La gloria de un crack del fútbol es efímera. El valor de Messi es la duración en la cresta de la excelencia durante más de diez años. Partidos, goles y títulos de todas las facturas le han convertido en el mejor de todos los tiempos. Ayer recibió en París el sexto Balón de Oro, una proeza que sólo él puede lucir.
Lo más notable es la evolución del chaval argentino que empezó deslumbrando a Frank Rijkaard y ahora, en su madurez, es la tabla de salvación de un Ernesto Valverde que en la tormenta del Wanda Metropolitano aparecía encapuchado como la encarnación del extraterrestre de ET. Se me antoja que Messi es como “el hombre de todos los tiempos”, el título de aquella excelente película sobre la vida de Tomás Moro y sus relaciones con Enrique VIII. La diferencia es que nadie podrá decapitar, como le ocurrió a Moro, al más eficaz servidor de la era dorada del barcelonismo.
La estatua de Kubala en el Camp Nou recuerda el primer gran paso adelante futbolístico con un genio llegado de tierras magiares; Cruyff tiene estadio flamante y fundación con su nombre; Guardiola es la musa errante de la afición blaugrana con 14 títulos en cuatro años, un récord. ¿Cómo será recordado Leo Messi? Hay un aspecto que merece resaltarse. Todos estos referentes de la historia del Barça se fueron del club mientras estaban en activo. Por razones diversas y no siempre amigables. Pero se fueron. Messi llegó, triunfó y se quedó. Y seguirá. ¿De qué forma se va a agradecer la fidelidad del más grande de todos? Está por ver.
Publicado en Mundo Deportivo el 3 de diciembre de 2019
Lo de Messi es muy fuerte en todos los aspectos. Larga vida!
No habrá otro igual. Ojalá se quede toda su vida. Salud y ventura.