Las elecciones catalanas del domingo llegan cargadas de muchas incertidumbres. Una de ellas es que salga un Parlament muy parecido al actual y que la política de dos bloques, excluyentes, siga ahondando las divisiones en la fragmentada política catalana. El experimento del procés , al margen de las responsabilidades que cada uno puede atribuir a quien quiera, no ha ido bien para nadie, ha sido un fracaso que nos afecta a todos por igual.
Es más que probable que si sale una mayoría independentista de las urnas, las maquinarias de los partidos harán lo que esté en sus manos para seguir gobernando con todos los retoques que sean necesarios. Las promesas sobre pactos postelectorales no tienen credibilidad alguna si observamos las peleas a tumba abierta entre los socios del Govern catalán desde el comienzo de la presidencia de Quim Torra hasta la precariedad política de Pere Aragonès, que se presenta oficialmente como “vicepresidente del Gobierno de la Generalitat en sustitución de la presidencia de la Generalitat”. Complicado sí lo es.
Pueden existir pactos para hacer más soportable la crisis económica y pandémica
La pregunta que es lícito hacerse es si hay una alternativa para cambiar el rumbo de confrontación con España que ha dado agrios frutos tanto para Catalunya como para el Estado. Si la hay, en todo caso, puede ser insuficiente porque la suma de los no independentistas no alcanzaría una mayoría, según las encuestas.
Todo dependerá de si ERC quiere cambiar de pareja de baile y formar gobierno con Salvador Illa. Pero tanto Junqueras como el candidato socialista han dicho taxativamente que no habrá tal alianza postelectoral. Ya se verá porque la palabra dada en las campañas tiene una credibilidad de muy baja intensidad.
La otra incertidumbre es la incidencia de los resultados en Catalunya sobre el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. En los últimos dos días se han cruzado palabras duras entre la vicepresidenta Carmen Calvo y el vicepresidente Pablo Iglesias. El líder de Unidas Podemos declaró el domingo que “en España no hay una situación de plena normalidad democrática”, a lo que la vicepresidenta Calvo ha contestado que “España tiene la normalidad de un Estado de derecho que aplica la ley a todos por igual”.
Esta discrepancia de fondo, aireada por dos miembros muy cualificados del Gobierno Sánchez, tiene que ver con el procés , los indultos y la situación penal de los políticos que están en campaña promoviendo con distintos acentos la independencia. Se ha dicho que Catalunya no puede por sí sola conseguir la independencia pero sí puede desestabilizar la gobernabilidad de España. La historia de los dos últimos siglos así lo demuestra.
Sean cuales fueren los resultados, pienso que es del interés de la mayoría de los catalanes y españoles el encontrar puntos de encuentro para empezar a salir del atolladero en el que nos hemos instalado. Sabernos escuchar y acercarnos en aquellas cuestiones que son obvias y que afectan a todos en todas partes.
Pueden existir pactos para evitar la exclusión de los que no tienen trabajo, de los jóvenes, de los pobres que han caído por el terraplén de las desigualdades rampantes, de los ancianos, de los invisibles y de cuantos han sufrido las consecuencias tan dolorosas de la pandemia.
La política no puede ser un divertimento de los profesionales de la cosa, al margen de las necesidades más perentorias de los ciudadanos. Barack Obama, cuyas memorias son de gran interés, decía que “muchas veces parece como si fuéramos incapaces de escucharnos mutuamente para poder tener finalmente un debate serio y civilizado”. Catalunya tiene que volver a poner las luces largas con políticos que no barran para casa, que tengan visión a largo plazo y defiendan los intereses comunes. La realidad dura y cruda, el trabajo responsable, el derecho a estar de acuerdo en discrepar, pasa por delante de la retórica superficial y anónima de muchas redes sociales.
Publicado en La Vanguardia el 10 de febrero de 2021
Seguramente hay personas que opinen que estos 3 años que Catalunya no ha perdido imagen, fuelle,respeto, otros pensamos que si, que hemos perdido «el saber hacer»
No se que pensarán Vds. porque yo después de enterarme de que el candidato a Presidente de la Generalitat de Catalunya por el PSC, Salvador Illa, no quiso prestarse a pasar el preceptivo PCR, como marca el Protocolo, ya no se donde estoy. Políticamente, claro.
Me hago tres reflexiones.
– Salvador Illa, ex-Ministro de Sanidad del Gobierno de España, se supone que sabe muy bien que es un PCR y las consecuencias de negarse a hacérselo.
– El Director de TV 3, Sr. Sanchis debió de hacer uso de su autoridad y si el Sr. Illa se negó, no debió facilitarle la entrada al plató.
– Los 8 restantes candidatos debieron plantarse y comunicar al Sr. Sanchis que si admitía al Sr. Illa, ellos no entraban.
Ni mas ni menos.
Ya esta bien de personajillos, de políticos de medio pelo, de falta de coherencia y de burlarse de la gente.
Sobran politicos de medio pelo y faltan los «Lopeces» y el Dr. Estape para un nuevo plan de desarrollo que en la coyuntura actual seria de contencion y freno del despeñadero en el que estamos.
Sobran partidos de fireta y faltan «Marios» tecnocraticos que resuelvan con decision y sin tonterias de «cuarto de reixa».
En definitiva ya sobra un sistema partitocratico que esta en crisis.
Hay que aplicarse la SputnikV y a remontar.
SÁNCHEZ, BORRELL I PUIGDEMONT ENSORREN ILLA
1. Salvador Illa, candidat dependentista de la Moncloa a les eleccions en la regió catalana (segons el seu llenguatge), ha rebut tres dards letals que l’enfonsen en el tram final de la campanya.
2. L’elogi de Pedro Sánchez a l’ultraVOX pel seu “sentido de estado” (?) és un d’aquests dards. Cap governant ni cap polític democràtic europeu elogia cap variant del feixisme com fa Sánchez. Els “jefes” de VOX, a més, son favorables a donar suport a Illa per evitar una majoria parlamentaria i governamental del sobiranisme català democràtic i pacífic. De fet, hi ha un precedent funest. Ada Colau, amb el suport de la «progre» (?) Quejica Albiach, es alcaldessa gràcies a la complicitat i els vots de l’ultra Manuel Valls.
3. També la lamentable gestió de Josep Borrell a Moscou es un altre dard letal contra un Illa difuminat i amb peus de fang. Borrell ha quedat grogui a l’Europarlament degut a una genial i contundent intervenció de l’eurodiputat Carles Puigdemont. El president català a l’exili exigeix a Borrell que plegui demanant-li que faci un “Borrelexit”.
4. Borrell es un individu que un dia, en una manifestació de l’espanyolista Societat Civil Catalana, va afirmar que calia «desinfectar» Catalunya per acabar amb el sobiranisme català. Aquest macabre estil també és emprat per Illa quan el seu equip el presenta com la «vacuna» que acabarà amb el «virus» sobiranista.
5. Aixo sí, Illa intenta presentar-se com un polític dialogant. Parla de diàleg dons la llei. Però el borbònic, juancarlista i ex federal Illa es queda molt i molt curt. El sobiranisme vol negociar, no només dialogar. El sobiranisme, com tot demòcrata, sosté que la Declaració Universal dels Drets Humans estan per sobre de la legalitat constitucional. La mateixa Constitució espanyola (articles 10.2 i 96.1) estableix que el text constitucional ha de ser interpretat i aplicat segons aquesta Declaració de les llibertats i dels drets de totes les persones i de tot els pobles. Però els auto denominats “constitucionalistes”, des de PSOE a VOX, amaguen la prioritat de ls Declaració Universal dels Drets Humans.
Sr- Foix: La meva resposta a el seu article, d’avui, la habia incluit, a n’el seu article anterior, aon parla d’en Keman.
No parece que vaya a cambiar nada. El Sr. Foix nos describe la situación, lo que sería razonable pero todo, en apariencia, son emociones. Es significativo que periodistas con la experiencia del Sr. Foix no puedan saber que ocurrirá, y si lo saben puede que no nos quieran asustar. La historia nos muestra que suele ocurrir en conflictos como el actual, no es una materia matemática, por suerte, pero si a tener en cuenta para ser prudentes.
Estoy de acuerdo en que debemos centrarnos en lo prioritario y medir las ambiciones peligrosas.
Lluis Amiguet dice hoy en La Vanguardia que en el periodo 2014 – 2020 España sólo ha invertido un 37,5% de los fondos europeos puestos a nuestra disposición. El resto de este chorro de millones se ha perdido por incapacidad de nuestros gobernantes –unos y otros, de aquí y de allí– para gestionar lo mucho que se nos ofrecía, en lugar de pelearse por mezquindades que sólo a ellos interesan. Más valdría que Pablo Iglesias se pusiera las pilas en lugar de quejarse de déficits democráticos, porque, si seguimos así, algún día la gente puede acabar votando una solución no tan democrática como la que tenemos ahora.
Sr.Lluis, comparto sus argumentos y a la espera de los resultados.
Yo siento que estamos en caída libre y solo buenos gestores nos pueden poner a un nivel de confianza para que tanto Catalunya como España, pasen a ser protagonistas con una sociedad empresarial y general para generar riqueza.
Sino tenemos ese camino, vamos a un conflicto social y económico
Alejandro.
Como usted dice, no vamos a un conflicto social y económico, ya estamos en caída libre.
Que poco falta para que sustituyan a políticos por administradores férreos.