A la larga, las sociedades juzgan mejor los actos que las intenciones, las realidades que los discursos.Ya no basta con fingir y estafar para conseguir el favor popular. Hace falta convencer con hechos.
El espectáculo de esta semana en el Congreso y el Senado puede entretener y divertir a los asiduos de los debates políticos, a periodistas y personas desocupadas. Pero la sociedad no está formada por mayorías de expertos políticos sino por personas que tienen también otras preocupaciones más perentorias.
Édouard Balladur, ex primer ministro de Francia, hace un elogio del primer ministro Pierre Mendès France diciendo que su breve mandato, poco más de un año, ha dejado un recuerdo que perdura en Francia. Con la crisis de Indochina en 1956 se comportó como un político que no quería mentir sobre la significación de la derrota de Dien Bien Fu. La comedia no es suficiente, decía, y hace falta también honestidad, coraje e inteligencia. Se fue de la política de la IV República y todavía hoy es un referente, raramente invocado porque la honestidad no es un valor que cotice ni en Francia ni en las democracias liberales de nuestros días.
No hay un gramo de verdad en las actuaciones de Pedro Sánchez, Núñez Feijóo y la coral de partidos que sirven de muleta a los socialistas y a los populares.
Todo es táctica, insultos, desautorización y bronca. Como si la libertad y la Constitución fueran patrimonio exclusivo de unos u otros. No es casual que el gran jurista Kelsen hubiera afirmado que el “sentido más hondo de la democracia es que cada uno desee la libertad no sólo para sí mismo, sino también para los demás”.
Se ha hablado de golpes de estado, de golpes de las togas, de golpes de oscuros grupos que quieren manipular el poder desde las tinieblas. No es así. La democracia no es una forma particular de sociedad y mucho menos una ideología. Es un mecanismo para designar y echar gobiernos a través de decisiones apoyadas por una mayoría. Popper decía con claridad que lo más característico de las democracias es echar a gobiernos y no nombrarlos.
He echado en falta discursos convincentes y no acciones imprevistas para mantener o ganar el poder. En nuestro sistema parlamentario los gobiernos los nombra el parlamento que es el reflejo de la sociedad que representa. A quien hay que convencer y debatir primero es a los parlamentarios y agotar todos los argumentos para que las posiciones de los grupos puedan ser, cuando menos, entendidas.
Lo que ocurre en la política española en estos tiempos es que no se entiende. No es un servicio sino un juego para ejercer el poder o echar a quien lo tiene de forma cínica y por medio de engaños. Se trata también de reconciliar los intereses en conflicto. Posiblemente es el mejor método inventado hasta ahora para reducir la violencia política y para crear un amplio consenso que permita reconducir el conflicto a un debate inteligente y de altura. El elector no premia al que más grita o al que más trampas hace sino al que da muestras de coherencia entre lo que dice y lo que hace.
A veces creo que los políticos nos toman por tontos. Y si lo hacen es porque asi parece que somos. Y hacen un teatro con sus declaraciones, que rozan la mentira sino es que lo son con toda claridad, para conseguir mantener sus votantes o ganar más. Una lástima que los políticos lleguen a esa situación, y no hagan la política efectiva que todos necesitamos. También es de lamentar que part del juego de la democracia empiece a no aceptarse, aqui y en otros estados: me refiero a aceptar que a veces no se ganan unas elecciones. Si no se ganan hay que aceptarlo, y ejercer una oposición razonable y esperar una nueva oportunidad. La democracia siempre la da.
La ignorància del poble es l’arma del populisme i de la extrema dreta.
Desgraciadamente los votantes también se equivocan. O porqué no saben, o perqué están mal informados, porqué tienen prejuicios atávicos. Los políticos partidistas se aprovechan de eso. Aún más los que tiene ofertas simplificadas como los populistas.
La contundencia y la claridad en las propuestas deben ser superiores para vencer el aburrimiento y la dejadez de una buena parte de los votantes.
Al final, también se vota a personas. De ahí la importancia de las listas abiertas y estimular la participación.. pero eso no loquieren los partidos.
Que el próximo año os sea propicio, senyor Foix y comentaristas
Hechos:
La gestión de la pandemia fue difícil y se ha conseguido mantener la economía
El salario mínimo ha aumentado y no lo ha hecho el paro
Se ha indultado a los políticos del procés
Las pensiones se actualizan al coste de la vida
Hay un diálogo incipiente sobre Catalunya
Las minorías del Congreso tienen
Las CCAA no colaboran, algunas, con el empeñó solidario necesario. Reducen impuestos y teciben dinero del conjunto en mayor proporción
Un partido de centroizquierda no debería hacer politica de derecha y al revés igual. El PP tuene una ideologia de derecha y es más centralista que la coalicion actual
Dentro de 11meses votaremos
Felices Fiestas
Las minorías del Congreso tienen influencia política
En resumen, LA DEMOCRACIA SE EJERCE.
Es l’article mes talentut que mai he llegit.
los políticos catalanes y españoles no pueden ni saben resolver los problemas de la gente. algunos no tienen ni formación para intentarlo. asumido esto, solo queda conservar el poder a toda costa polarizando y mintiendo hasta el infinito: «si no me votan por hacerlo bien, que me voten para que no gane el enemigo». votar hoy en día más de dos veces seguidas al mismo partido es propio de fanáticos, interesados, o atontaos. son legión y los políticos los saben. gracias sr. foix por recordarnos con frecuencia a popper.