A Sergei Lavrov se le está poniendo cara de Andrei Gromiko, el legendario ministro de Exteriores soviético durante la guerra fría. Defiende los intereses de Rusia como Gromiko sabía el papel de la URSS en el mundo bipolar. Lavrov exhibe una cara robusta, segura, inflexible. Gromiko era un enigma.
El mundo está en vilo sobre las intenciones de Putin y las decenas de miles de tropas que acampan y se ejercitan con maniobras en las cercanías de la frontera rusa y bielorrusa con Ucrania. Putin recibió con frialdad y distancia al presidente Macron. Le vino a decir que Francia era solo un país de la UE y que el líder de la OTAN es el presidente de Estados Unidos. El presidente francés está en plena campaña electoral y pienso que no arrancó muchos votos de su visita a Moscú.
Hoy ha sido la ministra de Exteriores británica, Liz Truss, la que se entrevistó en Moscú con Lavrov que resumió la reunión como un “diálogo entre sordos y mudos”. Abandonó la tribuna de prensa dejando a su homóloga británica sola con la prensa. Boris Johnson estuvo hoy en Bruselas y en Varsovia. Recordó que Gran Bretaña es el segundo país que aporta más presupuesto y más tropas a la OTAN y proclamó que defenderá las fronteras europeas actuales.
El momento es de alta tensión. Joe Biden sigue enviando tropas a los países de la OTAN y vaticina que la invasión rusa de Ucrania puede ser inminente. A Putin no le interesa entrar militarmente en Ucrania ni abrir una guerra incierta. Pero los ucranianos ya llevan ocho años en guerra en las dos provincias del Donbass que se han proclamado alineadas con Rusia. Porque hablan ruso y porque su cultura es homologable a la de Rusia.
Ni los ciudadanos rusos ni los occidentales y mucho menos los ucranianos están por la guerra. Pero una combinación de factores ajenos podría desencadenarla. Es la cuestión territorial de la antigua Unión Soviética y del imperio de los zares la que está en juego. Rusia no ha digerido la desintegración del imperio de 1991 y mucho menos que Ucrania, la cuna de la historia casi milenaria de Rusia, se decante del lado occidental.
El papel de Alemania es el más delicado de todos por depender energéticamente de Rusia y porque los gobiernos de Berlín han establecido complicidades con Moscú hasta el punto que el ex canciller Gerhard Schröder trabaja en la industria del gas ruso desde que abandonó el poder hace casi veinte años.
Rusia no quiere lecciones de Estados Unidos y mucho menos de la Unión Europea que actúa con los criterios defensivos de la OTAN pero cada país actúa según sus propias conveniencias nacionales. Lo cierto es que la situación puede ser de confrontación abierta si las incursiones diplomáticas y de diálogo fracasan.
Lo que está en juego es que Rusia quiere una promesa formal de que Ucrania no entrará en la OTAN y que no se instalarán armas balísticas en la Unión Europea que puedan amenazar la seguridad de Rusia. Occidente no quiere comprometerse a una posible neutralidad de Ucrania y tampoco cierra la puerta a que Kiev pida el ingreso en la Alianza Atlántica. Es un juego de intereses geopolíticos, de dominio sobre Europa central y de hacer valer la energía para imponer la estrategia de Putin que no es otra que ir recuperando, paso a paso, los países a los que Gorbachov y Yeltsin dieron la independencia en 1991. La partida será larga. Lavrov, como Gromiko en sus días, no tiene prisa.
Los rusos asumen que la escalada les perjudicaria mucho.El 14 de febrero de 2022, Zalenski, comunicó a Rusia la intención de establecer nuevas relaciones directas entre Ucrania y Rusia. En esta petición, se presume, que el presidente ucraniano está abierto a debatir la no entrada de Ucrania en la OTAN. Ante esta petición, el 15 de febrero de 2022 Rusia en un gesto diplomático hacia Ucrania, comienza a retirar parte de los soldados desplegados. Supongo que los agoreros catastrofistas de una inminete guerra ahora rectificara. Se esta creando miedo en muchos asuntos.
https://articulosclaves.blogspot.com/2022/02/por-que-rusia-comunica-la-retirada-de.html?fbclid=IwAR2PPCNvrcRUkM3LvYBCep8FH0TdEvI5b-O8z4Dm_XaiU5Z5gD-TVcQ8SC8
Temas que se resolveran solos si no va mucho occidental a dar la vara a los rusos que tienen toda la paciencia del mundo. Pero no hay que abusar.
La ministra del Boris que hace defendiendo a un payaso borrachin y lastimoso? Y Macron que hace este nen de pit pijito de medio pelo?
Y ojo que no se entrometa el de la Pobla de Segur. Borrell puede ser la gota que colme el vaso. Pero no pasara res de res.
Merkel como te añoramos!
podemos estar de acuerdo con los adjetivos de boris, macron, sánchez, etc. tampoco pasa nada por reconocer que putin es un líder autoritario y un asesino sin escrúpulos, porque al final si no parece que putin sea el único tipo majo de esta movida. está bien que hagas uso de la libertad de expresión que hay en europa para criticar a sus dirigentes todo lo que creas oportuno. pero en la rusia de putin no existe esa misma libertad y los disidentes lo pagan a riesgo de su vida o de cárcel.