El temor a que una Alemania unificada, fuerte y económicamente solvente pueda caer en la tentación de imponer sus intereses y prioridades en la UE siempre planea sobre la opinión pública europea, especialmente en tiempos de crisis.
La historia demuestra que las tres grandes guerras en territorio europeo, desde la franco-prusiana de 1870 hasta la que provocó Hitler en 1939 pasando por la Gran Guerra de 1914, fueron urdidas y desencadenadas desde Berlín. De la primera nació la unidad alemana que se llevó por delante el segundo imperio de Napoleón III y supuso el nacimiento del segundo Reich alemán, ni más ni menos, firmado y proclamado en el palacio de Versalles con todos los diputados llegados en tren desde Alemania.
Con todos los roces y controversias entre Alemania y la UE desde su fundación, no ha habido ningún canciller, desde Adenauer hasta Merkel, que haya insinuado la voluntad de ejercer un dominio sobre Europa. Hasta el fin de la guerra fría y la caída del muro de Berlín con la consiguiente unidad alemana, no tenía autonomía porque de maneras muy sutiles era un protectorado gestionado por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, los vencedores de la guerra. La Unión Soviética de Stalin tuvo un papel principal en la victoria, pero no formaba parte de lo que serían los aliados de las democracias occidentales.
Es incuestionable el europeísmo de Alemania a juzgar por los discursos y los gestos políticos que primero Bonn y luego Berlín han protagonizado en la creación de todas las instituciones europeas, incluido Schengen, el Banco Central Europeo y la ampliación a los países del Este. Nada se ha hecho sin Alemania, lo cual no indica que el riesgo de anteponer sus intereses a los de Europa siempre está presente en el resto de los miembros de la Unión.
La rebelión del Tribunal Constitucional alemán contra el Tribunal de Justicia de la UE a propósito de la deuda pública anunciada por el Banco Central Europeo ha hecho temblar las estructuras del edificio europeo. Como dice Xavier Vidal-Folch, este desafío jurisdiccional a un tribunal superior como el de Luxemburgo no es flor de un día. Los discursos políticos han ido en una única dirección de europeidad, mientras que las decisiones judiciales de diversos tribunales alemanes, también el Constitucional de Karlsruhe, han pretendido en muchas ocasiones que el derecho alemán prevaleciese sobre el europeo en cuestiones que afectaban a los tratados. Y no lo han conseguido o no lo han querido.
Está por ver qué pasará ahora después de que el Tribunal de Luxemburgo reclamara la competencia última sobre una política que afecta a la decisión del BCE para emitir eurobonos o préstamos a fondo perdido como consecuencia de la crisis del coronavirus. El BCE fue una garantía de estabilidad europea tras la crisis del 2008 y Mario Draghi era criticado abiertamente por las autoridades financieras alemanas y también de los Países Bajos. Christine Lagarde, la sucesora de Draghi, reaccionó con frialdad al fallo del tribunal de Karlsruhe afirmando que actuaría sin tener en cuenta la sentencia. Este choque jurisdiccional tiene una gran importancia para dirimir el futuro inmediato de la UE y también el del euro. En definitiva, pone en juego una de las grandes bazas del éxito europeo, que descansa sobre la solidez de su estructura jurídica aceptada por todos y también por todos los gobiernos alemanes hasta ahora.
No dudo de los compromisos adquiridos por Alemania, que se vieron confirmados el pasado 8 de mayo con la conmemoración del 75.º aniversario de la rendición incondicional nazi a los ejércitos aliados. No pudo celebrarse una ceremonia conjunta a la que deberían haber asistido Donald Trump, Vladímir Putin, Emmanuel Macron y Boris Johnson. El coronavirus lo impidió.
La soledad y la sobriedad con que el presidente Steinmeier y la canciller Merkel conmemoraron el 75.º aniversario de la liberación con la Neue Wache como telón de fondo y ante una escultura de Madre con hijo muerto contenían un mensaje. El presidente dijo emocionado que “hoy los alemanes tendrían que liberarse de los nuevos nacionalismos, de la fascinación del autoritarismo… así como del odio y la agitación de la xenofobia y el desprecio por la democracia porque son viejos espíritus malignos cubiertos solamente de una nueva apariencia”.
Un presidente socialdemócrata y una canciller democristiana comparten la idea de huir de la germanización de Europa. Los varios gobiernos de gran coalición no han sido sólo por la aritmética parlamentaria, sino por mantener a Alemania alejada de sus propios fantasmas. Son los alemanes los que más necesitan a Europa.
Por eso Steinmeier pronunció un “nunca más solos”, porque esta necesidad de compartir objetivos es fundamental para la paz en el continente. “Tenemos que pensar, sentir y actuar como europeos. En 1945 fuimos liberados, pero hoy nos tenemos que liberar a nosotros mismos”. No hay duda de que el rifirrafe jurisdiccional es un conflicto de fondo inquietante, pero los alemanes sensatos saben que la solidaridad entre los europeos bajo un sistema de derechos compartidos nos salvará a todos, también a ellos.
Publicado en La Vanguardia el 13 de mayo de 2020
La UE es una organización heterogénea con intereses contrapuestos. No es un estado como los EEUU, China o Rusia, y tiene un déficit democrático desde hace años, la votación de la Constitución de la UE que fue aceptada en varios países europeos (entre ellos Alemania y España) fue rechazada por la votación contraria de Francia y Holanda, se requerían más países, pero se paró el proceso.
En una unión monetaria la disparidad fiscal y la existencia de paraísos fiscales dentro de la UE es inaceptable. Sí una unión se basa en el miedo a volver a matarnos es muy endeble. Quién en la UE se siente europeo antes que alemán, francés, español, catalán o cualquier otra nacionalidad? Qué compromiso existe de ser europeo?
Alemania tiene la oportunidad pacífica de dirigir toda centroeuropa, se resistirá a ello? Espero que sí, pero el futuro es impredecible. Quién pensaba que el UK se iría?
APUNTS SOBRE ALEMANYA I CATALUNYA
1. Alemanya, Catalunya i altres països han celebrat el 75 aniversari del final de la segona guerra mundial i la victòria sobre el nazisme. Cerimònies austeres degut al coronavirus que afecta a tot el món.
2. A la cerimònia de Catalunya hi han participat representants de JxCat, ERC i PSC. És un acte que es celebra des de fa dècades davant l’estàtua de Josep Clarà dedicada als voluntaris catalans i emplaçada al costat de la seu del Parlament.
3. A l’acte de Berlin hi han assistit la cancellera Àngela Merkel, el president Frank-Walter Steinmeier els presidents de les dues cambres legislatives i del Tribunal Constitucional. Steinmeier ha afirmat: “El 8 de maig de 1945 va ser el final de la dictadura nazi, la fi de nits i bombes i marxes de la mort, de crims alemanys sense precedents i de la fallida de la civilització que va suposar l’Holocaust (…) Avui els alemanys haurien d’alliberar-se dels nous nacionalismes, de la fascinació de l’autoritarisme… de l’odi i l’agitació de la xenofòbia i el menyspreu per la democràcia perquè són vells esperits malignes coberts només d’una nova aparença”. El sobiranisme català, com tots els sobiranistes democràtics i pacífics del mon, comparteix les paraules de Steinmeier… i el preocupa que Espanya retorni a un règim predemocràtic, espanyolista i autoritari.
4. L’ Espanya del 2020 no ha celebrat el 75 aniversari de la derrota del nacionalsocialisme. Ni la monarquia, ni el Govern PSOE/Podemos, ni l’oposició (PP, VOX, CS), les dues cambres legislatives, ni el Tribunal Constitucional, ni el Tribunal Suprem. Significatiu.
5. Darrer apunt. El Tribunal Constitucional alemany i el Tribunal de Justícia de la Unió Europea estan enfrontats a propòsit del deute públic anunciat pel Banc Central Europeu. Combat entre gegants. El Tribunal Suprem de la UE també pot xocar amb el Tribunal Constitucional i el Tribunal Suprem espanyols. El sistema judicial espanyol te les de perdre. Primer, perquè en aquest cas estan en joc els drets i les llibertats de les persones. Segon, perquè el sistema judicial espanyol, hereu del franquisme, està desprestigiat a Europa.
Su magnifico articulo,me ha hecho recordar a mis amigos de cultura germanica.
Por mi actividad profesional he compartido conversaciones y hay dos comentarios suyos claves….necesitan de Europa y pensar, sentir y actuar como europeos, tanto para ellos como a nosotros sera una buena señal que todo vaya dentro de la normalidad y sensatez.
En mi modesta opinión en Europa tenemos un problema de racionalismo entre norte y sur. Hay planteamientos en ocasiones muy divergentes y conceptualmente opuestos. Por hacer una observación, se celebraron 500 años de Lutero en el norte y aquí seguimos con el Quijote.