El presidente Zelenski es una sorpresa. Por su capacidad de resistir la invasión de Putin, por la facilidad con que comunica y por la complicidad que ha establecido con los aliados occidentales. Es el factor inesperado que ha roto los planes de Rusia para engullir Ucrania en una semana.
Se ha paseado virtualmente por muchos parlamentos y foros internacionales. Ha hablado en el Congreso de Estados Unidos, en las dos cámaras reunidas en Westminster y en el parlamento europeo. Está en guerra. Su ausencia de Kyiv no crea movimientos críticos en su país. Fue el hombre del año en 2022.
Si Putin pretendía el sometimiento triunfal de Ucrania no lo ha conseguido en el primer año de esta guerra que no es entre dos países sino entre Rusia y Occidente. El precio de esta resistencia es muy alto en millones de desplazados y exiliados, en número de muertos y en la destrucción de pueblos y barrios enteros de ciudades ucranianas. Y en los gastos espectaculares en armas que alimentan la industria militar de Estados Unidos y de Europa.
En sus parlamentos de estos dos días en Londres, París y Bruselas ha insistido en que la libertad de Europa se juega en Ucrania. Y los países occidentales han enviado cientos de millones de euros, han entregado armas, municiones y luego han prometido tanques. Ahora pide aviones para combatir una nueva invasión masiva rusa que parece cercana. Pocas veces en Europa ha sido agasajado con tanta generosidad un líder de un país que no forma parte de la Unión.
Este despliegue político, mediático y armamentístico de Zelenski no puede ser indefinido. Hay que parar a Putin pero también hay que pensar en el día después de la guerra y en las negociaciones que necesariamente se van a celebrar entre las partes contendientes. Putin no puede ni debe ganar pero Zelenski tampoco va derrotar a Rusia. A lo sumo puede aspirar a que se respeten las fronteras que había hace ahora un año, antes de producirse la invasión.
Europa y Estados Unidos deben ser conscientes de que cada aumento de la ayuda armamentística a Ucrania es una peligrosa escalada de una guerra que puede acabar involucrándonos a todos como sujetos activos.
Zelenski es un bravo presidente que defiende la libertad de su pueblo. Pero no puede tener un cheque en blanco. Está destituyendo a personajes sospechosos de corrupción dentro de su gobierno y del sistema. Ucrania es más europea que eslava y tiene derecho a aspirar a formar parte un día de la familia política europea. Pero las ayudas de los aliados occidentales no pueden prolongarse indefinidamente. Hay que pensar más en la paz y en los acuerdos que en la guerra.
Escalada para la paz, de acuerdo.
España no participó en la IGM. Portugal si.
España no participó en la IIGM solo envió a voluntarios vengativos contra el comunismo por su participación en nuestra guerra civil.
España según el PSOE “OTAN no!”
Después entramos pero no en la estructura militar.
Otra vuelta de tuerca por el PSOE y entramos íntegramente en la OTAN. (Solo es una estructura defensiva)
Finalmente vemos lo defensiva que es al destruir los oleoductos rusos.
Terminaremos en una guerra en territorio de europa hasta que vengan a socorrernos los EEUU.
Todo me recuerda que USA no intervino en la IGM hasta que Europa estava devastada.
Idem en la segunda.
A la tercera le espera lo mismo?