La estabilidad emocional es el primer paso para el equilibrio de un colectivo. La inyección de juventud provocó sonrisas y aplausos en el Camp Nou. El vacío creado por Messi lo ocupó el domingo Ansu Fati, con el número 10, un gol seco y en solitario, una victoria cómoda ante un rival asequible.
El cambio generacional se está produciendo sin ruptura en el vestuario. Piqué, Busquets y Coutinho tienen un gran pasado pero el futuro es del propio Ansu, Memphis, Gavi, Nico, Araujo y el plantel cultivado en la cantera desde hace tiempo y que ahora Koeman está administrando con tino a pesar de la hostilidad ambiental en su contra. Ronald está convencido de que una transición sin despeñarse tabla abajo es posible. Mañana medirá sus posibilidades en Lisboa para calificarse para octavos de Champions.
Los veteranos y jóvenes del vestuario están igualmente motivados. Laporta sabrá tener paciencia y no precipitarse ante un equipo en construcción. Los socios y seguidores del Barça han superado el desconcierto del comienzo de temporada. Hay que dar margen y un poco de tiempo a la nueva realidad. El Madrid y el Atlético pincharon el sábado y no se creó ninguna crisis. Un resultado adverso del Barça va acompañado con tortas desde todos los ángulos y que tienen en el entrenador el primer fusible susceptible de saltar.
Koeman ha resistido el envite. El barcelonismo ha de ser consciente que Messi y la mayoría de los que conquistaron los dos únicos tripletes de la historia europea ya no están. No se trata de fabricar una copia sino de crear las condiciones para volver a ser uno de los más grandes de Europa. Es imprescindible la paciencia, la armonía y el esfuerzo dentro y fuera del vestuario, diga lo que diga la crítica que es siempre legítima y necesaria.
Publicado en Mundo Deportivo el 28 de septiembre de 2021