España no cabalga sobre jinetes apocalípticos precipitándose sobre Catalunya como pretendían los tres partidos de la derecha en el caso de que hubieran ganado las elecciones. Los resultados del domingo dieron una victoria insuficiente, pero victoria clara, a Pedro Sánchez, que se presentó como el candidato que podía encauzar el problema catalán por la vía de un diálogo en el marco de la Constitución y no por la aplicación sistemática de un 155 puro y duro desde la celebración del primer Consejo de Ministros, según anunciaban Pablo Casado y Albert Rivera. Los políticos no hace falta que sean historiadores pero sí que tengan una cierta idea de lo que ha pasado, para aprender y para no repetir errores.
Releyendo a Manuel Azaña en sus dramáticas experiencias del 6 de octubre de 1934 en el libro Mi rebelión en Barcelona, el que más tarde sería presidente de la República dice: “Yo he sostenido siempre que el problema de Catalunya, tal como históricamente lo habéis conocido vosotros, era el primer problema español, en el orden público el más importante, el más urgente y el que, de ser resuelto, podía traer al país fecundos resultados…”.
Si el tema principal de estas elecciones era Catalunya, el pragmatismo se ha impuesto a la desmesura. Tanto en la Catalunya en la que Oriol Junqueras ha obtenido para ERC un resultado de dimensiones históricas como en las Españas que no han comprado la idea de palo y tentetieso para afrontar, que no resolver, el conflicto catalán. La conllevancia orteguiana es posiblemente la única pauta para conseguir la concordia y la convivencia que Pedro Sánchez invocaba en su comparecencia la noche del domingo.
Entre la confrontación que Puigdemont impulsaba desde Waterloo y el realismo de Junqueras, una mayoría incuestionable de independentistas se han inclinado por la histórica formación republicana. ERC ha planteado la campaña con las luces largas puestas desde la Sala del Tribunal Supremo y desde una prisión preventiva que es innecesaria tanto para él como para el resto de los juzgados por los hechos de octubre del 2017. El liderazgo independentista no se encuentra en el consejo de la república en Bélgica, sino en la Esquerra Republicana de Junqueras, que sin renunciar a sus convicciones ha sabido leer el mapa de la situación con mas realismo.
La prensa internacional ha resumido el resultado del domingo con tres titulares que se reflejaron en los resultados. El primero es la victoria de Pedro Sánchez, que ofrece un balón de oxígeno a la socialdemocracia europea que pasa por horas muy bajas. El PSOE no ha obtenido una mayoría absoluta, aunque intenta gobernar en solitario con apoyos puntuales y concretos sin “poner cordones sanitarios” y respetando la Constitución. Pasará mucho tiempo hasta que haya una mayoría absoluta de un solo partido de izquierdas o de derechas.
Sánchez sabe que la cuestión catalana no va a encauzarse con la fuerza de la ley sino con las habilidades de la política, alejando a la justicia de un problema que es eminentemente político.
El segundo titular internacional ha sido la entrada por primera vez de la extrema derecha de Vox en el Congreso. Pero con datos en la mano, sólo Grecia, Bélgica y Portugal están por debajo de España en la penetración del populismo xenófobo en la vida pública. El 10,3% de votos obtenido por Santiago Abascal es muy inferior a los que la derecha extrema obtiene en Francia (33,9%), Austria (26%), Finlandia (17,6%), Polonia (37,6%), Italia (17,6%), Suecia (17,5%) y Dinamarca (21,1%). En Catalunya , Vox ha obtenido sólo el 3,6%. El avance de los partidos xenófobos no es un problema español sino una epidemia política que afecta a todas las democracias liberales. Los partidarios del Brexit no son sino unos supremacistas xenófobos que piensan que viven en tiempos victorianos.
El tercer titular ha sido la derrota sin paliativos del Partido Popular de Pablo Casado, que, inspirado por el pensamiento y el apoyo de José María Aznar, pensó que se podía gobernar en España contra Catalunya y contra Euskadi. Cayetana Álvarez de Toledo consiguió el escaño de Barcelona, el único que el PP ha obtenido en Catalunya, unos resultados mediocres sin precedentes en democracia. El hecho de que el partido de Casado no haya obtenido ni un solo escaño en Euskadi indica no sólo una derrota sino una visión chata y reducida de la pluralidad de España. Lo más lógico sería que Casado diera un paso al lado después de las elecciones del 26 de mayo si se confirma el declive del Partido Popular.
Estamos ya en campaña para las europeas, municipales y autonómicas, la segunda parte de un proceso electoral en curso. Es lamentable que Europa no haya sido ni siquiera mencionada en los dos debates televisados. Es un error, porque lo que ocurra en Europa el 26 de mayo afectará a los intereses e ideales de todos.
Publicado en La Vanguardia el primero de mayo de 2019
Esta claro el problema era politico y los politicos de aqui y de alli no supieron solucionarlo,el asunto acabo en la justicia por las acciones en contra de la ley y la constitución.
ER es cierto va con luces largas, sabe que con la unilateralidad, sin apoyo de Europa y el listado de chapuzas no es posible.
Luces largas pueden indicar, que ER con mas apoyo lo intentara en otra tanda…en 10-15 años.
Sr.Foix: está escrito hace siglos…divide y vencerás…
«Sánchez sabe que la cuestión catalana no va a encauzarse con la fuerza de la ley sino con las habilidades de la política, alejando a la justicia de un problema que es eminentemente político.»
Totalmente de acuerdo!
Sr. Foix : » Pragmatismo contra desmesura «…Mi respuesta es el titulo de su artículo.
Es la clarividencia de la realidad. Ha perdido las elecciones la desmesura, los insultos y las amenazas de aplicar injustamente y ciegamente el art. 155, que ya se está pasando a nazi, de aplicarse.
Viva España y Visca Cataluña incluida.
P.D. Los de la desmesura, ahora estan haciendo el ridículo, sobre el ridículo, de tanta desmesura. Están perdiendo la batalla de ganar el poder, cueste lo que cueste, aunque sea con desmesura.
La gente con criterio y sensatez, ahora está en guardia, contra la verborrea y la desmesura de los insultos gratuitos, lanzados contra los adversarios
políticos.
Mientras la sociedad humana, vive la realidad y la lucha por el modus vivendi y la convivencia.
Los citados desmesurados siguen SIN VIVIR LA REALIDAD. No han cambiado mentalmente y por ello toparán contra ellos mismos, una vez más.
La codicia del poder de la gobernancia, les corrompe el sentido común y el vivir la realidad. Ahora hacen el ridículo.