La final de la Copa Libertadores del pasado domingo en Madrid ha confirmado el futbol global que está aquí par quedarse. Una globalidad que ha de convivir necesariamente con lo local, es más, sólo podrá ser planetario si está pegado y nace desde lo pequeño. El tiempo real y la disminución del espacio lo hacen posible. La televisión te acerca el futbol con total precisión. Lo que importa ya no es el dónde sino el qué, las aficiones, los sentimientos, las rivalidades y las peleas que siguen desde el sofá. Mientras unos miles de seguidores del River Plate y del Boca Juniors recorrían diez mil quilómetros para estar en el Santiago Bernabéu el mundo entero pudo ver una final que, normalmente, no pasaba de las disputas futbolísticas latinoamericanas.
Hoy volveremos a la globalidad europea y el Tottenham de Mauricio Pochettino visitará el Camp Nou. Se cerrará la primera fase de las eliminatorias de la Champions. Leo Messi tendrá ocasión de demostrarle a Pelé que, a veces, es mejor no hacer valoraciones prematuras. Pero este espectáculo planetario sería imposible sin un derbi Espanyol-Barcelona, sin las rivalidades mas próximas, sin saber la suerte del Nàstic o del Reus, sin seguir las duras trifulcas en los campos de tercera y todas las regionales de Europa. La globalización se alimenta de los pequeños detalles, de las broncas, de las genialidades de un Dembélé que llega dos horas tarde al entrenamiento del día siguiente. Para hacer más próximo el espectáculo, más milimétrico, aún a distancias siderales, se ha inventado el VAR.
Publicado en Mundo Deportivo el 11 de diciembre de 2018
muy bien todo este entorno global, pero el proyecto http://www.culesamrt,com va mucho más allá con la expansión cósmica del Barça en el planeta Marte – Culés@Mart – molt més que bogeries i ciencia-ficció !!!!!