La inesperada visita del presidente Joe Biden a Kyiv ha sido un acto de apoyo al presidente Zelenski y una señal del compromiso de Estados Unidos y Europa para defender a Ucrania del ataque de Putin. Ha sido una operación de imagen y propaganda, propia de todas las guerras y todos los bandos.
Biden viajó en tren desde Polonia pero advirtiendo a Moscú que él iba a rondar por Ucrania y que no incordiaran con bombardeos o artillería. El Kremlin sabía de la visita y no atacó la capital. A pesar de ello las sirenas sonaron mientras los dos presidentes se paseaban delante de la catedral de San Miguel en un día de invierno claro y soleado.
La visita de Biden es un indicio más de que la guerra va para largo. En unas horas el presidente Putin pronunciará un discurso a la nación con ocasión del primer aniversario de la llamada operación especial militar, un eufemismo para disimular la invasión y la guerra contra un país vecino. Estimaciones de la inteligencia americana y británica hablan de unos 60.000 soldados rusos muertos en acciones de combate. No sabemos cuantas bajas ucranianas se han producido pero deben contarse también por decenas de miles.
Mientras Putin hable a las elites políticas y militares de Moscú, Biden lo hará en Polonia para reivindicar que las democracias no se van a rendir ante la invasión y la guerra propiciada unilateralmente por Rusia. Lo cierto es que lo que iba a ser un paseo triunfal de dos semanas para ocupar Ucrania y dejar un gobierno sometido al Kremlin se ha convertido en una pesadilla de la que no hay una salida rápida ni fácil.
Putin no quiere ni puede perder y Zelenski va a contar con el apoyo militar y económico de Occidente para resistir. La guerra ha subido un escalón más en una lucha para definir el nuevo orden mundial que saldrá de una mesa de negociaciones cuando se acabe el conflicto.
Vuelve la guerra fría en un mundo cambiante en el que no hay solo dos potencias sino que China pugna por la hegemonía mundial y Europa aporta un mercado codiciado por todos. La guerra en Ucrania cambiará la geopolítica.
Las estimaciones son que la guerra será larga porque no hay intención de otorgar la victoria al adversario. Es un conflicto entre las democracias y las autocracias. Los sistemas libres siempre están en crisis y cuando las superan surge la siguiente. Los regímenes autoritarios no conocen ni la disensión ni la crisis. Pero cuando caen se produce una ruptura que cambia todo el panorama.
A Putin solo lo pueden sacar de en medio mediante un golpe palaciego. A Biden lo echarán las urnas si se presenta y pierde en las elecciones del año que viene. Las democracias son muy frágiles pero más duraderas que las dictaduras.
La directora general del FMI tambien ha estado hoy en Ucrania. Que cogne hacen toda esta colla de corredores de comercio de la muerte?
Que pena dan tots plegats y que triste el panorama.