La pandemia nos ha recordado la dependencia personal y colectiva. Hemos experimentado la indefensión ante un virus desconocido que ha causado casi cuatro millones de muertos en todo el mundo. Durante meses hemos barajado los conceptos de seguridad y libertad mientras que la salud y la economía eran utilizadas políticamente.
La primera dependencia ha sido la del sistema de salud pública, que ha respondido con eficacia a los temores fundados de sociedades asustadas. El factor humano del personal sanitario ha mostrado la cara más amable y profesional de una crisis que ha influido en las conductas y las rutinas de todos.
Otra dependencia se ha evidenciado con la restricción de la movilidad local, nacional e internacional. Sin libertad de movimiento, todo el edificio social, económico y cultural se viene abajo. La tendencia a banalizar la seguridad es tan infantil como peligrosa.
Cuando hace poco más de un siglo Europa se entregó a la locura de la guerra, no solo murieron millones de personas sino que se destruyó la producción económica y el comercio entre los pueblos. Ahora no estamos en guerra, pero sí que experimentamos los efectos devastadores de un virus en las economías nacionales que tiene consecuencias parecidas a las de un gran conflicto.
El turismo de masas depende de la seguridad internacional y de la confianza en la interdependencia entre pueblos y naciones. Los rupturistas restan posibilidades al progreso y a la libertad de las sociedades plurales.
El incidente que obligó ayer a Pedro Sánchez y a su colega lituano a interrumpir una rueda de prensa en una base de la OTAN por una amenaza real de un avión ruso no es una anécdota. La seguridad colectiva tiene un componente militar importante, pero si fallan las garantías para proteger los territorios y sus fronteras, las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas.
En un mundo cada vez más globalizado e interconectado la fragilidad de las dependencias tendrán que hacerse compatibles con las interdependencias en los ámbitos de la política, la economía, la salud, la cultura y la convivencia.
Publicado en La Vanguardia el 9 de julio de 2021
PEDRO SÁNCHEZ, ENTRE LES REPÚBLIQUES BÀLTIQUES I CATALUNYA
Les repúbliques bàltiques (Letònia, Estònia, Lituània) visitades amb incident aeri inclós pel president espanyol, el borbònic i ex federal Pedro Sánchez, demostren que la Catalunya democràtica, lliure, solidaria, europea i sobirana / independent es viable en el segle XXI.
Es viable perquè les característiques de les repúbliques de les nacions bàltiques son similars a les de la nació catalana. Població i superfície geogràfica. Voluntat democràtica i sobirana del poble, malgrat la dura repressió judicial i policial dels règims rus i espanyol.
LETÒNIA. República. Té 1,92 milions d’habitants i una extensió geogràfica de 64.589 km2. Torna a ser independent des de l’any 1991. Forma part de la Unió Europea i de l’OTAN
ESTÒNIA. República. Té 1.325 milions d’habitants i una extensió geogràfica de 45.228 km2. Torna a ser independent des del 1991. Forma part de la Unió Europea i de l’ONU.
LITUÀNIA. República. Té 2.794 milions d’habitants i una extensió de 65.300 km2. Torna a ser independent des del 1991. Forma part de la Unió Europea
CATALUNYA. El Parlament sorgit de les darreres eleccions, en sintonia amb les anteriors legislatures i malgrat la repressió del règim espanyol, es fruit del 52% dels votants i que son favorables a una Catalunya independent en forma de república. Te 7.669 milions d’habitants i una superfície geogràfica de 32.113 km2. Compta amb diputats, com el president exiliat Carles Puigdemont, al Parlament Europeu.
Tú lo flipas.
Pasaportes grises.
https://es.wikipedia.org/wiki/Kaliningrado
En Lituania, o cerca de ese país, hay aviones de la OTAN, varios españoles. En más de una ocasión ha estado a punto de ocurrir un altercado por la proximidad de aviones rusos y de la OTAN. Los países bálticos sin la OTAN estarían muy expuestos a cualquier decisión rusa en su contra, recordemos Ucrania.
El virus, como en una guerra, ha provocado un cambio en la vida de muchas personas, ha afectado a negocios y al futuro, creando cambios que hacen difícil volver atrás, a la vida anterior. Nos ha enseñado la fragilidad y lo importante que es proteger todo aquello que lo merece, como la democracia y la moderación. El poder de la naturaleza para ponernos a prueba, y la limitación de las ideas totalitarias y de aquéllas que creen tener la capacidad de crear un nuevo ser humano. Poco saben de la condición humana.