Una derrota ante el Madrid perturba el ánimo del barcelonismo. Aunque sea en el mini estadio de Valdebebas y bajo una tempestad torrencial como la que se vivió en Múnich entre el Bayern y el PSG hace una semana.
La acumulación de agravios de Ronald Koeman sobre la aplicación del VAR y el criterio arbitral sobre el Barça son compartidos por muchos culés. Pero no sirven de nada. Los dados de la temporada todavía están corriendo sobre los céspedes y el Barça no ha arrojado la toalla de la Liga a dos puntos de Simeone y a uno de Zidane.
Hay 24 puntos en juego y el reto de Koeman es ganarlos todos, también, claro está, los que se disputarán en el Camp Nou contra el Atlético de Madrid. Si esto fuera así se habría descabalgado a los colchoneros pero quedarían los merengues que, sobre el papel, tienen un calendario más favorable que les permitiría ser campeones.
Hacía tiempo que una Liga no estaba tan igualada entre los tres grandes del fútbol hispánico. Hacer predicciones sobre el futuro, en el futbol especialmente, es un riesgo inútil. Si el Madrid deja mañana en la cuneta al Liverpool de Klopp reanudará la Liga triunfante. Pero el Barça tiene el sábado el primer título al alcance. La final de la Copa contra el Athletic es la prioridad de esta semana.
Y quizás de la temporada. Los vizcaínos, coperos donde los haya, querrán reivindicarse después de perder la última final contra los guipuzcoanos el 3 de abril, y entrarán con la dureza que les caracteriza. Será la primera prueba de fuego para Koeman y una nueva oportunidad para Leo Messi que ya ha conseguido el trofeo en seis ocasiones. ¡Al loro!, que dijo el presidente en 2008.
Publicado en Mundo Deportivo el 13 de abril de 2021