A comienzos del 2014 Jordi Pujol afirmaba que “Europa sólo abrirá la ventana si oye mucho ruido en la calle”. El proceso soberanista se había abierto y el expresident todavía no había hecho público el comunicado reconociendo irregularidades fiscales en su patrimonio personal como consecuencia de un antiguo legado no declarado de su padre.
De momento, aseguraba en un editorial publicado en la web del centro de estudios que llevaba su nombre: “Europa sólo abrirá la ventana y medio abrirá la puerta si llamamos con insistencia. Y la abrirá más si la llamada es mucho más insistente. Y, en nuestro caso, si además es civilizada”. Pujol conoce Europa y no ha contemplado nunca una Catalunya alejada de las grandes corrientes europeas.
Era frecuente en sus largos años en la Generalitat la visita institucional de políticos y personalidades de primer nivel a Barcelona. Sus viajes a Bruselas y a prácticamente todas las capitales europeas formaban parte de un ritual para situar Catalunya en el mapa internacional. Llegó a entrevistarse con George Bush, padre, en la Casa Blanca con foto sospechosamente filtrada que ocupó las portadas de la prensa catalana y española. Recuerdo haberle acompañado en algunos de esos viajes por el mundo, siempre con la complicidad o el beneplácito de los servicios diplomáticos españoles.
Barcelona vivió el momento más espectacular de su historia reciente con los Juegos Olímpicos impulsados por Pasqual Maragall, un catalanista cosmopolita y universal, socialista, y conseguidos por la diplomacia olímpica de Juan Antonio Samaranch, un antiguo jerarca olímpico del franquismo y exembajador en el Moscú de Leonid Brézhnev.
Catalunya y Barcelona sumaban, con distintos planteamientos e ideas discrepantes, para proyectar su imagen en España, Europa y el mundo. Se actuó con inteligencia y con un sentido de progreso y debate interno en un ámbito de libertades entre el nacionalismo pujoliano y la socialdemocracia emparentada con el socialismo español y el europeo.
Una de las variantes desde que Artur Mas abrazó la causa independentista y escuchó el mucho ruido en la calle que preconizaba Jordi Pujol, la presencia institucional europea e internacional en Catalunya y Barcelona ha sido prácticamente inexistente. Ningún presidente o primer ministro de un país de la Unión nos ha visitado y tampoco Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra se han entrevistado con dirigentes institucionales europeos. Llevamos así más de seis años.
Ha habido, eso sí, mucho ruido en la calle, muchas manifestaciones, gran gestualidad política, emociones y entusiasmo, un ambiente festivo pacífico y civilizado. La política en estos momentos está más en la calle que en las instituciones como el Parlament. Se forzó una confrontación con la legalidad constitucional y estatutaria y el resultado no puede ser más lamentable. La mitad del anterior Govern en la cárcel, con una prisión preventiva innecesaria e injustificada, y la otra mitad construyendo en Bélgica una imaginaria república catalana que no existe en la realidad.
Y mientras tanto, los gobiernos y las instituciones europeas contemplan en las televisiones globales las rituales manifestaciones a favor de una independencia que ningún gobierno defiende empezando, naturalmente, por el español, ya sea bajo el control de la derecha de Rajoy o de la izquierda de Pedro Sánchez con la muleta de Pablo Iglesias.
Este aislamiento institucional de Catalunya es muy negativo para todos. También para España y sus instituciones, como se ha comprobado una vez más esta semana con la ausencia de autoridad gubernamental alguna en la visita del rey Felipe VI a Barcelona.
Nadie va a ganar esta batalla interna y externa si no se vuelve a hacer política en y desde las instituciones. Primero, para mitigar en lo posible el daño causado por los incidentes de ahora hace un año. Segundo, para buscar vías de acuerdo a un problema catalán y también español. El conde de Romanones, varias veces presidente del Gobierno, dice en sus memorias “que la atención de mis ministros estuvo absorbida constantemente por Catalunya. Cuando no era una cosa, era otra”.
Es preciso reconstruir puentes y actuar con inteligencia política para salir, por lo menos, del aislamiento institucional en el que se encuentra Catalunya desde hace más de seis años. Las calles pueden convertirse en un necesario respiradero social pero la política se canaliza a través de las instituciones.
Publicado en La Vanguardia el 19 de septiembre de 2018
Y sabiendo que hay soluciones….https://elpais.com/politica/2018/09/25/actualidad/1537869085_711072.html
Sr.Foix : Siempre nos hace meditar mucho con sus talentudos artículos.
Pienso que Cataluña está aislada institucionalmente, porque Jordi Pujol, está aislado institucionalmente, desde el proceso a parte de sus hijos, debido a que » el poder corrompe » y alguno de ellos, presuntamente, se contaminó de esa ludopatia codiciosa.
Pero dejando aparte este tema, debemos reconocer que Jordi Pujol, contribuyó en gran medida en las relaciones institucionales, comerciales y sociales entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña. Además de las relaciones institucionales y comerciales con Europa , Estados Unidos y el Mundo.
Jordi Pujol fue un factor importantisimo y básico. Tanto por su talento e inteligenica para negociador, pues siempre procuraba que los interlocutores negociadores obtuvieran sus beneficios económicos y esto facilitaba su labor y concordia.
Además su dominio de idiomas también debe ser tenido en cuenta, sumado a su habilidad para dialogar, escuchar y atender a razones de peso.
Los más de 30 años de paz, concordia y buenas relaciones con España,…lo debemos seguramente a Jordi Pujol por su habilidad negociadora que beneficiaba los intereses económicos de España y por ende a los idem de Cataluña.
Mirado imparcialmente …Lo mismo ocurre con el Rey emerito Juan Carlos. ( Que tambien tuvo la pega de la actuación de parte de su familia ) Pero en su tiempo tuvo su mérito.
Al buen entendedor ó entendedora.
P.D. La época de las comisiones del 3 %, fué una época en que toda la España del poder, Cataluña incluida, se aprovechó beneficiandose económicamente, por igual.
Por ello pudimos vivir una larga paz que duró unos 35 años.
Las comisiones es una cosa bastante normal y aceptada y en las relaciones comerciales legales y de negocios idem.
Lo que no es de ningun modo normal es el que la corrupción institucional del sistema se aproveche ilegalmente, del poder que detenta, para favorecer directamente a sus intereses personales ó a grupos de personas ó empresas afines, ect.
No son los partidos políticos, los corruptos, sino solamente algunos de sus miembros humanos, los que delinquen corruptamente, robando al Estado y por ende al ciudadano cotizante.
https://elpais.com/cultura/2018/09/20/actualidad/1537444681_627165.html?id_externo_rsoc=FB_CM
Aqui em Josep Cuni, nuevo programa en la Cadena SER-Radio Barcelona, a partir del 15 de octubre y de 7 a 12 de la mañana.
Conviene.
Espero que el Sr. Foix acuda como tertuliano.
En la edicion papel de LV y en la foto que acompaña el articulo sale jordi pujol.
Aqui en el blog del Sr. Foix aparece Pasqual Maragall. Hoy el hermano de este, Ernest, ha reinaigurado la «embajada» de Catalunya en Berlin con una «embajadora» alemana. Me pregunro que habra sido de Marti Estruch, anterior delegado de la Generalitat.
En fin, con toda esta movida «diplocat» estamos menos aislados?
Con Ernest Maragall y Josep Borrell qye tienen mas caparazones que un galapago, podremos «desaislarnos»?
https://elpais.com/elpais/2017/09/13/opinion/1505327442_678989.html
No es podrà fer política fins que els jutges deixin de fer-la.
Amb incarceracions injustes han creat un marc que impedeix qualsevol entesa entre Espanya i Catalunya.
Y alguien cree que podemos estar asi, 20, 30 años hasta que se consiga la independencia o la prepublica? este es el plazo que ha dicho Puigdemont.
Sabemos que ningun empresario, ningun inversor, se estara tanto tiempo, en un escenario de incertidumbre.
Sr.Foix: la politica está en las calles y por extensión en las redes sociales…
y no entienden que los jueces estan blindados, aplican la ley tal como deben aplicarla, porque si se exceden, saben que pueden ser acusados de prevaricación.