Los goles de Mbappé, los desinhibidos y populistas comentarios de Luis Enrique por streamer y los sesudos análisis de Mariano Rajoy sobre la selección, son tres elementos remarcables del Mundial de Qatar. Hoy puede ganar vigor el artefacto locuaz de Luis Enrique o perder todo el interés si Marruecos envía España a casa.
Sería una pena que el ex presidente Rajoy sólo perpetrara (o no) cuatro comentarios inefables sobre la selección que no pasarán a la historia del periodismo deportivo (o si). Al margen del perfil bajo de la FIFA que otorgó en 2010 Mundiales de dos en dos, uno a Rusia y otro a Qatar, con serias sospechas de corruptelas varias, lo que perdura es el fútbol en su sentido más estricto, genial y deportivo.
Mientras la icónica figura de Pelé lucha en el filo de la vida y la muerte en un hospital de Sao Paulo, Leo Messi y Cristiano Ronaldo sacan fuerzas de flaqueza para demostrar, aunque sea caminando, que han sido los mejores de este siglo. Messi le lleva una cómoda ventaja al portugués en cuanto a partidos jugados, balones de oro y goles.
Pero el relevo generacional de estos genios lo exhibe Mbappé con su juventud, su velocidad, su talento y sus goles. Independientemente de quien sea el campeón, el Mundial de Qatar ofrece la industria emocional del fútbol en formato digital. El nacionalismo de los Estados asume las partituras patrióticas futbolísticas. El España y Marruecos de hoy o el Inglaterra y Francia del sábado, por ejemplo, son también encontronazos pacíficos de naciones históricas.
Publicado en Mundo Deportivo el 6 de diciembre de 2022
Es pot guanyar o perdre, el que no es pot fer es el ridicul.
Em sap greu pel Busquets i pel Lucho, pero avui la seleccio a fet el pena.