Las alianzas ni son perpetuas ni desinteresadas.Tienen sus flujos y reflujos pero sobre todo se mueven por lealtades y confianzas mutuas. Cuando las tropas de Stalin entraron en Berlín en 1945, el resto de los aliados llegarían mas tarde desde el oeste y desde el sur. La guerra la ganaron conjuntamente Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña, con todos los países que posteriormente se unieron a los aliados, principalmente la Francia comandada por De Gaulle.
Hitler era el enemigo que abatir y una vez terminada la guerra las grietas de la coalición empezaron a romper la unidad ideológica de los vencedores. Al año siguiente, Winston Churchill, en un discurso en Zurich y otro en Fulton (Misuri), trazó las líneas de lo que sería la guerra fría con la conocida expresión de que un telón de acero había caído sobre Europa.
Dos años después se creó la Alianza Atlántica y casi a continuación se fundó el Pacto de Varsovia. Europa quedaba protegida militar, económica y políticamente por Estados Unidos, y los países de la Europa del Este se convirtieron en peones del Kremlin.
Ha transcurrido el tiempo suficiente para saber que las alianzas de posguerra no fueron un camino de rosas. Berlín en 1953, Budapest en 1956, Praga en 1968 se convirtieron en la pesadilla de los sucesivos gobiernos de Moscú que practicaron la fuerza para reprimir las revueltas.
Las tensiones en el interior de la Alianza Atlántica (OTAN) no fueron menores. La primera se planteó en 1956 cuando franceses y británicos declararon la guerra al general Naser por haber bloqueado el canal de Suez. El presidente Eisenhower no se unió a la expedición, que fracasó estrepitosamente.
Europa devolvió el golpe a Estados Unidos alejándose de la guerra de Vietnam, que se convirtió en la pesadilla de varios presidentes norteamericanos que perdieron ellos solos un conflicto que desacreditó su innegable superioridad militar ante las guerrillas organizadas por Ho Chi Minh desde Hanói.
Los desencuentros se repitieron con la guerra de Irak, en la que media Europa estaba con George W. Bush y la otra no aceptó la idea de las armas de destrucción masiva. Donald Rumsfeld, Tony Blair y José María Aznar se sumaron a la nueva fórmula de la vieja y nueva Europa, una al dictado de Washington y la otra adoptando posiciones propias.
A pesar de las dificultades en el interior de las dos grandes alianzas militares, políticas y económicas de la posguerra, no se rompieron los bloques porque persistían intereses e ideas comunes. El Pacto de Varsovia saltó por los aires en 1989 y la OTAN mantuvo su coherencia y su expansión hacia el Este de Europa hasta la llegada de Donald Trump, que no cree ni en alianzas ni en tratados ni en lealtades.
Mientras dure su presidencia, Europa no puede contar con la protección americana. El gran riesgo no es la desgana de Trump en cultivar la vieja alianza sino los populismos que quieren dinamitar la cohesión interna que teme sus viejos y malditos fantasmas.
Publicado en La Vanguardia el 7 de marzo de 2019
Sr.Foix: tendría que ser obligatorio un examen psiquiatrico de cualquier candidato a la presidencia de cualquier país…
Solo mirando la foto, ya se ve a simple vista de que va la relación Estados Unidos Mr. Trump, con su posición de brazos cruzados sobre el pecho y mirando desafiante a Frau Merkel y por su parte, Frau Merkel plantando también cara, con la posición singular con sus brazos estirados, con la palma de la mano encima de la mesa y mirándo desafiante a Mr. Trump.
Con su pose, su actitud y su mirada ya lo dicen todo y podemos deducir y predecir, el próximo futuro de Europa con Herr Trump.
Los populismos de derecha o de izquierda son un peligro si los paises no son «poderesos» fuertes, consolidados, por esto la unica solución que tiene Europa es ir hacia una europa muy fuerte, muy unida muy poderosa, con mucha capacidad de negociación.
Sr. Foix : Buen artículo de la historia de Europa. Me quedo también con el último parrafo donde se refiere a Trump y a los populismos.
Pienso que en realidad, los caines de turno, quieren obtener sus propios beneficios económicos y de obtener el poder decisorio , además de enriquecerse a mansalva y no les importa de que modo a manera.
Continuo pensando, basándome en la historia real de Adolf HItler, de Mao Tse Tung, Ho Chi Min, …de que una sola persona, como el Herr ese de marras, está alterando todo el equilibrio mundial, que los codiciosos corruptos están ya aprovechando para conseguir sus objetivos de adquirir riquezas y poder, a mansalva y sin sentimientos humanos alguno.