Tres debates simultáneos coincidieron durante varias horas en el día de ayer. En Londres, en Madrid y en Barcelona no se discutía sobre construcciones, sino sobre separaciones. La situación en Catalunya y el Brexit ocuparon más de seis horas de debate en el Congreso de los Diputados.
En Westminster, la primera ministra Theresa May defendía su acuerdo sobre el Brexit, pero peleaba por encima de sus fuerzas para mantenerse en el cargo que discutían sus propios diputados con el fuego amigo, que es la munición más ingrata y traidora.
Fue un debate tosco, durísimo, entre una política acorralada y un Jeremy Corbyn, líder de la oposición, que tiene pánico a suceder a Theresa May, pero que se crece retóricamente desde el otro lado de la bancada del Gobierno conservador. Las discusiones se centran en la ejecución de la ruptura con Europa aprobada en referéndum. Ninguna idea constructiva, sino un conjunto de razonamientos defensivos para mantener un poder deteriorado. En todo caso, Theresa May está herida políticamente.
El debate en el Congreso de Madrid contenía más amenazas que propuestas. Catalunya era la pieza central de las intervenciones. Pedro Sánchez, para defenderse de las blandenguerías que le echan en cara Pablo Casado y Albert Rivera, advirtió a Quim Torra de que si se salta la ley la respuesta será “firme y contundente”, es decir, estaría en peligro nuevamente la autonomía de Catalunya con un 155 o con otro instrumento que el Estado siempre tiene a mano.
Pedro Sánchez hizo una pregunta clave a un apasionado y brillante Joan Tardà y al convergente Carles Campuzano: ¿están dispuestos o no a renunciar a la vía unilateral? No hubo respuesta. Y esta es la cuestión clave. Será difícil abrir un diálogo constructivo si previamente no se aclara la cuestión de la unilateralidad. La ruptura con sonrisas y con gestos gandhianos será imposible. El todo o nada no será aceptado por la mayoría de la sociedad catalana, que, se quiera o no, se rige por los matices y los claroscuros de los intereses particulares y colectivos.
La sesión de control en el Parlament fue más de lo mismo, con la novedad de Quim Torra al situar la soberanía de Catalunya en las cárceles y en el exilio. Un debate también divisivo, de malos y buenos, de enemigos que nos acechan por todas partes. Pienso que Torra no es consciente de ser el president y a veces me da la impresión de aquellas personas a las que se les pueden robar los calcetines sin necesidad de quitarles los zapatos.
El catalanismo conservador merece un liderazgo más preparado, con más poder de convicción, un espíritu moderado y equilibrado, una persona de acción y de pensamiento, en definitiva, un político que piense más en el país en su conjunto que en su facción, de la que es representante vicario, por legítima que sea.
Publicado en La Vanguardia el 13 de diciembre de 2018
la presidencia….mejo no llamarle ni presidencia.
Sr. Foix : Cataluña es la principal vaca lechera de España, pero me pregunto ¿ Porque la dejan sin alfalfa ? Alfalfa = igual a las inversiones estatales correspondientes, en grandes obras de infraestructura, según los impuestos pagados e ingresados, de sobras a la caja fiscal recaudatoria del propio Estado.
Cataluña tambien es la nave Almirante insignia, eu representa mas a España.
Entonces me pregunto…: ¿ Porque para ganar las elecciones, algunos partidos politicos se atreven a ir contra Cataluña ó sea se atreven a ir contra España, porque ir contra Cataluña, también es ir contra España. ¿ Oh NO ?
Sr.Foix: malos tiempos para la lírica…
Sr. Foix, dogbert i Carlos,…. Estic d’acord amb els 3 i em sumo a vosaltres.
Pero de verdad de la buena se creen estos zoquetes que nos gobiernan que los problemas del dia a dia de los catalanes y los españoles son estos temas que manosean de manera burda, altanera y chulesca?
Luego pasa lo que pasa. Y lo que pasara. Yo creo que unos y otros estan interesados en que haya algun descosido grave para asi tener el chivo expiatorio culpable de todo, incluida la muerte de Manolete.
Ademas intelectual y humanamente son muy malos. Gete extraña. Peligrosa.
La presidencia de Torra es un buen ejemplo de la degradación política en Catalunya y que no tiene perspectiva de parar.
Para que gobernar si podemos alimentar a los nuestros con emociones y alejarlos de toda lógica y racionalidad, me pregunto hasta cuando van a resistir solo con la agitación y la propaganda.
Para Eduard Pujol quizás ponerse enfermo y visitar un hospital público, él va a los privados,es una provocación.
Por Dios, estamos dirigidos por enloquecidos fanáticos.