Las democracias liberales ganaron la partida el siglo pasado a pesar de sus imperfecciones y de sus compromisos equivocados con dictadores y tiranos. Las palabras del presidentente alemán, Frank-Walter Steinmeier, pronunciadas el pasado domingo en la primera localidad polaca que fue golpeada por los bombardeos alemanes hace ochenta años, son un ejemplo de reconocimiento de culpa colectiva de las barbaridades cometidas por los alemanes a las órdenes de Hitler.
Ante el presidente de Polonia, Andrzej Duda, Steinmeier dijo con toda solemnidad: “Inclino la cabeza ante las víctimas del ataque en Wielun, inclino la cabeza ante las víctimas polacas de la tiranía alemana y les pido perdón. Quiero asegurarle que no olvidaremos y asumiremos la responsabilidad que nos ha impuesto nuestra historia”. Fueron los alemanes, prosiguió el presidente, quienes cometieron un crimen contra la humanidad en Polonia. Quien diga que el reino de terror de los nazis en Europa es un evento marginal en la historia alemana sólo se juzga a sí mismo.
Son palabras que expresan el sentir general de los alemanes desde que el canciller Willy Brandt acudió a Varsovia en 1970, un año después de ser elegido, para arrodillarse delante del monumento a los Héroes del Gueto, pidiendo perdón por los crímenes de la era nazi. Brandt huyó a Noruega y Suecia desde el primer momento en que Hitler se instaló en el poder. Pasó clandestinamente unos días en Berlín en 1936 y fue también voluntario a la guerra civil española, según cuenta en sus memorias.
Brandt era uno de los alemanes que no tuvieron nada que ver con el nazismo, al que combatió desde fuera y desde dentro. Desde Konrad Adenauer hasta Angela Merkel han asumido la responsabilidad de responder de los crímenes del nazismo sin que participaran en ninguna de sus actividades, ya sea por negarse o esconderse o por haber nacido después de las barbaridades que perpetró aquel régimen durante trece años.
Diez días antes de que los blindados de la Wehrmacht entraran en Polonia hace ochenta años, se había firmado el pacto entre Hitler y Stalin en el que estamparon la firma los ministros de Exteriores Ribbentrop y Mólotov. En un protocolo adicional secreto se acordaba que Alemania y la Unión Soviética se repartirían Polonia. De hecho, las tropas de Stalin invadirían el este de Polonia el 17 de septiembre.
Han transcurrido los años, han cambiado muchas fronteras en Europa, ha caído la influencia directa de Moscú sobre la Europa denominada del Pacto de Varsovia, Alemania se ha unificado y Europa, antes y después de la Unión Europea, ha vivido uno de los periodos más largos de libertad, progreso y paz de su historia. Si el siglo pasado fue un semillero de odios cruzados en Europa, también fue el siglo del reconocimiento de las responsabilidades, la petición de perdón y el esfuerzo colectivo para mirar al futuro para superar los aberrantes errores del pasado.
Polonia fue la gran víctima de la guerra. Murieron seis millones de polacos, muchos de los judíos del Holocausto eran polacos o murieron en campos de exterminio situados en Polonia. La historia demuestra que las ambiciones territoriales de Rusia y de Alemania a lo largo de los siglos han causado cientos de miles de muertos y han hecho que Polonia, en palabras de Helmut Schmidt, se convirtiera en un Estado sobre ruedas, perdiendo territorio en el oeste si ganaban los alemanes y en el este si eran los rusos los vencedores.
Rusia no fue invitada a los actos del domingo por la anexión de Crimea en el 2014 y porque los recelos del Gobierno polaco respecto al Kremlin son ahora más acentuados que con Alemania. Pero Moscú no niega la matanza de los oficiales polacos en Katyn ni el pacto de Stalin con Hitler.
El perdón y el reconocimiento de la responsabilidad han sido dos factores esenciales para garantizar la siempre frágil convivencia en Europa. Francia y Alemania han sellado con abrazos y gestos simbólicos sus guerras y enfrentamientos del último siglo después de haberse arrebatado en tres ocasiones Alsacia y Lorena, que hoy vuelven a formar parte de Francia.
En España no ha sido posible ni el perdón ni la admisión de la responsabilidad de las barbaridades cometidas en todas direcciones. Ha habido, eso sí, el pacto de 1978, que se concretó en la Constitución, que ha sido un borrón y cuenta nueva para garantizar la convivencia y que ha producido el periodo más largo de libertad y progreso de la historia contemporánea.
Pero no ha habido perdón ni admisión de responsabilidades entre los vencedores y los vencidos en la guerra. Esta es una asignatura que alguien algún día tendrá que afrontar para que en el futuro todos podamos vivir cómodamente, según decía Ernest Lluch, desde las diferencias políticas y desde los distintos sentimientos de pertenencia más elementales.
Publicado en La Vanguardia el 4 de septiembre de 2019
Perdon, olvidar….»Esta es una asignatura que alguien algún día tendrá que afrontar para que en el futuro todos podamos vivir cómodamente, según decía Ernest Lluch, desde las diferencias políticas y desde los distintos sentimientos de pertenencia más elementales.»…y como siempre proponer soluciones https://elpais.com/elpais/2019/08/30/opinion/1567182771_456575.html?fbclid=IwAR33N-2NHi9quXoxbhetVhFEx5FIzAPAqLfUc0yzVsfnDffO7GZnXzCwBZw
«Todo el mundo ve necesario dotar al Senado de mayor peso y relevancia, y adecuarlo así de forma genuina a lo que la Constitución de 1978 nos dice que es: una Cámara de representación territorial y, también, de segunda lectura legislativa» M.Cruz https://www.lavanguardia.com/politica/20190828/4723373893/inteligencia-vasca.html?fbclid=IwAR0TZo4VKRinK2D7KAI3zOSHeUClWhgVZxQM31NTUljrLnvqNBr3D6fOO2A–Una grave amenaza acecha a Europa-https://elpais.com/elpais/2019/09/03/opinion/1567520736_417490.html?fbclid=IwAR0dzySoEGucX9yWk-tBF6O0ydpwfUNVzM0Py0enK3Pvsof7xoqmYUesJYg–https://elpais.com/ccaa/2019/09/03/catalunya/1567509754_071169.html?fbclid=IwAR3DtwjZO7UGadTul0c1ReE2A7AoxmayrwXlo7hNj52wDwTdiNhF44uSlB4
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Saludos
Me cuesta perdonar. Casi tanto como olvidar. Y eso que, por edad, sólo me tocó vivir las consecuencias. Pero ciertamente las viví. En la mesa del comedor: mi padre mutilado de guerra. En el instituto semiderruido por los bombardeos italianos. Las cartillas de racionamiento.
Y las mentiras, las continuas mentiras, las omisiones, las tergiversaciones, los camelos y las patrañas. Las peores las de los curas…
A donde hemos llegado no lo hemos hecho entre todos. A algunos no nos han dejado.
No es rencor. Es la serena conclusión a la que llegas con los años de que ya no esperas que te pidan perdón…
Casi 40 años de dictadura, para un borrón y cuenta nueva, sin asumir tesponsabilidades nos ha traído dónde estamos. Y no parece que estemos bien.