Joe Biden planea presentarse a las presidenciales de 2024 arrastrando los pies. Tendría 82 años y sería el candidato más longevo de la historia americana. Una vida larga es compatible con la sabiduría y con el buen hacer. Hace falta tener la cabeza clara y que las piernas te sostengan.
Hay hombres y mujeres de más de 70 años que han agotado su vida escribiendo, investigando, gobernando o dejando una fuerte huella para la posteridad. Adenauer y Reagan empezaron a gobernar después de cumplidos los 70. Goethe acabó su Fausto a los 83; Josep Pla murió a los 84, casi con la pluma en la mano; Isabel II, con sus sombreros y su lucidez, gobernó hasta los 96. El parte oficial decía que murió de vieja; Marie Curie llegó a los 66; Einstein, a los 76, y Darwin, a los 73. La lista de celebridades que alcanzaron la ancianidad es inagotable. Charles Chaplin se fue a los 88.
Harry Truman fue elegido presidente por los pelos en 1948 cuando contaba 54 años pero vivió hasta los 88. En la campaña electoral le achacaban que era un hombre vulgar y el contestó ”qué hay de malo en ser vulgar”. Y ganó ajustadamente al candidato republicano Dewey. Franklin Delano Roosevelt tenía la polio cuando se presentó a las elecciones de 1932 y acabó sus días en la Casa Blanca en una silla de ruedas.
El edadismo no es un infortunio aunque la expresión se presente hoy como una forma de discriminación social por razón de la edad, de las personas mayores, de los viejos y ancianos. Los prejuicios son malos si no están avalados por la realidad. La edad nunca es un deshecho. Aunque comporte limitaciones.
Lo mismo cabe decir de las vidas breves que son compatibles con la genialidad. Mozart murió a los 35 años, Franz Schubert, a los 31; Jaume Vicens Vives, a los 50; Prat de la Riba, a los 46; Johannes Vermeer, a los 43, y William Shakespeare, a los 52. Hay muchísimos más que se fueron jóvenes dejando legados inmateriales que perduran.
Es inevitable que la juventud tome el relevo a la ancianidad. En la vida y en la política. Pero sin empujar y sin prisas. Todo llegará. No está escrito que Joe Biden gane unas elecciones. Pero si la alternativa es Donald Trump, que tendría 78 años en noviembre de 2024, lo más prudente para Estados Unidos y para el mundo es que Joe Biden siga. En cualquier caso, los dos tienen más pasado que futuro.
No hay solución. El mundo seguirá siempre así. Los que mandan son clanes, familias. Ni viejos ni jóvenes y lo peor es que no quieren que nada cambie.
Gaudir, com sempre, dels seus articles periodístics,
la poesia que ens regala sovint….es estar, com apunta dogbert,
en plena forma! L’edat es el de menys!
Bona Pasqua!
Voste tambe arrosegara els peus cuan sigui la seva hora i ningu le recrimenara escribin perque els arrosega.
Hay periodistas escritores que han cumplido los ochenta hace no_nada y estan en plena forma. No es cierto Sr. Foix?
Bona Pasqua!
Muy buena, Dogbert!