Donald Trump llegó a Davos y abrió el foro en el que se reúnen las élites económicas y políticas del mundo. En esta ciudad alpina que inspiró a Thomas Mann La montaña mágica , basada en la vida monótona de un sanatorio de hace un siglo en pleno periodo de entreguerras, ha transitado desde 1991 el poder y el dinero del mundo entero.
El presidente Trump abrió la sesión del martes con un discurso en el que resaltaba la buena marcha de la economía norteamericana. La situación del empleo, del crecimiento, de las exportaciones y del prestigio de Estados Unidos nunca había sido mejor en la historia. La modestia no es la característica principal de sus mensajes.
Sin la seguridad colectiva trasatlántica, aparecerán los viejos fantasmas europeos
Un premio Nobel como Joseph Stiglitz dice que los datos que ofrece Trump son imprecisos y en algunos casos falsos. Da igual. Él los repite porque sabe que si la percepción sobre la marcha de la economía es positiva los norteamericanos le van a reelegir el próximo noviembre. Seguí toda la intervención del martes en directo y ayer le escuché en la inesperada rueda de prensa que ofreció antes de regresar a Washington.
Volvió a remarcar el momento extraordinario de la economía norteamericana sabiendo que, paralelamente, en el Senado se abría el proceso de impeachment que pretende destituirlo como presidente. Todo indica que la mayoría republicana en la Cámara Alta frenará cualquier posibilidad de que el proceso avance y hará que las sesiones terminen más pronto que tarde.
Aprovechó sus comparecencias para ridiculizar a la activista Greta Thunberg y disparó contra periodistas y políticos que critican su retórica y su gestión. Trump domina el escenario de la teatralidad de la política mientras observa que no hay un candidato alternativo en el horizonte.
Repitió dos veces que es más difícil negociar con Europa que con China. Es un mensaje nada sutil que denota el distanciamiento progresivo entre Estados Unidos y la Unión Europea en cuestiones comerciales pero también políticas y de defensa. Habló bien de Boris Johnson pero de nadie más. No mencionó a Pedro Sánchez, que andaba por allí.
A juzgar por sus palabras, Europa ha dejado de ser aquel aliado inseparable con el que se ganó la guerra fría. El vacío en política no existe. Y la historia reciente nos dice que sin la seguridad colectiva trasatlántica, pueden aparecer de nuevo los viejos y maléficos fantasmas que han recorrido Europa a lo largo de los siglos.
Publicado en La Vanguardia el 23 de enero nde 2020
La economía americana puede que vaya bien, tiene un poder casi ilimitado. Sin embargo, en el terreno ético y moral no está tan claro. Es evidente que la ética y la moral no producen beneficios, más bien los reducen. La economía ha sustituido a la política según el Dr. Ignacio Sánchez-Cuenca (La izquierda fin de (un) ciclo). La economía no es una ciencia moral ni persigue, en general, el bien común. Según N. N. Taleb ni merece el nombre de ciencia, ya que es completamente incapaz de predecir el futuro y su base matemática discutible al no considerar la condición humana y la psicología que están ligadas a la toma de decisiones.
Nuestra especie está mostrando una conducta que no inspira grandes esperanzas. Cómo la nación más poderosa del mundo es incapaz de disponer de una sanidad pública que cubra a toda la población. Cómo es posible que estados y naciones que mencionan a Dios en sus monedas y en su base cultural permitan que se hagan negociones con la enfermedad y el dolor de las personas de modo que el que no se pueda pagar el tratamiento puede morir. Cómo es posible que estemos dispuestos a matar seres humanos por arrebatar las riquezas de países y de desear el control y dominio de otros seres humanos a los que no consideramos miembros de nuestra tribu.
Europa es incapaz de romper con su pasado, bastante triste a pesar de tanta cultura de la que hacemos gala. Después de la II Guerra Mundial Europa sufrió cambios traumáticos y fue incapaz de continuar por si misma sin la ayuda de los EEUU. Ahora, nos miramos en el espejo y volvemos a la época romántica de antiguas naciones, antiguos imperios, antiguos dominios… Pero nada de eso existe ya, y somos incapaces de dejar de ser el mal viejo para crear una Europa unida donde todos tengamos los mismos derechosy deberes, donde antes que aleman o español se sea un ser humano que habita un territorio geográfico que se llama Europa, donde prevalece la hermandad y no el becerro de oro.