Los éxitos del ejército ucraniano con la reconquista de amplios territorios ocupados por los rusos desde el pasado mes de febrero han puesto de relieve la fragilidad de las fuerzas rusas invasoras. Putin no calculó bien el coste de una anexión de facto de Ucrania. Se encontró con una resistencia inesperada y se fio de unos servicios de inteligencia rusos que eran superados ampliamente por los occidentales.
La voladura parcial del puente que une Rusia con Crimea revela que el Servicio Federal de Seguridad (FSB) no se enteró de los preparativos para destruir el vínculo estratégico para defender la península de Crimea. El FSB simboliza el control que tiene Vladímir Putin sobre el poder en Rusia. Es curioso cómo las agencias de inteligencia rusas han cambiado de nombre varias veces aunque el objetivo sea siempre el control de la población y la exportación de ideas y políticas para combatir y desestabilizar a Occidente. Primero fue el GRU creado por Trotski en 1918, luego apareció la tenebrosa NKVD de Stalin, más tarde el KGB y ahora la FSB, la elite que controla el país y sostiene a Putin, él mismo espía en Dresde cuando cayó el muro de Berlín.
Pero esta estructura para controlar políticamente el país no está pensada ni sirve para combatir en una guerra que cada día que pasa adquiere dimensiones globales y dramáticas. La resistencia ucraniana se ha alimentado de la inteligencia militar de Estados Unidos, que ha dirigido la estrategia de Zelenski a lo largo de estos meses. Su confrontación con el ejército invasor ruso habría fracasado sin las armas suministradas por Joe Biden y, en menor medida, por Gran Bretaña y otros países de la Unión Europea.
El bombardeo con misiles el lunes por la mañana a la capital, Kyiv, y a varias ciudades del occidente de Ucrania es en represalia por la destrucción parcial del puente en Crimea. Significa una escalada de la guerra en la que el escenario específico es Ucrania pero que nos afecta a todos de forma directa o indirecta.
Tal como ocurrió en las dos grandes guerras del siglo pasado, lo que empezó siendo un conflicto entre dos países fue ampliándose hasta involucrar a prácticamente todo el continente europeo. Si las hostilidades no se detienen de forma inmediata, tanto Putin como Zelenski habrán perdido el control sobre los acontecimientos, que pueden ser devastadores para todos.
Al fracasar la anexión inmediata de Ucrania, Putin ha identificado al enemigo que hay que derrotar, que engloba en el concepto tan amplio como ambiguo al que llama Occidente y que va contra los valores tradicionales de la Rusia eterna. La amenaza indirecta de utilizar la bomba nuclear táctica ha levantado todas las alarmas y ha aparecido el espectro de Hiroshima y Nagasaki.
Putin utilizará a fondo el FSB para contrarrestar la información que ha manejado la CIA más profesionalmente. Con una diferencia básica: en Rusia no caben las disidencias y en las democracias son inevitables. Los posicionamientos de Orban, Trump, Meloni, Abascal, Le Pen… por el flanco de la derecha extrema y los de Podemos y compañeros de viaje en Europa por la extrema izquierda lo confirman.
La guerra es la continuación de la política por otros medios, dijo Klausewitz. Por desgracia, no estamos en el momentum de detener el conflicto y sentarse en una mesa de negociaciones. Putin ha perdido esta guerra aunque anexionase a toda Ucrania. Es él quien ordenó la invasión y está bombardeando y destruyendo objetivos civiles en ciudades ucranianas.
Controla a su pueblo, que ha conocido las humillaciones y el sufrimiento a lo largo de los siglos. El escritor Pushkin fue perseguido, Gógol desesperó, Dostoyevski fue condenado a Siberia, Tolstói luchó contra la censura. El catálogo de asesinatos y desaparecidos del registro literario y civil de Rusia en el siglo XX, Solzhenitsin incluido, habla de la resistencia a otorgar las libertades a un gran pueblo que fue esclavo con los zares, sumiso y temeroso con el estalinismo y ahora soporta una guerra iniciada por un Putin que tiene más de presidente del politburó que de modernizador de Rusia.
Si gana la guerra de Ucrania, sus ambiciones seguirán siendo debilitar Europa y recuperar las repúblicas que fueron soviéticas, como las bálticas, y luego neutralizar las que estaban en el marco del Pacto de Varsovia. La guerra será larga.
Publicado en La Vanguardia el 12 de octubre de 2022
Un cop mes Sr. Foix, amb el seu permís cambio de tema
Pedro Sánchez – DEMOCRACIA PLENA
Pere Aragonés – CATALUNYA SENCERA
DEMAGOGIA TOTAL
Última noticia, la Ministra de Fomento dice que España está cumpliendo este año con la inversiones en Catalanya. En los primeros 6 meses llevamos 16 % invertido.
Esto es demagogia o algo peor ?
También debemos acompañar en sus 3 largos años de ASCO Y VERGUENZA al juez Lerma. Ni el sueldo de bastante mas de 100.000 € anuales le ha consolado. No se le ocurrió que podía dimitir el mismo día que cumplía su mandato.
Carlos LESMES Serrano, tiene el trato de Excelentisimo Señor y esta pronto a cumplir la edad de 65 años. Por fin la tan merecida jubilacion y disfrutar de la familia con su esposa Maria Altagracia Mansilla y sus cinco hijos.
Un servidor impar al reino de españa habiendo tenido multitud de cargos, quiza el mas singular el de Director General de Objecion de conciencia de españa.
I aixias anem!
Hoy vemos por los noticiarios despliegues de tropas, banderas, protocolos, liturgias varias en las españas. Espectaculos cargados de naftalina, trienios y bostezo.
La industria de la muerte y la guerra tiene los webs de desfilar esperando el apluaso. Y lo obtiene de un personal obtuso y extraño.
No a la guerra!
Mientras en los PGE para 2023 el presupuesto para defensa ha subido un 25 por ciento.
Han visto alguna protesta, hay alguna mani tipo como en los tiempos de la guerra de Irak?
Res de res.
Que triste tot plegar, unos y otros, aqui y alla.
El exembajador español Bregolat no es de derechas y menos de Podemos.
De muchacho era el más listo de la clase y ahora y retirado es el que mas certeramente describió el conflicto y las posibles vías de solucion. !Cuantas vidas y cuanto sufrimiento nos hubiésemos ahorrado !