Si alguna vez cayera en la tentación del autonomismo, no dejen de advertirme para corregirlo. Son palabras del president Quim Torra en un turno de réplica a Carles Riera, el portavoz de la CUP en el debate de investidura, en el que con la abstención de los cuatro votos anticapitalistas se proclamó al nuevo president de la Generalitat. No sé si va a sucumbir a la tentación autonómica pero el caso es que su proclamación oficial aparecerá en el BOE con la firma del Rey.
Las palabras, los tuits, los artículos y los libros lo aguantan todo aunque se borren o se quemen. Pero el pensamiento político que se deduce de la lectura de los que el president Torra ha puesto en circulación en los últimos años es de un desprecio sin matices a España, xenófobo, supremacista, y transpira un complejo de superioridad manifiesto.
La batalla del lenguaje la han ganado los independentistas con un discurso en el que las palabras se van acoplando a los cambiantes intereses de cada momento. La realidad es que la república catalana es hoy una de las expresiones más utilizadas por los independentistas en el debate cuando en realidad era una sesión de investidura autonómica. No es que exista la tentación de caer en el autonomismo sino que no hemos salido de él desde las dos leyes rupturistas aprobadas el 6 y el 7 de septiembre y la proclamación de la fugaz república exprés del 27 de octubre que duró unos minutos.
El hecho es que ya hay un presidente y es inútil hurgar en las hemerotecas para echar más gasolina identitaria sobre quien ya se presume que va a impartir lecciones de democracia a los españoles y va a exhibir su bagaje cultural centrado en la historia política y periodística de los años treinta del pasado siglo.
El resto es paisaje y forma parte del universo simbólico que el independentismo maneja con gran habilidad. Hemos entrado en una nueva etapa. ¿En qué consistirá? Es de esperar que el president Torra nos lo vaya explicando con su tono moderado y su aire profesoral que denotan un supremacismo contenido y un romanticismo que bebe en fuentes herderianas.
Su primer viaje al extranjero será a Berlín para verse con Carles Puigdemont que es quien le designó, de igual manera que Puigdemont fue designado a dedo por Artur Mas quien, a su vez, fue propuesto por Jordi Pujol. Todos ellos han sido elegidos democráticamente pero no estoy seguro que esta concatenación de presidentes designados por una sola persona tenga precedentes en la historia democrática de Europa. La visita vicaria a Berlín es un indicio de que Puigdemont no ha renunciado a volver a ocupar su despacho en la Generalitat y de que la investidura de Quim Torra es una cuestión de trámite hasta que llegue el momento de unas prontas elecciones que el independentismo pretende ganar por una mayoría absoluta, compacta y sin necesidad de socios que incordien.Torra, en expresión de la vieja Catalunya industrial, puede ser un buen encarregat.
Barcelona y Berlín pueden ejercer la capitalidad bicéfala mientras no se aclare el futuro judicial de Puigdemont y el resto de miembros de su gobierno que andan por Europa. Quim Torra tendrá una oposición combativa empezando por la CUP si no se aparta de las prácticas autonomistas. Inés Arrimadas ganó las elecciones pero ejercerá una confrontación radical para ganar más adeptos en el caso de unas prontas elecciones. Iceta y Domènech insistirán en el diálogo y las políticas sociales desde el catalanismo y García Albiol hablará desde la marginalidad política en el Parlament.
Rajoy ha apostado por el entendimiento y la concordia con Torra pero no permitirá, ha repetido, que se vulnere la ley. Hay una novedad en esta reacción en el sentido de intentar tender puentes siempre y cuando se haga desde un marco legal. Hasta ahora, ni esto era posible. Su encuentro con Pedro Sánchez y la complicidad del PSOE para buscar una salida política a la crisis catalana tienen su importancia, aunque sea por no dejarse llevar por la impetuosidad de Albert Rivera que, paradójicamente, va creciendo en las encuestas precisamente por el conflicto catalán.
Está por ver qué pasará con el 155 que Rivera pide extender en el tiempo. Se podría dar la paradoja de vivir en una república catalana ideal que fuera controlada a distancia por el Gobierno Rajoy. ¿No hay una forma más inteligente de hacer política? De momento, todo se mueve en el ámbito de la retórica pero, un paso más y vamos todos al precipicio.
Publicado en La Vanguardia el 16 de mayo de 2018
Nos han puesto al borde del abismo y (nos) daran un paso al frente.
Aixo va d´un pel.
http://blogs.lavanguardia.com/el-jardin-de-los-sensatos/2018/05/16/quim-torra-54996/
¿No hay una forma más inteligente de hacer política?
Pues si nos faltan mas «encarregats» que hoy serian los tecnocratas politicos estadistas pragmaticos, pero no estan visibles, o estan ausentes, o esperan su momento.
Con los encargados actuales, no dejaria la empresa suelta….
Releo el artículo y no cesan mis temblores. Sr. Floix : enhorabuena. Es difícil condensar las verdades como puños, y ahí están. ¿Alguien puede rebatirlas sin acudir a las tan manoseadas que sólo son justificaciones emocionales?
No cesan mis temblores, repito. Porque veo y leo cada día las trampas de la pandilla de indepes que son aceptadas por una gran parte de la ciudadanía. Y que son aceptadas sin justificación y sin ningún tipo de análisis. Espero equivocarme, pero sigo temblando.
Sr. Foix : Soy un catalán de España. Digo de España, porque también existen los catalanes de Francia y los catalanes de Italia.
Los de España son españoles, los de Francia son franceses y los de Italia son italianos.
Lo que ocurre aquí en la Cataluña de España, » No em fa fred ni calor. »
Pues lo que mas me importa es el modus vivendi para todos los seres humanos y el bienestar de nuestra generación y la de nuestros descendientes.
Que es lo que en realidad está en juego con tanta locura ( en catalán rauxa ) y tanta perdida del sentido común ó seny ( en catalán ).
Los españoles y los catalanes incluidos, nos estamos jugando el porvenir de nuestros descendientes.