Barcelona sobrevivió a las turbulencias del siglo XX con una nota muy alta. Los Juegos Olímpicos de Maragall y Samaranch la pusieron en el mapa con una nota de excelencia. Vive todavía de aquel impulso cosmopolita, innovador, deportista, cultural y de progreso que se podría resumir en un pensar en grande sin despreciar los detalles.
Es cierto que la autoestima está deteriorada por haber perdido el aliento de tanto mirarse a sí misma olvidando su vocación universal. No intento dar más palos a la alcaldesa Colau por lo que, a mi juicio, es el último error de su mandato. Decretar la suspensión de las relaciones de Barcelona con Israel es una presunción innecesaria e inútil. Se puede y se debe criticar al Estado de Israel cuantas veces sea necesario, pero nunca mezclar decisiones de este calibre con un vaho de antisemitismo.
Barcelona es la gran capital del Mediterráneo y, como tal, tiene que tener una gran vitalidad económica y ser un referente cultural de primer nivel. Barcelona no puede fallar como capital de Catalunya ni como un referente español.
Es la ciudad en la que han vivido o sobre la que han escrito personajes tan variados como Ingrid Bergman, Clemenceau, Trotski, Cervantes, Virginia Woolf, Stendhal, André Breton, Einstein, Karl Marx, Victor Hugo, Lope de Vega, George Orwell, Balzac, García Márquez, Vargas Llosa y Émile Zola. Lluís Permanyer tiene publicado un interesante libro sobre los mil testimonios sobre Barcelona a lo largo de veinte siglos en el que no figura ningún barcelonés ni tampoco ningún catalán. Es una mirada externa que no puede borrar, aun queriendo, la alcaldesa o el alcalde de turno, con urbanismos tácticos y políticas desmesuradamente ideologizadas.
Barcelona es una ciudad europea que elogiaba George Steiner en una charla en el Saló del Tinell y que cumple los requisitos de una acumulación de bares y cafés, de paisajes que se pueden recorrer a pie, de las dimensiones humanas de las calles, de sus personas corrientes y de plazas con nombre de artistas, científicos, poetas y estadistas. Bastantes de ellos, por cierto, judíos. Barcelona es una ciudad abierta y sin complejos.
Publicado en La Vanguardia el 10 de febrero de 2023
No em sembla just titllar aquesta desició de l’alcaldia de BCN com antisemitisme.
No és rebutjar les persones, sinó les accions destructives del govern d’Israel sobre Palestina.
Alguna cosa deu fer bé la nostra alcaldesa quan personalitats tan destacables com l’alcalde de Londres i l’alcaldesa de Paris, entre altres, admirem públicament la seva valentia en aplicar mesures urbanístiques per fer una Barcelona més saludable
Bravo!
Excelente artículo Sr. Foix
Lo que sería deseable es que la alcaldesa
Colau también lo leyese. En fi, que si
Barcelona continua així….no anirem gens bé
Esperem que la majoria d’electors trobin el bon
Camí, el 28 de maig
Esperaba y no podia ser de otra forma el comentario de nuestro anfitrion sobre la penultima (no la ultima Sr. Foix) ocurrencia de la alcaldesa de Barcelona.
Lerda i fatua que solo sabe dar coces.
Dios libre a Barcelona de cuatro años mas de mandato de esta sectaria y de toda la trouppe que la acompaña.
Si hagués llegit a Karl Marx,fins l’últimas cartes,no practicaria lo que mai Marx vare proposar per una societat mes lliure.
El que li passa a l’alcaldessa es que actua com el qué es: una comunista ignorant.
mas de lo segundo que de lo primero