La vida sigue a pesar de la pandemia global, del nacionalismo rampante en la distribución de las vacunas, de los miedos personales y colectivos, de la crisis que aumenta las desigualdades y de las elecciones que se han celebrado o se celebrarán en sociedades divididas por la ideología, los intereses o la falta de respeto por quienes sostienen soluciones distintas para resolver los mismos problemas.
En el libro Els fundadors, de Raül Garrigasait, se relata la creación y desarrollo de una idea cultural que acabó concretándose en uno de los pilares más sólidos de la cultura catalana. La colección de clásicos griegos y latinos, la Bernat Metge, nació en 1923, el primer año de la dictadura de Primo de Rivera, continuó durante la República, la Guerra Civil, la dictadura de Franco y ha seguido hasta hoy. Se han publicado más de 400 volúmenes de los principales autores de Grecia y de Roma, en la lengua en que fueron escritos y su traducción al catalán, un lujo cultural que muy pocas lenguas han alcanzado.
Esta gigantesca empresa la inició Francesc Cambó con la ayuda de Joan Estelrich, Carles Riba y las figuras más relevantes de la cultura catalana de buena parte del siglo pasado. Helena Cambó, recientemente traspasada, llevaba en sus venas el legado recibido de su padre y junto con su marido, Ramon Guardans, mantuvieron viva la Bernat Metge a pesar de las circunstancias políticas y económicas, que casi siempre fueron adversas.
Una observación que salta a la vista es la talla intelectual de aquel grupo de ilustrados y su empeño en hacer algo relevante que vino a ser como una carta de presentación de la lengua catalana en el ámbito europeo. No soy de los que piensan que lo de antes era mejor, pero sí que me gustaría que las clases dirigentes de hoy, muy especialmente los políticos, fueran más cultas y más sensibles a las carencias de una sociedad en la que tener criterio propio parece una excentricidad.
Es preocupante que se planteen los mismos dilemas de hace casi un siglo cuando la derecha gritaba “o nosotros o la revolución” y la izquierda respondía con un “o nosotros o el fascismo”. No es esto. Aunque pueda parecer una idea a destiempo, es prioritario optar por la cultura, que, a su vez, comporta respeto por el adversario, búsqueda de intereses comunes por pequeños que sean, discrepancias y crear ámbitos de convivencia que en las sociedades democráticas se han perdido. Más cultura, más conductas honradas en la vida pública y menos retórica zurcida con mentiras o medias verdades.
Publicado en La Vanguardia el 29 de enero nde 2021
EL CANDIDAT O LA CANDIDATA MES CULTA
1. ¿Quin és el candidat o candidata que demostra cada dia ser la personalitat mes culta entre els que aspiren a presidir la Generalitat? ¿Qui és el que mostra tenir més coneixements, més sensibilitat, mes empatia amb les elits culturals i amb la cultura del poble? ¿Qui te un currículum cultural més destacat, més experiència, mes projecte, més compromís? ¿Qui demostra que coneix millor la cultura catalana, la cultura espanyola, la cultura universal? ¿Qui ho demostra en les seves activitats personal, professional, docent, política, parlamentaria?
2. ¿Qui es? ¿Laura Borràs (Junts), Pere Aragonès (ER), Salvador Illa (PSOE), Carlos Carrizosa (Cs), Alejandro Fernández (PP), Jéssica Albiach (Comuns)…?. La resposta pel qui subscriu és que els fets indiquen que aquesta persona indiscutible és Laura Borràs. Ella ha demostrat com consellera al Parlament davant dels atacs dels partits de la bancada espanyolista que la cultura catalana és, malgrat totes les dificultats legals i del règim, una realitat arrelada i universal. I la cultura catalana podria ser molt millor i projectar-se més si, com les cultures espanyola i francesa per exemple, disposés d’una estat propi com Espanya i França. D’això també va el sobiranisme.
3. Una altra qüestió seria si ara i aquí es parles de la pandèmia. ¿Com podria qualificar-se la gestió del fins ara ministre de Sanitat? Hi haurà qui el justifiquui. Altres el suspenen. Però aquest és un altre debat, molt interessant i determinant.
Buf !
Sembles un fidel del Palmar de Troia.
La cultura. Sempre la cultura.
I la bona informació.
Gracies Sr. Foix.
Las ideologías que pretenden que todos pensemos del mismo modo y según sus principios son totalitarias. El avance de la sociedad se ha basado en la discusión con argumentos de las diferentes posiciones e ideas. Si después del terrorífico siglo XX aún estamos en las mismas que al principio de ese siglo, significa que no hemos aprendido nada y que la enseñanza de la historia no ha sido efectiva.
Estoy de acuerdo con lo que nos dice el Sr. Foix. Ahora se clasifica a las personas por su posición ante una propuesta política sin tener en cuenta si sus opiniones están bien argumentadas y muestran carencias en las de otros. Si estos solo responden con una descalificación de la persona sin más, se me hace difícil creer que defienden la democracia o la opinión libre. La sociedad nunca es unánime y los lemas que excluyen, o enaltecen las supuestas virtudes de un nación, no dejan de buscar la uniformidad que todo estado anhela para fortalecer el control de la población.
Chapeau !!!