En su campaña para el segundo mandato de la presidencia, Ronald Reagan solía repetir el eslogan “You have seen nothing yet”, no habéis visto nada todavía. Con esta frase entre vaga y misteriosa y con una foto que salió en toda la prensa con un agujero en una suela de su zapato, batió al demócrata Walter Mondale. Era una idea simple con un mensaje de ciencia ficción y con una imagen de trabajador infatigable que no tenía tiempo ni para acudir al zapatero para que le pusiera una media suela.
Llegó a la presidencia a los 70 años y abandonó la Casa Blanca a los 78, los mismos que tenía Joe Biden cuando sucedió a Donald Trump en el 2021. El porte del actual presidente hace pensar que no se presentará a la reelección el año próximo. Pero no se sabe todavía.
Recuerdo que aquellas elecciones de 1984 las cubrí de una parte a otra del país con una máquina de escribir, sin teléfono móvil, unos cuantos retales de periódicos y enviando las crónicas por télex. Ciertamente, no habíamos visto nada todavía al comprobar el cambio acelerado y revolucionario que las tecnologías han producido en solo una generación al reducir el espacio y eliminar prácticamente el tiempo que media entre una noticia y su divulgación global.
Reagan no era ni un gran trabajador ni un estudioso. A las cinco de la tarde daba su jornada por terminada y quería que le presentaran los temas en las líneas que cupieran en un folio. Tenía sentido del humor, contaba chistes y era empático.
Quienes seguíamos a Reagan y Thatcher en aquellos años ochenta no sospechábamos que estábamos asistiendo al comienzo de una revolución conservadora que duró hasta la crisis del 2008 y que ha continuado por derroteros insospechados, como la división profunda que existe hoy en prácticamente todas las democracias, en las que el odio al adversario es moneda común para alcanzar o mantenerse en el poder. Vale todo. La mentira y la trampa difundidas al instante.
Las democracias liberales han vivido en crisis permanente y con el temor de que serían sustituidas por sistemas autoritarios que se presentan como más eficaces y perfectos. Este riesgo existe y Gideon Rachman lo describe muy bien en La era de los líderes autoritarios, en la que el culto a la personalidad de personajes como Putin, Xi Jinping, Jair Bolsonaro, Donald Trump, Narendra Modi, Viktor Orbán, Boris Johnson o Beniamin Netanyahu ponen en un serio peligro las libertades en el mundo tal como las hemos conocido en las democracias parlamentarias.
En esta pugna sobre cómo organizar la convivencia entre los ocho mil millones de personas que habitamos el planeta, con sus culturas, sus fronteras, sus sistemas y sus intereses contradictorios, han aparecido dos derivadas que se están analizando apresuradamente.
La primera es el envejecimiento de la población global gracias a los avances de la ciencia y de la medicina. En 1960, la media de edad en el mundo era de 51 años y ahora es de 72. En la misma época, leo en The Economist, la media de hijos por mujer era de cinco y ahora es de 2,4. El cambio es espectacular y si no se aplican políticas que favorezcan el crecimiento demográfico, como hizo Mitterrand en Francia en sus dos mandatos, las corrientes migratorias de África, Oriente Medio y Asia hacia los países envejecidos serán imparables, con las tensiones racistas que, por desgracia, se empiezan a vislumbrar.
La otra variante también revolucionaria es la capacidad de la tecnología que nos suministra algo tan impensable hace 40 años como es la inteligencia artificial, que hace las veces de mente humana y podría construir un artículo de prensa, un cuento infantil, un informe sobre la sequía o la recreación de la batalla de Waterloo. Tal como se ha explicado en este mismo diario estamos ante un progreso colosal de la ciencia que está cambiando ya muchos paradigmas del quehacer de los humanos.
En las escuelas y universidades se está valorando la necesidad de volver al examen oral para asegurarse de que el saber no lo ha entregado totalmente una máquina. Es inútil rebelarse contra los tiempos nuevos porque están aquí y porque vendrán otros todavía más insospechados. El final de esta extraordinaria aventura se producirá el día en que estos monstruos de la ciencia anulen nuestra iniciativa y nuestra personalidad. Cuando sean ellos los que decidan. Ni Orwell ni Huxley se lo habrían imaginado.
Publicado en La Vanguardia el 18 de enero de 2023
Ja no saben que fer. El paiaso Pesarrodona per terra, el Costa al Cap perque li han fet pupa. Aquest pais no es serio i tenim una «classe» politica que fot riure i pena.
Segurament la «nostra» aquesta nit donara unas imatges del happening i el Graset sense que si li escapi el riure tindra a la taula del mes324 a tota una colla de bocamolls de cal ampla dien bajenadas i barbaritats.
Leo en LV el articulo del Sr. Foix sobre la «espanta» del homenet de Pineda despues de saludar al presidente frances y al guaperas total de la moncloa.
Una vez mas hem fet el pena y hemos perdido una ocasion sensacional para reivindicar cosas posibles y formales.
Simultaneamente al Oriol li deien de tot menys guapo. Ahora parece que aboga por la via montenegrina.
Y bien negro que ho veig tot plegat.
Que trist!
Shoshana Zuboff (professora de Harvard) pensa que ens amenaça una arquitectura digital omnipresent. El seu llibre «Capitalisme de la Vigilància» és un fascinant relat dels canvis dels últims anys. Explica on volen anar les empreses tecnològiques y per què valen tants bilions de dòlars.
A propòsit, el dilluns la BBC va emitir un programma a la «Ràdio 4» sobre Ramon LLull. Deia que Llull creía que es podia automatitzar el coneixement de la veritat i que és considerat com a profeta de la ciència informàtica. https://www.bbc.co.uk/sounds/play/m00081tk
Excelente artículo, como todos los de Foix. Sin embargo, da la impresión de que la democracia liberal – nuestro ideal a mantener y reforzar – se ve sólo atacada por la derecha – empieza hablando de Reagan y Thacher, y sigue con Bolsonaro y Netanyahu -. ¿Y la extrema izquierda aquí, a la que Sánchez da vía libre por puro egoísmo, no está erosionando el sistema desde el mismísimo gobierno? Cita a Putin y Xi Jinping, los cuales son ya puros dictadores, pero son eso, dictadores, más allá de izquierdas y derechas.
» …las corrientes migratorias de África, Oriente Medio y Asia hacia los países envejecidos serán imparables…»
Are you talking about PM Mr. Rishi Sunak and London mayor Sadiq Khan?
Or rather Abdulfattah John Jandali (Steve Jobs’s dad) and Elon Musk (SouthAfrican)?
Migraciones son fenómenos naturales presentes y activos desde que los H. sapiens salieron del Olduvai de camino al norte. O las tribus caucásicas hacia el oeste, los normandos a Albión, los portugueses y los españoles a América o los judíos por todas partes.
Al final serán los tolerantes contra los intolerantes. La revolución es eterna.
La individualitat del ésser humà,Homo Sapiens, es indistructible.La creativitat, la personalitat es la seva manera d’ésser i no la doblegarà els mites que el vulguin uniforma amb una manera de pensar o fer.
El repta està a las seves mans, el ser creador i no destructor.
Encara en tenim que veure de tots colors Sr. Foix. Per tant voste i jo que ja estem per sobre de la mitja d´esperança de vida (gracies a Deu) ens ho tenim que agafar amb molta calma i aixo si conservan tota la curiositat que ens fa llevar cada dia. Unic i irrepetible.