Las derrotas no tienen padre ni madre al contrario de las victorias con multitudes de aspirantes a proclamarse progenitores. El Barça de Koeman en la Liga anda perdido en la parte baja de la tabla con diez puntos abandonados en seis partidos. Un inicio liguero mediocre que no se conocía en los últimos ocho años. Mañana puede revalidar su buena racha en la Champions si vence al Dinamo de Kiev en un Camp Nou vacío y desangelado.
Sería precipitado repartir responsabilidades porque la temporada es muy joven. No es culpa de Bartomeu ni de su dimitida Junta. Tampoco de Koeman que intenta un reinicio con una mixtura interesante entre veteranía y juventud. El VAR no puede ser el principal causante del infortunio liguero. Los jugadores algo tienen que ver en que solo se hayan marcado diez goles. Neto no es Ter Stegen y su fallo en Mendizorroza se llevó dos puntos por delante.
Messi no marca como solía y no hay una sola voz que comente su peor racha en los últimos siete años. Soy partidario que se encargue una estatua y se bauticen con su nombre futuras instalaciones en el marco del Espai Barça. Pero si pocas veces consigue atravesar el bosque de piernas que tiene en el área, si no marca goles, habrá que decirlo y buscar alternativas. Los jugadores han de quedar al margen de la pugna electoral. Y lo tendrán que hacer con alguna rebaja más en sus sueldos porque los ingresos se habrán reducido alarmantemente. La tranquilidad de los socios y del barcelonismo sólo volverá con el buen fútbol, con goles y con títulos. Y esto no se consigue con declaraciones sino en el campo.
Publicado en Mundo Deportivo el 3 de noviembre de 2020
Sr.Foix: el fútbol ya es otra cosa distinta al deporte…