La factura del desgaste por llegar a la final de la Copa es una explicación del empate del Getafe en el Camp Nou. Pero no la única. El rival jugó un gran partido y bien pudo romper el récord de imbatible que el Barça todavía mantiene. La temporada entra en la fase de conseguir títulos, de mantenerse en las categorías correspondientes y en evitar descensos. Un pequeño desliz puede significar un gran descalabro y un gol en el último segundo puede salvar la moral de un equipo. Ernesto Valverde está en la final de Copa, lleva siete puntos al Atlético de Madrid y diecisiete al Real Madrid.
El Chelsea espera en Stamford Bridge en los octavos de final de Champions. Todo es posible ganarlo pero lo más perentorio es no tropezar más en la Liga que, como dice Valverde, “hay que sudarla”, aunque esté en la mejor situación para conseguirla. Messi jugó su partido un poco más a cámara lenta y a Suárez le pillaron en demasiados fuera de juego. Coutinho y Dembelé, los dos fichajes más caros de la temporada, exhibieron muy bien su clase pero no acabaron de ser decisivos para marcar. Quizás se concentró demasiado talento sin la coordinación imprescindible.
La entrada de Iniesta cambió el panorama pero quizás ya era tarde. Yerry Mina y Digne frenaron la agresividad del Getafe que practicó la dureza de juego con demasiada frecuencia. Mina puede ser el recambio adecuado de Mascherano. Lo normal a partir de ahora es que los rivales endurezcan la fuerza para neutralizar el talento del Barça. No hay motivos para que cunda el pánico si no se baja la guardia en ninguno de los partidos que quedan.
Lo que pueda hacer mañana el PSG en el Bernabéu no debería preocupar al barcelonismo que tiene la suficiente distancia con el Madrid para no inquietarse. El Barça está muy vivo en las tres competiciones y Valverde tiene ahora una semana para modificar estrategias, reposar y administrar el talento concentrado que salta al campo en cada partido. Messi tiene que volver a ser el líder intelectual y efectivo de un sistema que lo ha perfeccionado él.
Publicado en La Vanguardia el 13 de febrero de 2018
Lo de Messi, «lider intelectual» se entiende pero tiene tela.
Es ben cert que anem prou fotuts de liders!
Dogbert, dado que la mayoria de los líderes politicos piensan con los pies, llamar lider intelectual a Messi entra dentro de la lógica contemporanea…Messi es el que mejor piensa con los pies…