Los chinos han desconcertado al mundo retrocediendo varios siglos en las técnicas de espionaje. Han vuelto a utilizar el globo para saber lo que había y lo que ocurría en la tierra en una época en que los espacios aéreos están surcados de satélites de distintas nacionalidades, de drones, de aviones, de naves que van y vienen atravesando la estratosfera y posiblemente, aunque no está confirmado oficialmente por la NASA, de ovnis de procedencia misteriosa e inquietante.
Los globos chinos, según las confusas informaciones publicadas, llevan tiempo flotando sobre la tierra. El que ha sido abatido sobre el Atlántico llevaba varios días sobre tierras americanas y, según el Pentágono, se detuvo muchas horas sobre Montana, cerca de la ciudad de Great Falls, donde operan y aparcan los misiles balísticos intercontinentales. La gran bola blanca entró por Alaska, cruzó Canadá y tras sobrevolar cuatro días Estados Unidos los vientos la empujaron hacia el Atlántico, donde dos aviones militares la abatieron por órdenes expresas del presidente Biden.
No fue un incidente menor porque la presencia del globo chino en los cielos americanos tuvo un efecto político inmediato. El secretario de Estado, Antony Blinken, suspendió una visita oficial a Pekín, largamente preparada, por considerar que el globo era una interferencia del Gobierno chino que atentaba contra la seguridad nacional.
Los mecanismos de crisis entre las dos potencias se pusieron en marcha y mientras Washington hablaba de una operación de espionaje, Pekín se refería a una nave que recogía datos meteorológicos de la que perdió el control por imprevistos fenómenos atmosféricos. En plena ambigüedad informativa se difundió que había otro artefacto sobrevolando por Centroamérica y que en la presidencia Trump varios globos chinos habían surcado los cielos americanos.
El globo chino adquirió una dimensión política en el momento en que precisamente Donald Trump soltó desde su plataforma de redes sociales, en mayúsculas, que derribaran el globo. Los republicanos trumpistas lanzaron la alarma sobre la seguridad nacional y Biden esperó dos días hasta que la voladura del globo no dañara vidas y bienes en territorio americano.
El episodio puede indicar un pretexto chino para aplazar el reencuentro entre Xi Jinping y Biden después de la cumbre de Bali del pasado noviembre. Sorprende también que una potencia tecnológica como China, con 400.000 ingenieros graduados cada año, recurra al globo para recabar datos sensibles de la industria militar norteamericana. Quizás se trata de globos con una mayor capacidad de precisión que los satélites más sofisticados.
Las especulaciones son muchas y los datos oficialmente confirmados por el enigmático globo dejan muchas lagunas en el panorama de las tensas relaciones entre China y Estados Unidos. Podría ser una maniobra de distracción de la sabiduría confuciana que ha inspirado a los chinos desde hace veinticinco siglos.
El eje de confrontación global está ahora en la guerra de Ucrania, pero donde se van a librar las batallas económicas y científicas de este siglo será en el Pacífico, entre Estados Unidos y China, con Taiwán como pretexto para justificar un conflicto de soberanía territorial pero de dimensiones de control de la hegemonía global.
Publicado en La Vanguardia el 8 de febrero de 2023
1 comentario por “El globo chino entra en campaña”