La Liga es asequible y la Champions entra en la recta decisiva. El Barça ha perdido dos títulos esta temporada pero puede acceder a otros dos. Es la visión optimista, un estado de ánimo casi incompatible con el barcelonismo de toda la vida, el de la autocompasión y el sufrimiento. El debate al anochecer del sábado era que el protagonismo de Ter Stegen recibiendo los pasos atrás inacabables era un síntoma de debilidad de equipo que jugaba a la defensiva.
Se ganó al Getafe por la mínima y los profetas del Apocalipsis valoraban más las dificultades de Quique Setién que el hecho de haber vencido al tercer clasificado. A última hora del domingo Zidane cedía dos puntos ante el Celta, en zona de descenso, y los titulares insistían en la conquista de la Copa del Rey de baloncesto.
Florentino es el señor de los relatos madridistas apacibles. Ayer saltaba la noticia sobre una empresa digital que emitía mensajes críticos en las redes contra jugadores y opositores de la junta de Bartomeu que aparentemente había sido contratada por el presidente azulgrana. El club y la empresa acusada lo negaron inmediatamente. Palabra contra palabra. Que se sepa todo, absolutamente todo.
Pero la larga sombra de las elecciones de 2021 empezó a activar los mecanismos en contra de la Junta. El derecho a denunciar es compatible con el derecho a defenderse. También interesa saber qué ha ocurrido en el Manchester City, donde Ferran Soriano era gestor principal cuando se produjeron las irregularidades financieras que han provocado una sanción tan severa de la UEFA.
Publicado en Mundo Deportivo el 18 de febrero de 2020