Es un prodigio el hecho de que los avances de la ciencia hayan puesto en manos humanas la capacidad de dominar la complejidad de las cosas existentes. Pero la naturaleza se resiste a entregar todos sus secretos como estamos viendo en las imágenes de la erupción del volcán de La Palma arrastrando casas, pueblos y tierras de cultivo con la masa incandescente que se desliza hacia el mar. Los huracanes y tornados que sacuden el planeta, incluidos los tsunamis, son incontrolables y arrasan todo lo que se les pone por delante.
Leyendo a Plinio el Joven se descubre la desgracia de la erupción del Vesubio el año 79 de nuestra era. Su tío, Plinio el Viejo, el hombre con más conocimientos de su época, llegó con la flota del golfo de Nápoles y sobre un pergamino iba escribiendo cómo la lava devoraba todo lo que encontraba a su paso. Una visita a Pompeya y Herculano dan cuenta de la tragedia que destruyó la vida en las ciudades de las laderas del Vesubio. Una leyenda da cuenta de que Plinio el Viejo fue carbonizado y petrificado por la lava y que su figura se conservó en esta actitud para siempre.
El progreso hace posible que estas calamidades que han asolado la historia humana las podamos ver, en muchos casos, en directo, desde cualquier lugar del mundo. El rugir del volcán se me antoja semejante a los cañones de artillería descargando obuses y haciendo temblar la tierra, como he podido comprobar en la guerra entre Irán e Iraq de los años ochenta.
La historia de la naturaleza es cíclica, se repite de maneras diversas, y siempre impone su desconocida fuerza inesperadamente. Los volcanes han existido siempre. De hecho, la formación de la orografía terráquea es consecuencia de movimientos sísmicos y tectónicos inmemoriales que se gestan en la larga etapa de la formación de las montañas.
Vivimos atemorizados todavía por los efectos de la pandemia que ha paralizado el mundo durante muchos meses y que todavía no está del todo vencida. Pero no es la primera ni será la última. Se cumple un siglo de la tragedia provocada por la llamada gripe española, la pandemia más importante de la historia causada por un virus que atacaba la respiración.
Aquella pandemia que explotó en plena Gran Guerra fue la tercera más mortífera del milenio. Sólo la Peste Negra del siglo XIV y la extensión de la viruela en América en el siglo XVI causaron más muertes que la gripe española. Se informó poco sobre aquella pandemia que se dominó a partir de 1920 pero unos 500 millones de personas fueron contagiadas por aquel virus que causó unos 50 millones de muertos, más víctimas que los caídos en las dos guerras mundiales del siglo pasado. A pesar de la mortandad, muchos diarios informaron poco de aquella tragedia y los libros de historia hablan poco de ella.
Soy incapaz de sacar conclusiones pero sí advertir que el dominio total de la naturaleza es imposible porque tiene sus propias reglas. El cambio climático ha sido una constante en la historia. Lo máximo a lo que podemos aspirar es aplicar políticas valientes que mitiguen los daños que la mano humana ha hecho a la naturaleza que tiene muchos recursos para responder o para vengarse. Pero el dominio, hasta donde puedo imaginarme, no lo tendremos.
La Naturaleza es la mejor obra de arte al tiempo que es una fuerza implacable segun estamos viendo ahora tambien en la isla de La Palma.
El turismo de catastrofe ya ha aparecido por la zona restando recursos a los que lo necesitan.
La borreguez es inabarcable y si se jalea desde algun ministerio mas.
A todo esto el Puchi iba a participar en un «aplec» en el Alguer y la policia italiana lo ha detenido mediante euroorden auspiciada por el tribunal supremo de las españas.
Redondeando el dia, el Barça empata en Cadiz. Koeman es expulsado en el minuto 96.
Quien da mas?
Vaya siglo!