La política alemana, la cuarta potencia mundial y la primera economía europea, no produce inquietud. Es compleja pero es seria. Dos meses después de las elecciones han llegado a un pacto de gobierno tripartito, con un documento de 177 páginas y con un reparto de ministerios entre socialdemócratas, verdes y liberales. Pasaremos de Angela Merkel a Olaf Scholz como quien hace un transbordo en la estación central de Berlín.
De una cancillería democristiana a otra socialdemócrata. De un gobierno de gran coalición a un gobierno semáforo en el que Los Verdes irán en la dirección ecologista y medio ambiental y los liberales del FDP fomentarán una economía liberal estimulando a la empresa y los negocios. Todo ello condensado en 16 ministerios, un número discreto si lo comparamos con los 22 que componen el largo Gobierno de Pedro Sánchez, cuyos nombres cuesta retener.
El próximo canciller, Olaf Scholz, ha sido cuatro años ministro de Finanzas y vicecanciller de Alemania y, por lo tanto, persona de confianza de Angela Merkel, a quien el miércoles le entregó un ramo de flores.
Las políticas, naturalmente, cambiarán, pero la posición de Alemania respecto a Europa no tiene por qué alterarse. Así ha ocurrido desde Adenauer y desde el pacto del Elíseo con De Gaulle en 1963 pasando por la renovación de la alianza con Washington, maltrecha por Donald Trump.
Alemania no da miedo porque es consciente de que necesita de sus aliados europeos para ahuyentar sus tenebrosos fantasmas del pasado. Escuché del excanciller Helmut Schmidt, en una entrañable cena hace unos años, que durante varias generaciones aún persistirá “una desconfianza latente hacia Alemania entre todos nuestros vecinos”. Por su pasado y su posición, el país no puede olvidar la historia interminable de luchas cuando ha querido afirmarse como dominante sobre las otras naciones. Lo mismo podría decirse históricamente cuando lo intentaron la Francia napoleónica, la España imperial o la Inglaterra que hasta hoy ha jugado con Europa solo a favor de sus intereses y de su hegemonía.
Que Alemania siga por esta senda es importante para los alemanes pero aún más para los europeos. Mirar al pasado como un espejo de nuestras contradicciones sería también un buen ejercicio para todos nosotros.
Publicado en La Vanguardia el 26 de noviembre de 2021
Com persones de la seva valia, es necessari que intentin agrupar per fer un societat millor, on els valors i la vida sigui un meta a conseguir. Gracies.
En el programa de Albert Brosa de 8TV a las 21:30, 8 al Dia, que les recomiendo, hoy nuestro anfitrion el Sr. Foix a proposito del cante de la app de La meva salut y el coste de las vacunas, ha calificado de «sapastrada» el fiasco de la app y ha preguntado «i tot aixo qui ho paga».
Estilo planiano total.
Buen fin de semana!
Si no hay contradicciones, es dogma.
Alemania nos seguira marcando el paso a partir de, con un tripartito que augura inestabilidad y provisionalidad que es lo que se lleva en la parte democrata del planeta.
Habra que conllevar, pandemia, subida de tipos de interes, inflacion y desordenes que nos llevaran con exactitud de reloj suizo al segundo semestre del 2022 en el que segun ya vaticino el FMI ya hace muchos meses habra el punto algido de la violencia.
Con personas como Vd.,el dialogo no sería la manera de mejorar nuestra ya deterioradas relaciones entre seres humanos con cultura.