Los avances rusos sobre Ucrania se producen con una inesperada resistencia de los ucranianos. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos filtran informaciones sobre la resistencia del improvisado ejército nacional. Incluso se difunden informaciones de que han recuperado pequeños territorios ocupados por los rusos.Lo cierto es que en casi cuatro semanas de guerra no hay una sola ciudad que pueda considerarse totalmente dominada por las tropas de Putin. La guerra está siendo más larga de lo previsto por el Kremlin.
El presidente Zelenski comunica sin complejos, sin escenarios, con barba cada vez más poblada, la misma vestimenta y escogiendo los pasajes que considera más oportunos cuando se dirige al Capitolio, el Bundestag, la Cámara de los Comunes o la Asamblea Nacional Francesa. Incluso se ha dirigido hoy al parlamento irlandés. Sería interesante que un día se dignara hablar ante el Congreso de los Diputados de Madrid.
Hoy se han reunido en Bruselas las tres instituciones más emblemáticas de las democracias liberales: la OTAN, el G-7 y el Consejo Europeo. Putin pretendía debilitar las democracias occidentales y, por el momento, lo que ha conseguido es unirlas de forma inesperada y esperemos que duradera.
Un hecho relevante es que un concepto que parecía trasnochado ha aparecido con una fuerza contundente: el patriotismo. Y no ha sido Francia o Alemania, incluso Gran Bretaña, el que haya puesto en circulación esta manera de identificarse con su propio país.
El presidente Mitterrand en su discurso en el Parlamento Europeo en enero de 1995, en uno de sus últimos actos públicos, dijo que “hay que vencer los prejuicios de la propia historia. El nacionalismo es la guerra”, una frase que han repetido varios líderes europeos desde entonces.
Hace cien años los políticos europeos estaban convencidos que la estabilidad estaba garantizada después de más de 40 años de paz en Europa. Y, ante la sorpresa de todos, llegó la catástrofe en una “guerra que debía terminar con todas las guerras”, la de 1914, y fue la primera entrega de los conflictos mundiales y locales que asolaron Europa en el siglo pasado.
El patriotismo reivindica la cultura, la lengua y la historia propias de cada nación. El nacionalismo cree que su nación es superior a las otras mientras que el patriota la considera distinta aunque quisiera que fuera ejemplar. Miguel Herrero de Miñón tiene escrito en alguna parte que el patriotismo es el olvido de las cosas negativas y el recuerdo de las positivas.
El nacionalismo supremacista estuvo instalado en la Casa Blanca de Trump de forma peligrosa. Se apartaba de la tradición política norteamericana desde Woodrow Wilson, hace cien años.
La Rusia de Putin es igualmente nacionalista y la China de Xi Jiping, también. Nacionalistas y autoritarios. La novedad en nuestra Europa que abandonó las guerras para construir una paz solidaria y de progreso es que los nacionalismos excluyentes, los populismos xenófobos que han entrado con bastante fuerza en todos los parlamentos europeos, están contaminando el discurso político de confrontación e intransigencia.
La resistencia del pueblo ucraniano y muy especialmente de su presidente Zelenski que se ha asomado a prácticamente todos los públicos occidentales ha puesto de relieve el sentimiento patriótico de todo un pueblo que quiere vivir libremente sin el atosigamiento histórico de Rusia. El patriotismo no es excluyente y el nacionalismo, sí.
Estamos viviendo, en palabras de Isaiah Berlin, en una forma de extremismo patológico que puede conducir a horrores inimaginables. Se trata de preservar y consolidar una Europa inclusiva en la que podamos convivir una riquísima variedad de naciones, culturas, paisajes humanos, creencias, usos y tradiciones sin necesidad de que nadie se manifieste superior ni inferior a nadie. Simplemente, orgullosamente distinto.
Los ucranianos no van a ser seducidos por las bombas. Están batiéndose, ya veremos con qué resultado, contra una idea autoritaria de la vida pública y privada. La democracia es muy deficiente, caótica y frágil. Pero perdura porque tiene como hilo conductor la causa de la libertad.
Nacionalismos y autoritarismos…cuando se quiere imponer a un 50 % un nacionalismo que no se quiere ¿se debe de dividir el pais en dos trozos? No habria guerra si se hubiese permitido ir dividiendo el pais,? ya se «tolero» con Crimea, con cuantas mas partes se deberia dividir el pais?
Perfecte Oriol.
Yes. Sir.
NACIONALISME ESPAÑOL, PATRIOTISME CATALÀ
1.- El patriotisme d’Ucraïna defensa els seus drets i les seves llibertats amb sang, suor i llàgrimes. El nacionalisme de Rússia envaeix per terra, mar i aire a Ucraïna i nega la seva sobirania nacional.
2.- El patriotisme del Sàhara Occidental defensa els seus drets, les seves llibertats, i la celebració d’un referèndum. El Marroc nacionalista no reconeix el poble sahrauí, nega el seu dret d’autodeterminació i la vol reduir a una miserable autonomia desautonomitzada. L’Espanya nacionalista, des del PSOE a VOX, s’alia de manera servil amb el Marroc contra el Sàhara Occidental.
3.- El patriotisme de Catalunya defensa, com tota nació històrica i del segle XXI, els seus drets, les seves llibertats, i un referèndum d’autodeterminació. L’Espanya nacionalista, que dona suport al Marroc nacionalista i despòtic contra el patriòtic Sàhara Occidental, també està en contra del dret d’autodeterminació del poble català al crit del “a por ellos” i amb els seus aparells judicial, policial, institucional i mediàtic.
4.- A una banda és situa el patriotisme d’Ucraïna, Sàhara Occidental i Catalunya. A l’altra banda és situa el nacionalisme de Rússia, el Marroc i Espanya.
Cada día resulta más repulsivo leerle Don Oriol. Lo peor de todo es que vd. no se da cuenta y no se le cree, pero está vd. mucho más cerca de Putin y su nacionalismo de lo que se cree. Que se lo pregunten también a su queridísimo Puigdemont.
Son los fanáticos como vd. y toda su plebe con sus nacionalismos enfermizos, los culpables de toda esta clase de conflictos. Lo de peor de todo es que su ceguera no le deja ver y se cree que pertenece al otro bando.
Ay pobres! Lástima me dan.
Ésto es el peligro . Fanáticos iluminados que saben ver qué nacionalismos son justos y adoctrinan los que no lo son . Tienen poluciones nocturnas con la estelada , con el pollo de España , con la URSS o con Trump . Afortunadamente son ya viejos y están más acabados que la Falange .