La Liga se cuece a fuego lento. El Barça va líder destacado tras haber superado tres encuentros sin Messi. Pero el pelotón de cabeza es compacto y dos tropiezos pueden dejar paso a varios aspirantes. El Madrid anda desnortado y confía en el joven Vinicius que marcó un gol de carambola contra el Valladolid. Sus estrellas clásicas y muy caras ya no brillan. Sergio Ramos recibe silbidos en el Bernabéu, incluso cuando marca de penalti. Ernesto Valverde ha resuelto con inteligencia la ausencia de Messi aunque ante el Rayo Vallecano le acompañó la suerte después de un mediocre partido.
Luis Suárez ha cubierto con acierto la ausencia del capitán de la misma manera que Neymar lo hizo en el 2015 con la larga baja de Leo Messi. Valverde ha dosificado los cambios. Dembélé ha marcado dos goles en dos partidos clave. Este joven parece que ha superado el susto y juega sin complejos.
Arthur se acopla al ritmo de Busquets y Rakitic. La defensa flojea pero Piqué y Alba suben y bajan ofreciendo una cohesión que se traduce en goles. No sé si Luis Enrique ve los encuentros del Barça pero incluso los altavoces mediáticos del madridismo claman por la presencia de Alba en la selección.
Pero la defensa tiene que reinventarse. No es lógico que el líder haya encajado catorce goles en once encuentros. Esta noche el Barça puede plantarse directamente a octavos de la Champions. Messi, juegue o no juegue, viaja con la expedición a Milán. Es un alivio.
Publicado en Mundo Deportivo el 6 de noviembre de 2018