El encuentro entre Xi Jinping y Vladimir Putin con ocasión de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín tiene una gran carga política y es motivo de preocupación para Estados Unidos y, mucho más, para Europa. El deporte ha deshecho muchos nudos políticos en tiempos turbulentos.
El acercamiento entre la China de Mao y los Estados Unidos de Nixon en 1972 fue precedida de la llamada democracia del ping-pong. Se trataba de encuentros bilaterales de este deporte de mesa para propiciar la apertura de un país que estaba cerrado a cal y canto. El astuto Kenry Kissinger supo jugar esta carta insignificante hasta hacer viajar a Nixon a Pekín en febrero de 1972. Aquel viaje fue u punto de inflexión en el frente del Pacífico de la guerra fría.
La tenaza ruso-china para debilitar a las democracias liberales occidentales no es una herramienta muy trabajada porque Moscú y Pekín han tenido una relaciones históricas muy turbulentas, por su extensión territorial, los miles de kilómetros de frontera y una interpretación distinta del comunismo como sistema de gobierno.Pero conviene a los dos.
Putin está ahora amenazando invadir Ucrania y despliega a decenas de miles de soldados en la frontera. China no ha renunciado nunca a engullir Taiwan aunque lo tenga que hacer de manera distinta a la de Hong Kong. El adversario para detener estos dos movimientos que vulneran la soberanía de otros países son Estados Unidos con su poderío militar y Europa con su potencial económico y los valores democráticos que defiende.
Lo que está en juego es la hegemonía de las democracias occidentales frente a dos potencias que, por razones muy diversas e históricas, han sido adversarios y enemigos ideológicos, militares y de visiones económicas contrapuestas.
Si Rusia y China se protegen mutuamente para conseguir sus ambiciones territoriales en Ucrania y Taiwan chocarán con Estados Unidos y Europa. Este es el peligro que se nos presenta como antesala de un conflicto armado, híbrido o de mayor voltaje político.
Como ha ocurrido en ocasiones anteriores la diplomacia y el diálogo retroceden cuando hay decisiones tomadas para el ejercicio de la fuerza. Es paradójico que en el ámbito de unos Juegos Olímpicos de Invierno se estén tejiendo complicidades para debilitar a las democracias occidentales.
Si se cruzan fronteras o se invaden países con soberanía propia el conflicto armado es muy probable. Todos quieren evitar la guerra pero ninguno está dispuesto a abandonar sus posicionamientos patrióticos.
«El futuro del mundo es Europa. No es China, no es EEUU, es Europa» https://articulosclaves.blogspot.com/2022/02/el-futuro-del-mundo-es-europa-no-es.html
Ninguno es santo de mi devoción, pero entre Europa-EEUU y Rusia-China, tengo claro a quien tengo que defender.
La correa no se puede dejar que tenga mucha longitud, hay que atar en corto.
Sólo una pregunta:
Que necesidad tiene Europa de poner misiles en las fronteras rusas?
Bailarle el agua al sheriff de Occidente i res mes y en caso de chapuza el campo de batalla sera Europa como siempre.
Buen apunte.
Del el último mio:
Ucrania y la OTAN – por Francesc Sánchez
https://www.elinconformistadigital.com/2022/02/03/ucrania-y-la-otan-por-francesc-sanchez/
Saludos