La gran participación en las elecciones europeas del domingo ha contribuido a cambiar el paisaje político de la UE, en la que por primera vez en la historia la gran coalición entre el Partido Popular Europeo (PPE) y los socialdemócratas (PSE) es insuficiente para obtener una mayoría. Las convulsiones y divisiones internas en muchos estados miembros han producido un Parlamento más fragmentado que nunca, una copia más fiel de lo que ocurre en el conjunto de la Unión.
Las dos fuerzas proeuropeas que han aumentado considerablemente su representación han sido los verdes y los liberales, con los que habrá que contar necesariamente para que las tropas movilizadas por los tres grupos euroescépticos no impongan sus criterios.
Las urnas dibujaron una Europa diferente que tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos. Para poner sólo dos ejemplos, el líder griego, Alexis Tsipras, anunció comicios anticipados al perder las elecciones europeas. A las pocas horas, por distintas razones, el Gobierno austriaco de Sebastian Kurz ha sido sustituido al perder una moción de confianza por el caso del vicepresidente de extrema derecha que fue grabado en Eivissa mientras perpetraba una acción corrupta con una señora que representaba intereses rusos. Habrá que ver si el presidente Van der Bellen convoca a las urnas anticipadamente o espera hasta septiembre con un gobierno interino.
Los 86 diputados que han perdido los populares y socialistas se han equilibrado hasta cierto punto con las victorias de los verdes y los liberales, que han aumentado sus diputados en 62 escaños. La suma de estas cuatro fuerzas europeístas alcanza 504 escaños, una cifra suficiente para manejar la nueva mayoría que no será de dos sino de cuatro formaciones y que con sus distintos acentos será europeísta.
El ámbito de decisiones y reparto de cargos de primer nivel ha ampliado el espectro y es lógico que desde el presidente de la Comisión hasta el último comisario tengan que pasar por el debate de estos cuatro grupos que pretenden detener y neutralizar el crecimiento de los partidos de la extrema derecha que con sus particularidades nacionales tienen el objetivo común de alterar o destruir las bases de la Unión.
Los verdes y los liberales son indispensables y necesarios. Y es más que probable que su entrada en el grupo que toma las decisiones haya sido uno de los datos más positivos de las elecciones del domingo, teniendo en cuenta que populares y socialistas iban perdiendo gradualmente fuerza entre sus respectivos electorados.
Los populistas no han conseguido ser indispensables, pero es oportuno hacer notar que las distintas ramas de la extrema derecha han sido los partidos más importantes en cuatro de los ocho países más poblados de la Unión. Me refiero al Reino Unido, Francia, Italia y Polonia, donde las fuerzas euroescépticas ganaron las elecciones.
Las tres facciones euroescépticas han ganado en conjunto 17 escaños, pasando de 155 diputados a 172. No es lo que esperaban, pero si consiguen actuar en común serán un elemento perturbador en el nuevo Parlamento. Matteo Salvini y Marine Le Pen están adscritos a la Europa de las Naciones y las Libertades. Los Conservadores y Reformistas Europeos están formados por euroescépticos polacos, húngaros y algún diputado de la Europa del Este. Y la Europa de la Libertad y la Democracia está capitaneada por Nigel Farage y el Movimiento 5 Estrellas italiano.
El caso más singular, por no decir estrafalario, es el del Partido del Brexit, liderado por Nigel Farage, que fue fundado hace seis semanas y ha ganado las elecciones con más de un 30% de los votos. En los últimos doscientos años, nunca el partido conservador, el liberal y el laborista habían perdido a la vez unas elecciones en el Reino Unido.
Farage ha ganado para ejecutar el Brexit antes del 31 octubre, con acuerdo o sin acuerdo, con la posibilidad de que si se convocan elecciones generales podría convertirse en carta ganadora. No entiendo cómo un pueblo tan práctico y tan prudente políticamente se ha enzarzado en una deriva que va en contra de sus intereses y se aparta de su exitosa trayectoria histórica. Es el único pueblo que ha sido aliado y enemigo de todos los países europeos en algún momento de su historia, según sus conveniencias.
Los cuatro diputados independentistas catalanes electos y su futura incorporación al Parlamento Europeo no son hoy una prioridad en el conjunto europeo. Lo cierto es que la política está agitada, dividida, buscando nuevas formulaciones. Pero, al menos esta vez, los populistas, xenófobos y euroescépticos no presentan una alternativa viable. Lo único cierto es que el Parlamento está cada vez más fragmentado y tendrá que acomodarse a una nueva realidad que la vivimos en todos los países con sus propias singularidades y problemas. Es ahora cuando la política es más imprescindible que nunca. Y más importante todavía es la exigencia de un liderazgo democrático y fuerte, capaz de administrar la complejidad de una nueva situación.
Publicado en La Vanguardia el 29 de mayo de 2019
Sr. Tajani, lease por favor el informe de la ONU.
También lo pido al Congreso y Senado españoles y a la Moncloa y la Zarzuela.
Después no podrán alegar ignorancia.
Se acabo tambien el bipartidismo en la UE. Es un espejo de lo que pasa en los distintos paises de la Union nos viene a decir el Sr. Foix.
Esto es bueno?
Potser si, potser no.
Puede que si de cara a la diversidad. Puede que no de cara a la unidad de accion (o de contencion) respecto a los extramuros de la UE.
Pero esta bien que avancen los Verdes. Ya maduraran (espero qaue no)
Sr. Foix : Estoy totalmente de acuerdo en todo lo que Vd. nos dice en su artículo.
Parece mentira que los codiciosos corruptoides Brexiteros, junto con los euroexepticos también coridiosos corruptoides de adquirir riqueza y poder, ya no se acuerden de los grandes bombardeos com bombas revienta manzanas y de las criminalidades que se produjeron en toda Europa durante la 2ª Guerra mundial.
Solo aman la riqueza y el poder. Nada mas, ni nadie más.
Odian a los emigrantes que ellos mismos han bombardeado ó robado y empobrecido totalmente.
No comment.
Remarco:Los verdes y los liberales son indispensables y necesarios.
De acuerdo.
Los verdes harán de contrapeso a los populares y los liberales a los socialdemócratas.
También es buena noticia que no necesiten partidos ultramontanos.