Es ley de vida que la juventud se abra paso en todos los ámbitos de la vida. En el Barça, también. Lo que no estaba previsto es que más de la mitad de los que visten la camiseta del primer equipo fueran unos desconocidos del gran público hace un año.
La precipitada salida de Messi y de Griezmann obligó a Koeman a echar mano de la cantera. Xavi ha hecho lo mismo. Los veteranos que fueron muy grandes son gradualmente desplazados por una juventud que muestra talento, preparación física y voluntad de ganarse la titularidad.
Al ver jugar a Gavi, Nico, Jutglà, Ansu Fati, Pedri… cabe preguntarse por qué no fueron convocados con anterioridad. La maestría y la eficacia de Messi lo hacían innecesario y, además, tenía que contar con el beneplácito del astro argentino que pasaba por encima del entrenador de turno y aun del presidente.
Una cosecha de tantos jóvenes en el primer equipo, algunos de los cuales ya han merecido la atención de Luis Enrique, no se ha improvisado sino que es fruto de la siembra en la cantera en los últimos años. El sembrador, oteador, preparador o quien sea que se haya fijado en los que ahora son puntales para la estrategia de Xavi y para el futuro del Barça, no hizo ruido ni salió en titulares. Sembró, calló y esperó hasta que aquellas promesas verdearan, al igual que se observa estos días en las incipientes campos de cereales.
Todo requiere su tiempo y las improvisaciones no suelen ser duraderas. Estos jóvenes, también son un legado de tiempos pasados. Ahora hace falta que su vigor entusiasta no se angoste. Hoy, junto a los veteranos que han cosechado tantos triunfos, tendrán ocasión de demostrar su valía ante un Sevilla que querrá acortar distancias con un Madrid al que el domingo se le escaparon dos puntos en el Bernabéu. Es un partido vital para que Xavi recupere el aliento y sitúe al Barça en la zona Champions.
Publicado en Mundo Deportivo el 21 de diciembre de 2021