No se me ocurre un elogio que pueda superar la universal admiración mediática y social a la figura de Rafa Nadal. Simplemente decirle gracias por su espíritu de superación, por su modestia y por su respeto al adversario. El factor humano es el que más cotiza, incluso por encima de su resiliencia deportiva. El tenis tiene un componente aristocrático en contraste con los deportes de masas practicados por millones de personas. La imagen emitida en tiempo real hace que cualquier deporte interesante se convierta en un fenómeno de masas cuando confluyen factores humanos y deportivos de gran calidad.
El público global ha conectado mejor con Rafa Nadal que con Novak Djokovic y su resistencia a aceptar las reglas de juego sanitarias exigidas por el gobierno australiano. Los gestos de disgusto del ruso Medvedev hacia el público y los árbitros levantaron los aplausos hacia el genio de Manacor. Porque se mostraba más humano, más frágil ante la juventud de su adversario, más confiado en la fuerza del destino y en no darse por vencido a pesar del apabullante resultado adverso.
Si trasladamos al fútbol el ambiente triunfal que vimos en Melbourne se aprecian diferencias. Una de ellas es que el dinero, que lo hay y mucho, no es la noticia más relevante. Tampoco hay agentes que se convierten en millonarios por el hecho de representar a uno o varios jugadores. Los grandes tenistas hablan más en las canchas que en los medios. No hay entornos como los que quiere enviar al averno nuestro Gerard Piqué, sin reparar que él mismo es un entorno situado dentro. El tenista se representa a sí mismo y el futbolista se debe a un colectivo heterogéneo, a un entrenador que decide por su cuenta y a una junta que toma decisiones no siempre estrictamente deportivas.
Los egos en el tenis son individuales y reconocibles. En el fútbol son multitud y con intereses muchas veces inconfesables. El tenis respira elegancia mientras que en el fútbol se practica más el ‘jogo bruto’. Curiosamente, los dos deportes nacieron en Inglaterra.
Publicado en Mundo Deportivo el primero de febrero de 2022
Es veritat Sr. Casan, Rafa Nadal cotitza a Espanya els seus impostos. Es de justicia dir que Marc Marquez també.
Coincideixo plenament amb el contingut de l’article i em permeto afegir-hi un aspecte del que n’he trobat un cometari aquest matí a «Economist & Jurist»: que, a diferència de molts altres mites esportius d’aquests que volten per tot el món (especialment corredors de cotxes i motos), el Rafael Nadal no ha dit mai que resideixi en un paradís fiscal, sinò que cotitza aquí, a Espanya, tots els seus impostos. No és només una qüestió de diners, també de decència professional.
Lo de Nadal es molt fort. Estoy estupefacto y admirado ante este portento deportivo y personal.
Lo del futbol comparado con el tenis es un joc molt brut rodeado de mucho cantamañanas y mucha tonteria.
El Sr. Foix nos dice que los dos deportes nacieron en Inglaterra. Tan distintos. Que cosas!