Retórica y propaganda prebélicas, de momento

Si de la retórica se pasa a los hechos y Rusia anexiona o somete a Ucrania la confrontación en Europa puede ser inevitable. Miles de soldados rusos se encuentran estacionados en la frontera con Ucrania.

No hay tiempos más perturbadores que los que preceden a las guerras. La propaganda y el discurso del odio al enemigo viaja en todas direcciones. La Gran Guerra era una aventura alemana que el Estado Mayor de Berlín tenía previsto ganar en unos meses. Sería la guerra que terminaría con todas las guerras. Sería breve y un paseo triunfal prusiano. Duró cuatro años y ocasionó más de diez millones de muertos en los campos de batalla.

Cuando Hitler cruzó la frontera polaca el primero de septiembre de 1939, existía la sensación de que las tropas nazis se tragarían Polonia en cuestión de meses. Fue esa invasión la que provocó la declaración de guerra de Gran Bretaña a Alemania. Casi simultáneamente Stalin invadía el Este de Polonia para repartirse el país con Hitler según constaba en el protocolo secreto de los pactos Molotov-Ribbentrop.

Los primeros meses de las dos grandes guerras fueron un paseo triunfal de los ejércitos que habían abierto las hostilidades. Luego vino la resistencia británica, la debilidad francesa, los italianos aliados con el Eje, Franco enviando miles de soldados a la División Azul para defender a Hitler, Stalin pasando de ser aliado a enemigo, la batalla de Stalingrado, los largos combates en Leningrado, la nieve, el frío, los campos de concentración, el Holocausto, la destrucción y humillación de Alemania, los juicios de Nüremberg, la división de Europa en dos zonas de influencia de Moscú y Washington, la guerra fría, la caída de la Unión Soviética…

Todo empezó con una gran frivolidad y con el optimismo de quien tiene seguro que va a destruir al enemigo. Y no es así. Nunca es así. Si Putin cruza la frontera con Ucrania y ocupa el país, cambia el régimen y pone bajo el control del Kremlin a un estado que tiene fronteras reconocidas internacionalmente, habrá un conflicto. Y no solo económico.

Cuando Hitler invadió la tierra de los sudetes en Checoslovaquia con el argumento principal de que eran tierras en las que se hablaba mayoritariamente alemán se iniciaba un proceso en el que allí donde había alemanes, había un derecho de anexionar el territorio a Alemania. El Anschluss de Austria fue llevado a cabo en 1938 con este mismo criterio.

Hay quien critica a Joe Biden y a la Unión Europea por su tibieza en responder retóricamente a las intenciones de Putin de invadir Ucrania. Hacen bien. Lo que importa es que se preparen todos los medios para disuadir económica y militarmente si Rusia se come una parte o toda Ucrania. Los nazis ocuparon la tierra de los sudetes y no pasó nada. Putin dio un zarpazo a Crimea en 2014 y solo se produjeron sanciones económicas.

Pero si ocupa militarmente Ucrania se creará una confrontación en el interior de un país con más de 40 millones de habitantes, habrá resistencia, la OTAN mostrará su fuerza militar, habrá enfrentamientos.

Los líderes políticos y militares de Rusia y de Occidente saben que la guerra no es una cuestión retórica y comporta sufrimiento y muerte para miles de personas. Europa conoce tanto los efectos devastadores de las guerras que no tiene ganas de volver a la confrontación entre pueblos. El problema es que la palabra guerra ha entrado en el vocabulario de Europa central y de las grandes potencias. Hay que evitarlo por el diálogo inteligente y práctico. Si hablan las armas, todo lo demás quedará en segundo plano. Volverá la barbarie.

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