irresponsables.
Estoy de acuerdo, dogbert.
Cada uno puede juzgar lo que aqui se oye…https://www.youtube.com/watch?v=OxZ-LvCOlus