Y ahora llega el metaverso

Mark Zuckerberg quiere blanquear los errores de Facebook y lanza la marca Meta con productos que deshumanizarán todavía más las relaciones humanas.

Ronald Reagan ganó dos elecciones con frases simples, muchos chistes, una fotografía que mostraba un agujero fabricado en la suela de su zapato simulando haber pisado calle y una frase que le escuché en un mitin en un poblado de California en la campaña de 1984: “You have seen nothing yet”. No habéis visto nada todavía. Se refería a lo que sería su segundo mandato y no a la revolución que internet introduciría en la vida de los humanos.

Internet ha cambiado la forma de relacionarse, de trabajar, de divertirse, de practicar la vida social y también de ejercer el periodismo. Hace diez años entré en el universo de Twitter y lo encuentro útil periodísticamente. Luego vinieron el resto de artilugios que ocupan mucho más tiempo que la lectura de libros.

Pero no hemos visto nada todavía porque ahora el señor Mark Zuckerberg quiere blanquear el lado oscuro de Facebook y nos anuncia un cambio de marca, Meta se llamará, que incluirá el misterioso y virtual metaverso en el que viviremos a caballo entre el mundo imaginario y el mundo real. El país de las maravillas.

Después de leer varios estudios sobre el metaverso no alcanzo a calibrar las consecuencias que tendrá en nuestras vidas a medida que la complejidad de los mundos virtuales pongan en circulación sus propias monedas, nuevos trabajos, economías paralelas, artes nuevas y estilos políticos distintos.

No pretendo subestimar estos espectaculares avances como se hacía en 1995 cuando La Vanguardia puso en marcha la segunda web de un periódico en España. Éramos tres periodistas.

Simplemente quiero señalar cómo se han deshumanizado las relaciones entre las personas. En las redacciones no se habla ni se discute ni se bebe. Todo se ha sustituido por el silencio de los laboratorios o por el solitario y aburrido teletrabajo.

Hablar por teléfono es cada vez más infrecuente si todo se puede comunicar por WhatsApp. En el transporte público se está enchufado al móvil y muchas parejas que salen a cenar son cuatro. Ellos dos y sendos teléfonos. Las ventajas del metaverso serán formidables, pero, a la vez, inquietantes. Los humanos habremos perdido la iniciativa creadora y la libertad de pensar diferente de lo que dicten los algoritmos. Más y mejor informados pero más agrupados en rebaños de corderos.

Publicado en La Vanguardia el 5 de noviembre de 2021
 

  8 comentarios por “Y ahora llega el metaverso

  1. Estimado Sr. Foix: hace ya muchos años que compro la Vanguardia, entre otras cosas pero sobre todo, para poder leer los artículos de lúcidos periodistas o escritores como usted. Su artículo sobre el Metaverso es fantástico. Muchísimas gracias por su trabajo y su esfuerzo. A veces tiene uno la sensación de que algunos gobernantes o instituciones con poder: prefieren mandar sobre perros con bozal y algoritmos humanos. Su escrito pone en evidencia que las personas con capacidad de libre pensamiento nunca serán digeridas por esos sistemas. Muchas gracias otra vez.

  2. Creo que la vanidad es parte del problema. Reconozco que en mi caso se unen dos aspectos: decir lo que pienso con ánimo de debatir y al mismo tiempo la vanidad y el deseo de reconocimiento.

    Todo esto es pueril. Para decir algo útil hay que dominar el tema sobre el que se comenta, esto ocurre raras veces. Además, evitar los sesgos no es fácil. Y antes de poner en las redes algo, es conveniente leerlo y reflexionar. El mundo actual es muy rápido para eso.

    En este foro todo es más sosegado, no hay likes que distorsionan todo diálogo al aumentar el riesgo de decir lo que pudiera ser más popular, pero, eso distorsiona una opinión más auténtica y trabajada.

  3. Cada vez estamos mas rodeados de soledades, silencios y leds. Cada vez mas solos, mas a la intemperie. Cada vez somos menos.
    Cretinos, superficiales, inmunes a la emocion nutren las mesnadas de borregos. Cada vez son mas.
    Redes fecales efectivamente.
    Pinza en nariz i bon cap de setmana.

  4. Ahora existe un mayor acceso a la cultura y más disponibilidad de información gracias a internet. Pero también se habla de las redes como impulsoras de la «cultura de la cancelación», que coarta la libertad de expresión y de creación.

    «Las redes sociales son un instrumento fantástico, internet es fantástico. Los imbéciles somos nosotros. Yo no tengo ese problema de censura en las redes sociales porque no entro en foros. Pero sí tengo algún amigo que me dice: «Mira, es que he dicho esto…». ¿Para qué dices eso? «Libertad de expresión», me responden. Pero sabes dónde te metes. Las redes fecales se han convertido en el equivalente de los bares. Está propiciando que mucha gente se salga de las redes. A mí lo que me hace mucha gracia es la gente que le hace mucho caso. » Miguel Rellán https://articulosclaves.blogspot.com/2021/11/internet-es-genial-los-imbeciles-somos.html

  5. Sòlo hay dos sustantivos que se utilizan habitualmente sin artículo:
    «Dios» e «Internet».

  6. Amigo Luis: Es posible que la influencia de las redes sociales nos estén aborregando.
    No obsta esto para los que tenemos algo de memoria nos sorprenda la dificultad de ponerse de acuerdo entre los actores sociales para resolver el problema de las pensiones.
    Recuerdo que al advertir la democracia, se devolvió el derecho de huelga, a cambio de un Estatuto que posibilita un cúmulo de fraudes en los contratos. Ahora parece imposible acceder a un puesto de trabajo fijo.
    Nadie y es triste decirlo, nadie es capaz de definir el contrato de trabajo sin ponerle adjetivos múltiples.
    Nada es nuevo bajo el sol y la 2da. República lo definió perfectamente. Tanto que ni el dictador lo modificó.
    Vuélvase a dicha definición y se acaba el fraude a la Seguridad Social, se acaban las dificultades para los jóvenes en acceder a créditos que les den acceso a hipotecas para acceder a viviendas y se reactiva la economía por el incremento de consumo para adecuarlas.
    En fin , uno ve el nivel de nuestros políticos y hecha en falta a administradores públicos.

  7. Incapaz de entender nada…
    Bon divendres,
    Brunet de Bellmunt

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