Dos noticias de esta semana van a incidir en la vida de millones de personas en Europa y en el mundo. La primera es la vuelta de Estados Unidos a sus compromisos en las instituciones internacionales auspiciadas por los sucesivos gobiernos de Washington desde Harry Truman. La segunda es la aprobación del plan de recuperación multimillonario de la Unión Europea para ayudar a salir de la crisis a los países pulverizados económica y socialmente por la pandemia, España entre ellos.
Joe Biden ha recuperado las viejas alianzas políticas, militares y comerciales y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha dado luz verde a una inversión potentísima, de corte keynesiano, para estimular las economías maltrechas y anticuadas.
Cada país, naturalmente, tiene sus propios problemas que ocupan la actualidad y la atención de opiniones públicas muy divididas e, incluso, enfrentadas por los conflictos internos. A las democracias no les espantan las crisis que se superan hasta enfrentarse con la siguiente.
Cada país pone el énfasis en sus propios intereses y en sus habituales trifulcas internas. Pero que los titulares que han consumido más horas de tertulia hayan sido los 50 segundos del paseo modo aeropuerto entre Joe Biden y Pedro Sánchez en Bruselas captan solo la parte anecdótica de la realidad. O que del gran despliegue del Cercle d’Economia, uno de los brazos más poderosos de la sociedad civil catalana, se destaque si Pere Aragonès asiste o no a una cena con el Rey es igualmente irrelevante si se compara con el esfuerzo común para situar los trenes que chocaron en las vías que conduzcan a alguna parte.
La vida continúa y la fuerza de los hechos se impone sobre los discursos de regate corto que miran más a las siguientes elecciones que a las próximas generaciones. Son las corrientes de fondo las que mueven a los pueblos hacia el progreso, la regresión o el estancamiento. Pienso que el conflicto catalán que explotó en el 2017 solo puede resolverse en un ámbito de confianza mutua que implica, entre otras cosas, reconocer los errores cometidos tanto por el Estado como por el independentismo.
Hay que volver a la política y encontrar puntos de encuentro en el marco de la legalidad, que es rígida pero interpretable. Las leyes se pueden cambiar, no son inmutables. Seguir así otros diez años sería apostar por la confrontación, que, como hemos comprobado, nos ha hecho a todos perdedores.
Publicado en La Vanguardia el 18 de junio de 2021
Creo que Sanchez en el caso de Cat, ha vuelto a la politica. Sanchez, gustara más o menos, pero esta vez ha sido valiente, se arriesga que le salga bien o mal, pero algo habia que hacer….porque se critica mucho a uno y otro, pero que propongan soluciones para salir del laberinto muy pocos…https://articulosclaves.blogspot.com/2021/06/indultos-con-inhabilitacion-publica.html
El voluntarismo optimista del Sr. Foix es extraordinario. Hablar de recuperar la confianza mutua entre esta casta de caspa i ball de bastons es mucho voluntarismo por parte de nuestro anfitrion.
Joe Biden va a la idea y a lo practico, mientras, el homenet del Pati dels Tarongers va a rendir pleitesia al capo fugado.
El anciano va a lo practico porque ya no tiene tiempo para tonterias y el joven marismeño va a un ritual tribal que nos sigue manteniendo en la cutrez.
Nuestro anfitrion no podra negar que el paseillo de Sanchez Perez-Castejon llevando la jofaina a Joe, no les deja a la zaga en cutrez al gobierno del reino de españa